miércoles, 25 de enero de 2023

RECUERDOS DEL OJILLO: (7) EL CACHARRO DE SIRIMIRI

 



Siguiendo con los recuerdos de Juan Fermín López Markaida, se para en la entrada de la actual calle Gipuzkoa, entonces Calvo Sotelo, que recogemos en la foto superior.

Allí había un banco de piedra que se aprecia en la foto y en el chaflán de la calle junto al muro del solar vacío, una fuente, ya en aquellos años sin agua. En dicho solar la fábrica de Gaseosas Sirimi que cerraría hacia 1965, metía su camioneta de reparto, de la que no encontramos ninguna fotografía.

En sus recuerdos del Ojillo, Kotetu Sirimiri, que trabajó en dicha fábrica de gaseosas, decía que en ese lugar tenían unos cobertizos donde guardaban las dos pequeñas camionetas que tenían para el reparto y también almacenaban los fardos de paja para el burro.

En ese terreno se construyó en 1956 la casa nº 8, que era la única en la calle que tenía ascensor y a la cuadrilla de los más pequeños, los de la década de los años 50, les entusiasmaba entrar en aquel portal, contemplar y experimentar con aquel artilugio automático mecánico tan novedoso.

Consecuencia de dicha edificación, el desvencijado cacharro de Gaseosas Sirimiri, dejó de tener su sitio de aparcamiento recogido y pasar a tenerlo desprotegido, para regocijo de algunos dúos de arrapiezos que hicieron su juego preferido de el. Juan Angel y  Mogollo por un lado, Juanito y Marquitos por otro, eran esas parejas con ánimo de fuertes emociones a cuenta de aquel vehículo de cabina verde y cartolas de madera raída. 

En cierta ocasión se les ocurrió quitar el calce, la cuña de las ruedas de la camioneta, que estaba aparcada enfrente de la fábrica, en el nº 11, y este suavemente empezó a deslizarse cuesta abajo

Afortunadamente unos brazos ágiles, poniendo la carretilla que Frias solía tener en la acera delante de su tienda de comestibles del nº 9 y un bordillo de andén generoso consiguieron detener el vehículo.

Sin embargo en otro episodio la otra pareja con más arrojo, se les ocurrió la experiencia de subir a la camioneta y jugar con el volante moviéndolo como si condujeran. En esta, pues el copiloto que algo también debía hacer para colaborar, le quitó no sin esfuerzo el freno de mano. El vehículo empieza a moverse, el piloto que no llega con el pie a poder utilizar el freno de pie pues la pierna no le da, no alcanza, y el concomitante que no tiene suficiente fuerza para apretar la palanca del freno de mano y el cacharro de Sirimiri que comienza a descender cuesta abajo

El par de críos consiguen saltar del vehículo, pero este choca contra la acera del supermercado de Manolo, se endereza y sigue su recorrido que se aprecia en la foto superior y acaba en la siguiente esquina del Economato , frenando en seco.

Los emuladores de Fangio salen por patas, zumbando pero sin ningún percance digno de mención.

Amén

 

 


1 comentario:

  1. A la entrada del Ojillo lo.primero que se ve, el cacharro "chirimiri" con las ruedas al revés. Gracias Juanfer.

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