El edificio conocido como "Caserón",
en la plazuela del Cristo, que durante años fue utilizado como cuartel militar
para las tropas acantonadas en la Villa, por lo que también se le conocía como "cuartelón", estaba en los años
30 en estado ruinoso.
Había obligado a dejar de utilizarlo
como Escuela de Artes y Oficios y almacén municipal, pero a pesar de la
insalubridad de sus departamentos había sido ocupado por algunas familias que
estaban “viviendo sin las más elementales reglas de moralidad”.
En 1932 el ayuntamiento
republicano pidió al arquitecto municipal un informe para proceder a su derribo
y desalojo pero buscando previamente una nueva ubicación.
Se pensó en el fuerte militar de
San Roque que había sido ya abandonado por el ejército hace años, previa
autorización del Ministerio de la Guerra, consiguiendo de este por decreto del
16 de mayo de 1933 su entrega provisional al ayuntamiento.
Las instalaciones militares
disponían de dormitorios con dos cuartos dedicados anteriormente a calabozos,
con pavimento de madera e hilera de camastros de madera, con ventanas sin
cristales con contraventanas. Disponía de retretes e instalación de tubería de
agua con depósito y tejado de madera con tejas y en la parte trasera tenía un
depósito de agua con un abrevadero.
Ya en setiembre de ese año el
Juez Municipal pudo solicitar que “se aloje a 10 familias desahucias o a punto
por no poder pagar sus alquileres”, procediendo el sobrestante municipal a
señalarles sus habitaciones a título de precario ya que se trataba de “albergar
familias menesterosas pero sin ningún registro de propiedad ni derecho”.
En 1934 siguieron produciendose
solicitudes para conseguir allí una vivienda.
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