viernes, 9 de septiembre de 2016

JUEGO DE BOLOS EN EL PORTUGALETE DEL SIGLO XIX



La   publicación en el blog “Monografías Históricas” de una inédita y magnífica fotografía que muestra Portugalete desde Las Arenas, abarcando desde el muelle viejo hasta la calle de la Barrera y que se puede fechar en los años anteriores a 1871, ya que no figura la mansión de Manuel Calvo, me ha animado a retomar un pequeño trabajo pendiente sobre la antigua bolera que estaba en el solar donde se edificó el Mercado de Abastos en 1915.
En la citada fotografía que se puede observar en su totalidad en el citado blog, (ver) muestra en la parte derecha una serie de edificios, hasta ahora no reflejados en ninguna fotografía conocida, salvo sus tejados, entre los que se encontraría el “juego de bolos” y el tejado del lavadero de Coscojales.
En el plano custodiado en el AHMP (C091-024) de 1891-1893, ya habíamos advertido la situación de un “juego de bolos” y solo disponíamos de la información que nos dio el difunto César Saavedra en su obra “Origen, vida y costumbres de la N. Villa de Portugalete” de 1967 referente a sus gestores: la gipuzkoarra Telesfora Soroa y el comerciante bizkaitarra Joaquín de Ureta. En la lista de cofrades de la Cofradía de San Crispín y San Crispiniano en los años 80 y 90 del siglo XIX, figuran Joaquín de Ureta y un Francisco de Ureta, así como años más tarde en los primeros años del siglo XX, su hijo Francisco. Estos, organizaban la comida anual y tenían como sede, la tasca y bolera que regentaba Telesfora.
A ellas se accedía entre el lavadero y la tapia de los Valle, habiéndose convertido en el retrete de lavanderas y paseantes en general. Existe una carta de Joaquín Ureta al ayuntamiento maldiciendo a todos los meones, amenazando con perder algún día la paciencia que podría acabar en una desgracia.
La bolera lindaba por la parte superior, con el muro que cerraba la Barrera a la altura del actual paso de peatones que se encuentra junto al mercado y el Batzoki, adosada al cual se encontraba la fuente de la Barrera.
Paralelamente discurría la cloaca que bajaba desde Atarazanas y por la parte inferior, con la tapia de la finca de los Valle.
Es de suponer que estuviese cubierta por alguna tejavana baja, aunque en el plano solo se señalen los muros.

Nada se sabe de la modalidad a la que se jugaba, si esta sería originaria de las localidades natales de los esposos, Aduna (GI) y Larrabetzu (BI) respectivamente, o si era alguna modalidad propia, pero dadas las dimensiones de la bolera, que mediría unos 20 metros de largo por unos 6 de ancho (siempre que la cloaca pasase bajo la bolera, si no sería la mitad), habría que descartar las modalidades que necesitan un espacio amplio al que saliesen lanzados los bolos tras ser golpeados por la bola del lanzador (pasabolo, cachete, etc.) o los que necesitan gran altura para el lanzamiento de la bola (el foráneo palma).
Si se tratase del estilo de Gipuzkoa, sería necesario un bolatoki de unos 25 metros, donde en un extremo se colocarían los bolos en un total de nueve (tres filas de tres) y en el otro extremo el bolari o tirador del bolo de unos 7 kilos que haría rodar por el suelo hasta golpearlos en el otro extremo. Para obstruir el tiro se colocaba junto al recorrido ideal, un bolito pequeño que no debe ser tocado para evitar la penalización.
Cuando los vecinos de los caseríos coincidían el domingo en la misa del barrio era siempre un buen momento para hacer unas tiradas y jugarse unos txikitos. Las sidrerías eran también un lugar propicio para estas competiciones y así no había sidrería que no tuviera un cuidado bolatoki para sus clientes. (www.Kulturweb.com)
El pintor José Arrue dejó plasmado en sus cuadros el ambiente que se vivía alrededor del bola toki.
Si hablamos del estilo de los alrededores de Larrabetzu, se trataría de la modalidad conocida como “Remonte con muna” (foto izda.) o de la “Iru txirlo común” (dcha.). (www.bizkaia.eus) Como hemos dicho, no se puede descartar alguna variante propia o de los alrededores.

La bolera fue derribada en 1892 como consecuencia de la apertura de la calle de la Barrera hasta Mª Díaz de Haro y hasta General Castaños, dando paso a la conocida por los portugalujos como “calle nueva”.
JOSE LUIS GARAIZABAL FLAÑO



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