martes, 20 de marzo de 2018

JUAN ANTONIO DE ZUNZUNEGUI Y LOREDO (1900 – 1982)



Con motivo de conmemorarse este año el 50 aniversario del Instituto Juan Antonio Zunzunegui, recordamos hoy la figura de este insigne portugalujo de la mano de Roberto Hernández Gallejones:

Nuestro ilustre escritor nació un 21 de diciembre en el nº 2 de la calle Casilda Iturrízar en el seno de un típico hogar de la burguesía vizcaína, siendo el único hijo varón, de un total de siete hermanos. Este ambiente familiar de neta preponderancia femenina va a marcar su obra. Recibió la educación tradicional de los de su clase, cursando las carreras de Filosofía y Letras y Derecho. En la Universidad de Salamanca conoció e intimó con Don Miguel de Unamuno. A raíz de este encuentro siempre afirmó que tal autor le había aportado parte de su bagaje ideológico. Amó siempre mucho a su Villa natal, aunque a partir de 1948 residiría definitivamente en Madrid.

En 1943 consiguió el Premio Fastenrath, de la Real Academia Española. En 1948 obtuvo el Premio Nacional de Literatura por su novela La Ulcera, totalmente ambientada en Portugalete. El Ayuntamiento jarrillero le concedió la Medalla de Plata en 1949. El año 1952 alcanzó el Premio del Círculo de Bellas Artes de Madrid. El 24 de abril de 1960 leyó su discurso de ingreso en la Real Academia de la Lengua Española, sustituyendo a Pío Baroja en el sillón de la letra O. Falleció en su casa madrileña el 31 de mayo de 1982.

La sesión ordinaria del Ayuntamiento de 2 de noviembre del mismo año, aprobó la solicitud del Director del Instituto de Enseñanza Media de Portugalete, para rebautizar con su nombre dicha institución docente. El 21 de diciembre de 1983 se realizaron diversos actos patrocinados por la municipalidad en homenaje a su obra y a su figura, descubriéndose un busto del escritor realizado por el escultor Jesús Torre en la plazoleta ubicada junto al Puente Colgante.

Afiliado inicialmente a las juventudes mauristas, fue miembro destacado de la tertulia del café bilbaíno el Lion d’or, capitaneado por Pedro Eguillor. La flor y nata de la intelectualidad acudía a dichas reuniones, como Gregorio Balparda, Enrique Areilza, Ramón Basterra, y ocasionalmente Unamuno, Ortega y Gasset,
Eugenio D’ors, etc. Los más asiduos simpatizaban con el totalitarismo de Mussolini. Más tarde entabló amistad con José Antonio Primo de Rivera, a quien dedicó una obra inédita. Sin embargo, el resto de su vida sufrió el ostracismo del régimen franquista y la censura de algunas de sus obras, todas ellas imbuidas de sus fervientes creencias social-cristianas.

Dividió su amplia creación literaria en lo que él llamaba novelas de gran y pequeño tonelaje, y a sus apuntes y esbozos embarcaciones auxiliares, se puede distinguir un conjunto de novelas de Bilbao, o ambientadas en Portugalete y aledaños, y una fase novelística madrileña. Es un narrador claro y agudo, fluido, siempre ameno, preocupado por reflejar de la manera más auténtica el habla del pueblo y las distintas jergas profesionales. Notorio coleccionista de palabras arcaicas y de términos en desuso, difunde e inventa un buen número de neologismos. Moralista, estudia las costumbres dentro de un tono ácido e irónico penetrado de una filosofía social muy pesimista. Fustiga con acritud a la burguesía ávida de dinero, odiando la codicia y la falsa hipocresía social de su época, contemplando con una mirada tierna, y quizás algo paternalista la condición femenina de aquella etapa, y la vida de los marginados y menos pudientes. Citado siempre como novelista, su faceta de cuentista no le va a la zaga. En su quehacer literario se puede ver el influjo de Unamuno, Baroja, Eça de Queiroz, frecuentando desde su juventud los libros de Machado, Gerardo Diego, Rubén Darío y Proust, entre otros. Inmortal clásico contemporáneo, su obra perdurará, aunque sería muy deseable la reedición completa de todos sus trabajos para que las generaciones venideras los conozcan y disfruten.

En nuestra portugaluja Colección El Mareómetro, se han dedicado cuatro ejemplares a su obra, empezando por retazos de sus Recuerdos y relatos de infancia y mocedad, y su trilogía de novelas portugalujas, El chiplichandle, La úlcera y El barco de la muerte.



Una reseña más completa de la figura de J.A. Zunzunegui
se puede consultar en el trabajo del autor
en la Biblioteca Digital Portugaluja, titulado

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