jueves, 9 de noviembre de 2017

JULIAN BAYO BELLES (1910 – 1992)


Como todos los portugalujos ilustrados saben, fue músico, compositor y alcalde, como se describe en el nº 11 de “Cuadernos portugalujos” del Mareómetro. Pero en este artículo me interesa informar de otros detalles de su vida.
  Era hijo de Julián Bayo Climent, juez de paz, presidente del Círculo monárquico en la República, exprisionero por ser supuesto antirrepublicano y fundador con su cuñado Mariano Astorga, de la Imprenta llamada primitivamente “Astorga y Bayo” en Sestao y de la librería del mismo nombre en la calle del Medio 15 de Portugalete en 1904. Al morir Mariano, se llamó “Viuda de Astorga y Bayo”. Tuvieron problemas con la propiedad y Bayo se quedó con todo.
  Un hermano de nuestro protagonista, José Manuel, fue también exprisionero, combatiente en el bando faccioso y jefe local de FET-JONS.
  Julián había sido miembro del partido monárquico Renovación Española. Aunque no aparece en la orla de excautivos, en la guerra estuvo preso en el batallón disciplinario de Euskadi, que residía en el monasterio de Santa Clara. Entonces fue miembro de su banda de música que acompañaba a los desfiles y amenizaba el baile de la plaza.
  En la posguerra ocupó los cargos de delegado local del Frente Juventudes y jefe local de FET-JONS en diversos años. Fue elegido concejal por el tercio “Entidades” en las elecciones no democráticas de 1949 para seis años. En 1951 el alcalde Miguel Loredo Viguera dimitió y el Ministerio de la Gobernación nombró a Bayo como sustituto el 21 diciembre. Fue el alcalde que más tiempo ocupó el cargo: 14 años. En 1955 le eligieron diputado provincial en representación de los ayuntamientos del distrito.
En la comisión permanente municipal del 12 de marzo de 1965, “da cuenta a la Corporación de que el Exmo. Sr. Ministro de la Gobernación había aceptado la dimisión que el que habla le había presentado, hacía varios días, de su cargo de Alcalde de la Villa, al que no puede prestar la asiduidad y atención que se merece ante los graves problemas pendientes de solución, como abastecimiento de agua, urbanización, enseñanza, etc., debido a las múltiples ocupaciones que sobre el dicente pesan” (…)
  El Ministerio nombró como alcalde interino a José Fernández de la Fuente, que no era entonces concejal. El 30 de mayo nombró alcalde titular a José Manuel Esparza Mangirón. En su toma de posesión tanto el gobernador como Esparza no citaron a Bayo para agradecerle los servicios prestados.
Todos con los que he hablado me dicen que Bayo no se aprovechó económicamente de su puesto como alcalde. Ni atendió nunca a la imprenta ni a la librería. El negocio de la imprenta fracasó. Se malvendió la maquinaria y el local salió a subasta. Al final lo compraron los trabajadores con una ayuda económica externa. También fracasó la librería en los años 1970. Bayo se dedicó a componer y a dar clases particulares de violín.
  Como su pensión de jubilado era muy baja, se fue a vivir unos meses a Gandía (Valencia) al piso de una familia amiga y alquiló un piso en Las Arenas con su esposa. Solo iba de visita a Guriezo (Cantabria), donde tenía unos amigos.
  Al final ingresó enfermo en el Hospital de San Juan Bautista, donde murió al de unos diez días el 26 de noviembre de 1992 con 82 años habiendo pagado el 80 % de su pensión, como todo el mundo.
  Sobre sus actividades como alcalde ya hablé en el libro “La posguerra en Portugalete” y volveré a ellas en el siguiente “El final de la dictadura”.
Tasio Munarriz




5 comentarios:

  1. ¿Que no se aprovechó económicamente de su puesto como alcalde? Eso prueba que no era un buen demócrata.

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  2. Fue un hombre bueno y honrado.

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  3. Se empieza considerando un mérito que no robara siendo alcalde y se acaba diciendo que era un buen hombre. Ninguna de las dos cosas es incompatible con ser una autoridad franquista, que es por lo que ha pasado a la historia. Le pese a quien le pese.

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  4. Hay otras informaciones sobre suministros de su imprenta al Ayto.....

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    Respuestas
    1. En vez de tirar la piedra y esconder la mano hay que dar la cara con lo que se acusa.

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