Con la voladura del Puente por parte del ejército de
Euskadi, la pasarela y la barquilla que estaban en el fondo de la Ría, impedían
el paso de las embarcaciones de
gran calado en bajamar. La Comandancia de Obras y Fortificaciones de Bilbao las retiró con ayuda de una gran grúa flotante. La obra estuvo dirigida por el ingeniero portugalujo Julio García-Borreguero. El Puente no se reconstruyó hasta 1941. Los boteros también habían abandonado el pasaje.
gran calado en bajamar. La Comandancia de Obras y Fortificaciones de Bilbao las retiró con ayuda de una gran grúa flotante. La obra estuvo dirigida por el ingeniero portugalujo Julio García-Borreguero. El Puente no se reconstruyó hasta 1941. Los boteros también habían abandonado el pasaje.
Ante esa situación de aislamiento de la Villa la nueva
corporación en 1937 requisó unas motoras, compró otras tres para reponer el
pasaje con 16 hombres y 7 taquilleras y recibió del gobernador militar un
transbordador flotante. Los gastos de estos dos medios de transporte corrían a
cargo de los ayuntamientos de Portugalete y de Getxo, aunque éste era remiso a
costearlos, ya que las cuentas eran deficitarias. Las taquilleras o cobradoras
de los dos servicios eran, en 1940, Manolita Martínez, Pilar Mancebón, Pilar
Fernández, Adelaida Torres, Amelia Sainz, Sofía Arberas y María Teresa
Martínez. Algunas serían de Las Arenas.
El transbordador flotante consistía en dos gabarras
(Epi y Javier) unidas en paralelo y arrastradas por un remolcador (El Melli, de
la empresa Blas de Otero y Cía), que podía pasar a la otra orilla peatones,
coches y camiones grandes sobre una plataforma de madera con barandilla. Cuando
llovía, los peatones se metían debajo de la plataforma. El precio del billete
de los camiones dependía del tonelaje hasta 10 pesetas lo máximo. El paso del
transbordador desde Portugalete se hacía en una zona entre la antigua estación
de tren y la base actual de remolcadores. La gente llamaba “El ferry” a este
medio de transporte. Lo curioso es que en las cuentas municipales de los
primeros meses al transbordador también le llamaban “ferri” (sic). Las gabarras
habían estado prestando su servicio en el puente de Lutxana-Erandio y dependían
de la Comandancia citada. El responsable del transbordador flotante fue Angel Sasiain
Mendizábal.
Pero el 13 de noviembre de 1940 se desató un temporal
con mar gruesa: los vapores pequeños regresaron apresuradamente y las dos
gabarras con sus planchadas se fueron a pique. La Comandancia dejó bajo
custodia del ayuntamiento el material del transbordador flotante.
Tasio Munarriz
Gratificante y novedoso artículo. Felicidades.
ResponderEliminarAurelio