Las fotos de la casa nº 1 de la
calle Correos allá por el año 1975, nos sirven para ilustrar
esta entrada con los recuerdos de Juan
Fermín López Markaida.
La panificadora Menés o Meneses, (se cree que provenían del valle de Villasana de Mena, de ahí su nombre) que ocupaba la lonja grande con entrada por el Ojillo, cerró hacia 1952 cuando en su recinto interior se declaró un incendio que la destruyó entera, según me dicen. Posteriormente Etxebarría hacía uso de ella metiendo algún vehículo a motor de los varios que tenía.
Esta panadería hacía unos bollos muy sabrosos, y como anécdota jocosa, debo recordar aquel vecino de la calle que responde a las siglas J.M.M.A. los degustaba con fruición a diario, pues era muy aficionado a comerlos, hasta que un día vio, pues vivía al lado, como un sinsorgo, un gili, se metía una bocanada de agua de un botijo, búcaro o piporro, espurreando, rociando, pulverizando los bollos para darles más brillo y que tuvieran así mejor presencia comercial. Excuso decir que la persona mencionada no volvió a comer un bollo en su vida.
Esta citada casa que hacía esquina con la calle del Ojillo, tenía un único portal en la calle Correos, un solo piso con varias manos, una lonja grande y alta a la calle del Ojillo y otra pequeña a Correos, con una amplia terraza corrida a ambas calles con un murete de mampostería como antepecho o guardalado, pretil ciego. La fachada principal y con más prestancia daba a la calle del Ojillo y disponía de dos elegantes balcones de hierro fundido.
En la lonja que hacía esquina estaba la mercería de CONCHI, Conchi Tijero, con su hija Mari Conchi que vendían y cogían puntos a la medias de naylon (1938), la Lycra (1958), fibras sintéticas. Con la uña podías hacer saltar un punto (una carrera), con un roce o enganchón al polímero Nilon.
En la entreplanta, entrando por el portal, había un taller de tejer, que lo llevaban dos mujeres tejedoras que se llamaban Hnas. Menés, tal vez por estar emparentadas con la Panificadora que ocupaba la lonja
En el primer piso, en la mano izquierda, vivían el cartero del pueblo y Andrés Pradas, de los Talleres Pradas y en la mano derecha con entrada por el portal, una tal señora Amparo y su esposo Agustín.
El actual edificio que sustituye al de la fotografía (que supongo que se construiría a finales de los 60 como otros muchos de la villa), tuvo en sus bajos durante muchos años una panadería de Harino Panadera (cerrada hacia 2018 y en donde hoy se abre un local de bebidas exóticas). De algún modo tomó el testigo de la antigua panadería. Nosotros vivíamos justo en frente, y recuerdo la leche de la marca RAM que comprábamos en la panadería (me refiero a la nueva) que iba empaquetada en bolsas de un litro. A la que te descuidadas se rompían, provocando un estropicio.
ResponderEliminarMe parece que te equivocas de esquina, la panadería de Harino Panadera estaba en el ojillo casi haciendo esquina con la calle Gipuzkoa, enfrente del número 13 del Ojillo, y la esquina que hablan es en la que ahora hay una tienda regentada por chinos.
ResponderEliminarAsí es. Tienes razón.
EliminarGabon Aitor. Observo que tienes una gran querencia por el Ojillo. Si lo deseas te puedo facilitar un recopilatorio en el bar Txiki, en los soportales enfrente del quiosco de la Plaza de Portu. Ya me dirás.
EliminarGracias por tu ofrecimiento. Efectivamente, durante el primer cuarto de mi vida viví en el número 13 del Ojillo, así que guardo muy buenos recuerdos de esa calle. Me pasaré por el bar Txiki, y preguntaré por tí. Un abrazo.
EliminarKaixo Aitor, creo que podré desplazarme a Portu mañana 2 de enero por la tarde noche y dejar un ejemplar a tu nombre en el bar Txiki. Te dejo mi contacto dentro del ejemplar por si quieres que te añada a la cuadrilla de tu década.
EliminarMuchas gracias por tu amabilidad. Me pasaré el día 3, y me pondré en contacto contigo a la mayor brevedad posible. Un abrazo.
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