Concretamente se trata del comienzo del Acto II y que en el libreto se describe como un campamento gitano al pie de unos montes en Bizkaia.
El libreto está basado a su vez en la obra que con el mismo título de “El trovador” había estrenado en 1836 el autor español Antonio García Gutiérrez (1813-1884). Esta obra es un drama en prosa y verso que se desarrolla en 1413. Tiene como argumento la venganza de la gitana Azucena, quien deja morir al trovador Manrique a manos del Conde Luna (Nuño de Artal, un noble aragonés al servicio del rey de Aragón).
Salvo Azucena nadie sabe que Manrique y el Conde son hermanos, pero están enfrentados políticamente y ambos son aspirantes a la mano de la cortesana Leonor de Sesé.
Salvatore Cammarano hizo su adaptación al escribir el libreto de la ópera y Verdi la estrenó en el teatro Apollo de Roma en 1853.
Según la ópera, Azucena es una gitana procedente de Bizkaia (tal como ella refiere) y es al inicio del acto II cuando se canta el conocido “coro de los gitanos”, quienes acompañados fuera de las murallas esperan entrar en una Villa. Y así lo recoge la representación cuando los gitanos elogian en su famoso coro, que es “la zingarella” (la gitanilla) quien alegra sus días. Azucena les relata la horrible historia de una hoguera y como el trovador Manrique es hijo suyo y a quien pide venganza a través del relato. Acabada la historia un viejo gitano concluye cantando ¡”Scendiamo per le propinque Ville”¡ Solo le falta determinar, “subamos desde Pando a la Villa de Portugalete”.
En esta época hemos de destacar entre otras las importantes villas que tenemos fundadas en Vizcaya, tales como Valmaseda (1199), Bermeo (1236), Bilbao (1300) o Portugalete (1322). Pero amuralladas y capaces de atraer con su comercio y ferias a otras gentes y teniendo a su vez una gran tradición de campamento gitanos en sus afueras, que incluso ha perdurado hasta el último tercio del siglo XX, solamente podemos asignarnos a la Villa de Portugalete y su barrio de Pando. Por eso y todo encajado perfectamente, podríamos concluir que Azucena es también portugaluja. Y que si pueden los demás también argumenten y reivindiquen sus orígenes y tradiciones.
Veríamos con mucho agrado que nuestro Ayuntamiento en la zona superior al cementerio de Pando, próximo a urbanizar, guarden el nombre de alguna plaza o calle para Azucena y para El trovador.