jueves, 3 de noviembre de 2022

EL FIELATO DEL OJILLO

  


Siguiendo con las vivencias de Juan Fermín López Markaida, nos encontramos sus recuerdos del Fielato del Ojillo, la caseta de arbitrios  municipales, que hacía tabique con el bar El Kilometro: 

El Fielato de arbitrios, garita, oficina, celaduría, almotacenazgo, inspectoría, caseta veeduría, telonio, colecturía, desde donde vigilar y recepcionar, expedir, colectar el importe del arbitrio, era la barrera aduanera municipal que la ejecutaban funcionarios municipales, consumeros, cuya vigencia se prolongaba en el tiempo desde el siglo XIX y que desaparecerían en 1963.

Era un gravamen impositivo, es decir indirecto al consumo, que se recaudaba en el tráfico y tránsito de mercaderías tanto de comer, de beber como de quemar.

Había todavía en 1956 los siguientes impuestos municipales para el gasto público que el exactor hacía cumplir y neutralizar al evasor:

.- Arbitrio o tarifa impositiva sobre carruajes, caballerías de tiro y silla y velocípedos (vehículo de 2 o 3 ruedas a pedales), un biciclo.

.- Sobre artículos de consumo: bebidas generosas, alcoholes, vinos y licores.

.- Sobre carnes, volatería, caza menor y sebo en rama o fundido.

.- Sobre pescados de mar y río, mariscos finos

Recuerdo haber pagado una tasa en el Ayuntamiento por la bicicleta que tenía. Era una chapa metálica esplendente de unos 6 cms por 3 de ancho, dúctil, pues se podía flexar un poco y curvarla para colocarla en el tubo inferior en la horquilla y sujetarla por detrás. Los "munis" controlaban que la tuvieras bajo pena de sanción.

La matricula de la bici nos costaba 5 pelas (1 duro) y tenía la validez de un año.

Los fielato estaban en las principales arterias de entrada y salida del municipio, Azeta, Abatxolo, Kabieces, el Salto o frente a la Plaza, junto a la estación (foto inferior), donde luego hicieron unos urinarios públicos que había que pagar por su uso.




No hay comentarios:

Publicar un comentario