Hoy se nos descubre la existencia de otras dos obras de mismo autor en la casa Consistorial, que resulta ser Santiago Alvarez, por lo que volvemos a recoger dicho cuadro acompañado de otro de la plaza de la Ranchería con la torre de la iglesia al fondo.
miércoles, 2 de abril de 2025
OBRA DE SANTIAGO ALVAREZ. 1954.
martes, 1 de abril de 2025
ANTE EL CENTENARIO DEL COLEGIO MAESTRO ZUBELDIA: EL CAMBIO URBANISTICO
Si el nuevo centro se creó en 1925 en medio de los terrenos verdes de las laderas del alto de San Roque, tras la finalización de la guerra y en las cuatro décadas de dictadura el desarrollo urbanístico de la villa le afectó enormemente.
Atrás quedó una primera idea bucólica de
recuperar la ermita de San Roque en lo alto rodeado de campas, para empezar con
la construcción de un depósito de agua en lo alto, mediante voladuras de
ruidosos explosivos, que originó una montaña de piedras a sus espaldas y que
acabaría siendo un fracaso, siguiendo con la construcción de nuevas calles
circundantes como fueron las de Bailen y Axular en los años 60, o un nuevo
centro escolar al comienzo de los 70 tras el depósito de aguas, bautizado con
el nombre de Virgen de la Guía.
Hay que recordar que en
los años 60 y 70 del desarrollismo, el crecimiento de la población dio un gran
salto. La Villa que no llegaba a 22.000 habitantes en 1960, pasó a 45.000 en
1970 y más de 57.000 en 1978. Como consecuencia de ello a principios de esa década se empezaron a construir dos nuevos edificios
docentes en las zonas traseras de juego, junto a las edificaciones de la calle
Axular y en los terrenos de la tejavana el colegio de párvulos, al que
bautizaron con el nombre de Pilar Careaga y que al de pocos años se integró en
el centro Zubeldia.
El cambio hubiera sido total si se
hubiera llevado a cabo el deseo del director, en 1976, de proceder al derribo
del edificio que contaba con el visto bueno de la inspección de educación.
lunes, 31 de marzo de 2025
domingo, 30 de marzo de 2025
EL AYUNTAMIENTO ANTIGUO
sábado, 29 de marzo de 2025
LOS SALTOS DESDE EL PUENTE COLGANTE
Leemos en la prensa que el Puente
de Portugalete, se convertirá en un atractivo trampolín a partir del domingo
día 28, con su nueva oferta de “goming”. Parece ser que es un deporte similar
al “puenting” pero realizando el salto en vertical.
Aunque ya lo presentamos hace casi
exactamente un año en este blog, hoy recurrimos al borrador del próximo libro
de la Colección El mareómetro, sobre las dos primeras décadas de Portugalete en
el siglo pasado, para recordar que ya hace un siglo el lanzarse desde lo alto
del puente era un espectáculo festivo:
Aprovechando la época festiva con
gran afluencia de veraneantes fueron varios los personajes que pasaron por la
Villa ofreciendo sus correspondientes espectáculos.
Así, según nos lo recuerda una
postal editada en 1912 por Antonio Tebar, que se ofreció al Ayuntamiento,
comprometiéndose a “descender desde el Puente Vizcaya a la ría, colgado
de un cable que irá colocado de forma oblicua desde dicho puente a una boya
situada en la ría”.
Su actuación los días 21 y 25 de
julio tuvo tanto éxito que se repitió en el mes siguiente. El ferrocarril de
Bilbao-Portugalete tuvo que reforzar su servicio ante la afluencia de gente que
venía a presenciar el espectáculo.
El Liberal con el dibujo que
recogemos escribió lo siguiente:“…Eran pocos más de las cinco de la tarde.
Estaba en traje de baño, se situó entre dos banderas en el centro del
transbordador y saludó al público. A continuación, comprobó el artilugio que
había dispuesto para realizar el espectáculo, se trataba de un pequeño carrete
unido a un alambre con forma plana, muy inclinado, que llevaba una
anilla de caucho, a la cual se sujetó con los dientes, este alambre iba desde
el puente a una boya colocada en la ría. Sujetó el alambre del carrete entre
los dientes, salvó su cuerpo sobre la barandilla del puente, y poniendo los
brazos en cruz se dejó deslizar por el cable. La primera parte del cable la
recorrió vertiginosamente, soltó el asidero de los dientes al llegar a ocho
metros del agua, zambulléndose en la ría. El experimento duro tan solo diez
segundos. Los de la lancha le recogieron envolviéndole en una manta. Desde
donde le trasladaron al Hotel de Portugalete, a una habitación en la que le
esperaba la comisión de festejos…”
Al año siguiente se volvió a
repetir el festejo, según un acuerdo firmado entre el alcalde interino Joaquin
Inza con las Hermanas Navarrete, que igualmente se comprometían a descender por
un cable que irá colocado en forma oblicua hasta “una gabarra aboyada en la
ría”. Su actuación tendría lugar los días 14 y 21 de setiembre de 1913.
viernes, 28 de marzo de 2025
SUCEDIÓ EN LA RIA, DE J. ROBERTSON
Como anunciamos la semana pasada, el próximo jueves día 3 de abril, a las 6 de la tarde, J. Robertson presenta en el Centro Cultural Santa Clara su libro con este título, en torno a la figura de su bisabuelo John Mary Robertson Campbell.
La historia que presenta, bien puede ser la historia de otras muchas familias portugalujas cuyos antepasados se dedicaron a las labores en la ría, sobre todo de atoaje y lemanaje en su peligrosa barra. Historia que tiene por escenario los años que van, en este caso, desde su llegada en 1855 hasta el año 1895 en que falleció en su residencia de los Diques Secos de Olaveaga, y enterrado en nuestro cementerio de Pando.
El autor es hijo de capitán de la Marina Mercante, su abuelo paterno, también marino, en este caso maquinista naval, su bisabuelo paterno-paterno, marino (el escocés), también maquinista naval, su abuelo paterno-materno, dedicado al atoaje y lemanaje, al igual que su padre, y dos de sus hijos marinos mercantes, su bisabuelo paterno-materno, dedicado al atoaje y lemanaje, al igual que tres de sus hijos, siendo uno de ellos práctico lemán, varios de los hermanos de su abuelo paterno-paterno, maquinistas navales, varios de sus tíos y primos, marinos mercantes…
El escocés protagonista de esta historia vino en calidad de Ingeniero Mecánico en prácticas a Portugalete para atizar la máquina del vapor-remolcador Bilbao, y para tan sólo seis meses, al hacerlo en prácticas. Por entonces, la tecnología del vapor era desconocida en estos lares (a modo de ejemplo, el maquinista del Ibaizábal, o Manuzar era francés) y, al haberse marchado el primer maquinista que vino en enero de 1855 con el vapor-remolcador Bilbao, un tal William Jack, el capitán, Andrés María de Cortina y Arteaga, viejo lobo de mar, no quiso que le volviera a ocurrir lo mismo: quedarse sin un maquinista que pudiera atizar la máquina, por lo que hizo lo imposible para que John Mary Robertson Campbell no se le escapara. Al ser éste un joven de 22 años, soltero…
De esta época narrada de una manera novelada por los protagonistas, el escocés John Mary Robertson Campbell y su esposa la portugaluja Pía Juana Leona García Sáenz de Samaniego, se nos da una visión de cómo era el Portugalete de entonces y su entorno.
Todo ello en casi mil páginas con 8 capítulos, con muchísima información. Así el cuarto capítulo trata de varias acciones del vapor-remolcador Bilbao (atoaje, limpieza de la barra, auxilio de buques, problemas con los atoadores y lemanes…), de la vida en Portugalete, ambiente, fiestas, personas, hasta llegar al fallecimiento del escocés y su curioso viaje dentro del ataúd desde los Diques Secos de Bilbao a la Villa en el remolcador El Siglo por gentileza del gobernador civil de Vizcaya
En fin, que no dudamos del interés no solo para la gente portugaluja, dado que como nos dice “también los Concejos de San Román de Ciérvana (Zierbena), San Jorge de Santurce (Santurtzi), y la Anteiglesia de Santa María de Guecho (en especial Algorta) estan reflejados con su demografía, su forma de vida, cómo eran por aquellos tiempos, los nombres de muchos de sus atoadores y lemanes, varias de sus importantes acciones a la hora del salvamento de náufragos en los muchos accidentes que se produjeron en el entorno, sus reacciones ante la llegada del vapor-remolcador, el fin de su vida marinera por causas del progreso y, en especial, por un hecho que se considera de gran relevancia, y que el lector, en una reposada y meditada lectura sabrá entender”.
jueves, 27 de marzo de 2025
EL PUENTE COLGANTE EN 1888 POR PRIMERA VEZ EN UNA REVISTA CIENTIFICA AMERICANA
Conocíamos el grabado
del Puente Colgante publicado por la ILUSTRACION ESPAÑOLA Y AMERICANA el 30 de
julio de 1888, pero no sabíamos que la importante revista de divulgación científica
editada en EEUU, SCIENTIFIC AMERICAN
le dedicó la portada, con el grabado ocupando media página, de su número
publicado el 18 de setiembre, un mes y medio después de haberlo sido en España.
Ha sido Joaquin
Cárcamo quien nos lo descubre en un artículo titulado El Puente Vizcaya y el “influencer” Alberto Palacio en Scientific American, sobre la difusión
que tuvo en las revistas ilustradas de la época y que recomendamos leer.