Hemos
visto en la entrada anterior que la primera maestra que llegó a las escuelas procedente
del caserón del Cristo, que amenazaba ruina, fue Amalia
González Astobiza con dos auxiliares, una de ellas María Dolores Vivanco.
Como director de
estas nuevas escuelas fue nombrado Mateo Hernández Pérez, que acababa de
serlo de la escuela nº 1 del Campo de la Iglesia. Su nombramiento por las
autoridades de la dictadura fue polémico, pues le impidió ejercer de director a
Froilán Alonso Melón, que unos años después con la llegada de la república,
recuperaría el cargo contando además con el fallo a su favor del recurso ante
el Tribunal Supremo.
Al producirse la sublevación militar Mateo
Hernández fue destituido como maestro nacional por la Junta de Defensa por su
“matiz derechista monárquico y sus antecedentes de persona marcadamente
reaccionaria”. Pero en otra sesión algunos junteros consiguieron cambiar esta
pena por la de jubilación forzosa debido a que su hijo Julio, era significado
republicano, izquierdista y combatiente en el frente de batalla. En 1938 con la
entrada de los franquistas le restituyeron
en su puesto, en el que estuvo casi 12 años más, hasta su jubilación definitiva
y en 1972 le dieron su nombre a una calle de la Villa.
Entre las fotos que conservamos de otras
maestras tenemos a Concepción Caballero, que al crearse en 1932 la “Asociación de
Amigos del Niño y de la Escuela” fue la representante del Centro en la misma y a Paz
Mª Pérez Soto, que debió estar desde el principio y seguía tras la guerra civil
al ser confirmada en su cargo y habilitada para seguir dando clases. Sería pues
una de las maestras que más años permaneció en esta escuela.
En el
periódico EL LIBERAL, del día del árbol de 1929, con escasa calidad, encontramos
la foto de las maestras y maestros que asistieron en la que estaría seguramente
todo el claustro de la escuela.
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