jueves, 21 de agosto de 2025

FERNANDO CARRANZA, UN PORTUGALUJO AL FRENTE DE LA DIPUTACION DE BIZKAIA

 

 Hoy recogemos dos momentos de la actuación publica de Fernando Carranza, el que fuera muchos años alcalde de la Villa en los años finales del siglo XIX y comienzos del XX, como Diputado General de Bizkaia.

En la primera en un acto presidiendo las Juntas Generales bajo el árbol de Gernika y el segundo en el cuadro que se conserva en la Basílica de Begoña, recordando la canonización de la Virgen como Patrona de la provincia, en 1903, y en el que el aparece de espaldas entre las autoridades asistentes.

miércoles, 20 de agosto de 2025

LA TORRE DE SALAZAR AYER Y HOY

 

Aitor González Gato, nos muestra la comparativa de dos fotos sacadas con 75 años de diferencia.

La torre de Salazar destruida por el incendio de la revolución de octubre de 1934, permanecía en ruinas, incluyendo el muro que rodeaba la finca, a la espera de su reconstrucción a finales de esa década.
Existían todavía los caminillos que bajaban al muelle Viejo, que aparecen a su derecha y que desaparecieron al hacer el edificio de la Biblioteca Municipal como se aprecia en la actual foto.
En 1938 hubo un primer proyecto de reconstrucción, pero como mostramos en otra entrada sobre su primera reconstrucción (la actual es posterior) esta se estaba realizando en 1958.
 


 


 


 

martes, 19 de agosto de 2025

PILDORAS Y RETAZOS DE LA HISTORIA JARRILLERA: TRES OFICIOS DE MUJERES EN EL SIGLO XV

 

Empezamos con esta entrada, una serie que hemos denominado, PILDORAS (por su brevedad) y RETAZOS (fragmentos) DE LA HISTORIA JARRILLERA, empezando de la mano de Mariano C.G. cuya “Monografía Histórica” fue la base o el pilar de todas las investigaciones posteriores de nuestro pasado: 

Las primeras Ordenanzas de Portugalete, llamadas las Ordenanzas Antiguas, de 1459, constituyen sin duda uno de los Ordenamientos Jurídicos-administrativos más remoto de Bizkaia.
     En ellas se regulaban algunos aspectos del trabajo, pero con un espíritu bien poco fino por cierto. En realidad no tiene otra justificación que la época en que se hicieron.
     Según ellas no es al obrero al que hay que proteger, sino al patrono, fijando no el salario mínimo sino el máximo. Viejo concepto del derecho social.
      Sobre las mujeres, que ganaban menos, encontramos tres oficios:
      Las horneras, que cobraban por cocer el pan, 8 maravedís y si algún panadero pagaba mas era castigado con 50 maravedís.
      Si el sangrador, Maese Martin, tenía fijado en sus honorarios 20 maravedís por cada sangría, lo mismo cobraba la partera, denominada la oficial de las mujeres, cuya prestación de su servicio era obligatorio cuando fuese requerida por alguna vecina, pero no a requerimiento de forasteras, pues no debía salir de la Villa porque “podía venir peligro a las mujeres de ella”.   
      También existía una oficial para atar las tocas, es decir una peinadora que no había de cobrar más de un maravedí por cada intervención y “no más tocino ni dinero ni otra cosa ninguna so pena de 50 maravedís”.

MARIANO C.G.

lunes, 18 de agosto de 2025

LA PLAZA DEL CRISTO, AYER Y HOY

  

Dentro de la extensa serie de comparaciones de Portugalete Ayer y Hoy que Aitor González Gato está realizando, recogemos hoy la correspondiente a la plaza del Cristo.

En la foto del Ayer (izquierda) de principios del siglo XX, el palacio de Sotera de la Mier que en 1886 Julio de Saracibar le había modificado las fachadas, dándole forma de un palacio neorrenacentista con el gran torreón lateral. En 1912 sus entonces propietarios, los herederos de doña Sotera, el matrimonio de Rafael Chapa y Genoveva Arisqueta, encargaron nueva reforma al arquitecto Manuel Mª de Smith que fue “la casa de Chapa” que algunos hemos conocido.

De la foto solo se conserva el edificio de la izquierda, nº 2 de General Castaños, donde entonces estaba la farmacia de Borreguero, la calle estaba todavía sin asfaltar aunque pasaba el tranvía y no se había construido el chalet de Carranza que todavía se conserva.

Nos la cedió Cheché García-Borreguero, de sus fondos familiares y que era obra de Julio García-Borreguero, como presentamos en su día.

 


 

 

jueves, 14 de agosto de 2025

HISTORIAS DE LA DIANA

  

Ante estas fiestas patronales de 2025, Yagoba Ibañez, nos envía unas lineas con historias de la Diana, que nos sirven para felicitar a toda la gente portugaluja que estos días gritamos 

GORA SAN ROQUE, VIVA PORTUGALETE

La tenue luz del naciente día apenas se filtraba en la alcoba a través de las rendijas de la vieja contraventana, intentando en vano impedir su paso al interior, cuando de súbito, la alarma del despertador comenzó su estruendoso concierto. Una adormilada mano consiguió apagar el mecanismo y obnubilado aún, a través del oscuro pasillo de chirriante madera, se dirigió hacia la cocina derelucientes azulejos blancos, donde en la “chapa”, colocada la noche anterior, una cafetera le esperaba para ayudarle a desperezarse.
 Lentamente el hogar de la familia Pinedo, en las entrañas de la calle Coscojales comenzaba a latir de nuevo, pronto, demasiado madrugar para un día de fiesta, pero la anual cita con la diana hacía que el esfuerzo mereciese la pena.
La tarde en el “Metro” había sido como de costumbre gratificante. Las jarras de morapio acompañadas del gazpacho de bonito servidos por Puri, eran testigos mudos de las tradicionales canciones sanroqueñas que con la merienda de “la tamborrada” la cuadrilla daba inicio a su particular programa de fiestas. Antes de irse, Justo, ya como un rito adquirido por los años, del añejo pellejo, sacaba el riojano caldo y llenaba el odre con el que refrescará al día siguiente el reseco gaznate de los cantores y los labios de los músicos que ofrecerían sus sones. Este año, además de vino, un puñado de magdalenas compradas en la panadería de la calle del medio y un batido de chocolate acompañaría su particular avituallamiento, prometido el anterior año, para la única chica de la banda que por su edad aún no podían degustar el néctar de la vid, pero también merecedora del pequeño refrigerio que les ofrecía en agradecimiento a su dedicación.
Tras vestirse azarosamente con la camisa blanca de los domingos, anudarse el pañuelo de “yerbas” al cuello y colocarse el pantalón de Mahón, descolgó del estante trasero de la puerta de la cocina la henchida bota de vino y se dirigió presuroso escaleras abajo hacia el encuentro de la madrugadora serenata, que, a través de los estrechos pasadizos del medieval casco portugalujo, ya se escuchaba… “Escucha mi cantar portugaluja despierta”.