lunes, 9 de mayo de 2011

PORTUGALETE EN EL SIGLO XIX: FOTOS DE HAUSER Y MENET Y ARTICULO DE EDUARDO MUÑOZ

Entre el diverso material que tenemos acumulado de Dani Docampo recogemos hoy dos detalles que nos interesan y que corresponden al siglo XIX. El primero está en un artículo de la revista Alrededor del mundo sobre “medios de comunicación raros”, que recoge dos fotografías de Hauser y Menet del Puente Colgante. Aunque son conocidas y muy reproducidas por haber sido utilizadas en tarjetas postales, la inferior no ha habíamos visto nunca con la firma de su autor. Así que tomamos nota para la siguiente vez que la utilicemos.
El segundo es la descripción del viaje de Bilbao a Portugalete de Eduardo Muñoz (1863-1915), para lo cual seguimos la crónica de Dani al respecto:

Aunque totalmente olvidado, el jienense Eduardo Muñoz fue un crítico musical y taurino muy destacado en su tiempo. Desarrolló casi toda su carrera en El Imparcial de donde rescatamos un magnífico artículo –que, en ocasiones, recuerda a la prosa de Blasco Ibáñez– titulado ¡Al mar! de los conocidos Los lunes de El Imparcial de 2-10-1893 donde describe el viaje de Bilbao a Portugalete en tren cuyo recorrido “es el mayor aliciente del forastero. Son catorce kilómetros de marcha vertiginosa entre humeantes fábricas, inmensas maquinarias, obras atrevidísimas que suspenden el ánimo, golpear de yunques ciclópeos, cascadas brillantes de chispas de fuego, cruzar desenfrenado de trenes que parecen despeñarse desde aquellas montañas envueltas en bruma cenicienta, fragores de hundimientos al vaciarse las vagonetas de mineral en las entrañas de los buques…”.
Al igual que dos años después Pardo Bazán en el mismo periódico le impresiona la “atmósfera caliginosa” de los Altos Hornos y La Vizcaya dejándonos una imagen deliciosa al paso “del otro tren que avanza; con sacar un poco la cabeza podéis cambiar un beso mortal con aquella linda jovencita que vuelve de la playa”.
Escucha los sonidos de la “campana volteada por impacientes manos [que] da la señal de alto el trabajo en el astillero” y el de “la bocina [que] llama a los pasajeros que deseen cruzar el Puente Palacio: una obra gigantesca que produce escalofríos de entusiasmo al considerar que es producto del genio español. En un minuto, la vagoneta, especie de jaula colgada del atrevido tramo metálico, os pasa de una orilla a otra con dulces balanceos de cuna…

A nuestro Puente, hoy Patrimonio de la Humanidad, la primera revista lo consideraba un medio de comunicación raro y ahora para Eduardo Muñoz, su barquilla es una vagoneta, especie de jaula colgada del atrevido tramo metálico. En fin, mas de un siglo nos contempla.

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