Fue en las Juntas Generales de Vizcaya reunidas en Guernica en el mes de octubre de 1876, cuando el portugalujo Ricardo de Balparda, apoderado por el distrito de Balmaceda y Juan de Arenaza, por el de los Cuatro Concejos de Somorrostro, pidieron “un voto unánime de gracias a los señores don Emilio Castelar y don Juan Mañé y Flaquer, recordando con cuán sentida elocuencia proclamó el primero en el Congreso que algo grande moría al morir las libertades vascongadas, y la … defensa del segundo de esas mismas libertades, desde el momento en que las vio amenazadas”. Aceptada la propuesta las Juntas les confirieron además la dignidad de Padres de la Provincia.
Por estas fechas nuestro autor visitó las cuatro provincias, y fruto de su viaje fue su gran obra El Oasis. Viaje al País de los Fueros. De su paso por Portugalete además de recoger algunos datos que figuraban en la Guía de Delmas que él llevaba, lo que más le impactó como hemos dicho fue la barra:
“La barra de Portugalete es muy célebre y los marinos la recuerdan siempre con tristeza. Como es de arena, cambia su lecho con bastante facilidad a impulsos de las inquietas olas del océano. Son muchos los buques que en ella han naufragado y serían en más número a no existir el llamado piloto mayor que la examina constantemente, observa su dirección y rompimiento y mide los pies que tiene en la pleamar.
“La barra de Portugalete es muy célebre y los marinos la recuerdan siempre con tristeza. Como es de arena, cambia su lecho con bastante facilidad a impulsos de las inquietas olas del océano. Son muchos los buques que en ella han naufragado y serían en más número a no existir el llamado piloto mayor que la examina constantemente, observa su dirección y rompimiento y mide los pies que tiene en la pleamar.
El piloto mayor tiene su residencia en Santurce, y cuando hay buque a la vista y la mar está tranquila, sale de este puerto hasta ponerse en línea recta con la barra, en una lancha que se llama de bolisa, desde la que hace las señas convenientes por medio de un gallardete a la nave que trata de entrar. De esta manera le indica el momento de acometer la barra y la dirección que debe seguir para que haga su entrada con más seguridad. Cuando la mar está inquieta y no permite la salida de las lanchas, el piloto mayor hace las señales desde la punta del muelle en que hay una torre pequeña que sirve de vigía. De noche para hacer las señas usa farol en lugar de gallardete. “
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