Últimamente hemos traído a este blog y lo recogemos en el
próximo número de Cuadernos Portugalujos, aventuras de nuestra gente de mar,
como fueron las de Quintín de Uralde o Rafael García-Borreguero, o los desaparecidos
en la tragedia del San Patrick. Hoy siguiendo la pista que nos ha dado Goio Bañales, traemos otra tragedia en
la que el capitán era el portugalujo Eduardo Urain Beristain.
Tenía 43 años cuando su nombre saltó a
las primeras páginas de la prensa con motivo de la mayor tragedia que recuerdan
en la costa asturiana como fue el hundimiento del vapor Retuerto.
Tras sus estudios de náutica, como otros
jóvenes portugalujos de su época empezó en la Compañía Vasco-Andaluza, de la
Naviera Ybarra, con la que navegó durante 25 años recorriendo fundamentalmente
la costa cantábrica de la que era un experto conocedor.
Se casó en Gijón con Filomena Vega, de
una conocida familia local, y que navegaría con frecuencia con él.
Tras fundarse la Naviera Urreiztieta, en
1923, que adquiría el buque RETUERTO para dedicarlo al trasporte de cabotaje
nacional, él pasó a hacerse cargo de este vapor construido en astilleros
británicos en 1877 de más de 75
metros de eslora y más de dos mil toneladas de peso muerto.
Su ruta fundamental por la península eran los puertos del Sur,
sobre todo Huelva, y por el Cantábrico, los puertos de Bilbao, Gijón, La Coruña o Vigo, estaban entre sus
recaladas frecuentes.
El 24 de enero de 1927 tras haber salido
de Santander con destino al puerto de San Esteban de Pravia donde le esperaba
un cargamento de carbón destinado a Bilbao, ante un enorme temporal tuvo que refugiarse
en arribada forzosa en el puerto de Avilés. Su tripulación la componían 20
personas, con marinería generalmente gallegos o asturianos, y el baracaldés Luis Trigueros de primer oficial de 24 años, y el
santurtziarra Manuel Algorri, primer maquinista de 50 años.
Ante la impaciencia del consignatario, Eduardo
Urain, recibió con escepticismo la orden de intentar entrar de nuevo al citado puerto
el peor de todos los días del temporal, pero la acató.
La tragedia que acabó con el buque partido
en dos contra las rocas, a apenas 40 metros de la costa, y que se hundió
rápidamente, la recogió con todo detalle la prensa de la época ante la
expectación del vecindario del puerto asturiano y los esfuerzos vanos de los
miembros de la Sociedad Española de Salvamento de Náufragos y varios prácticos
de Avilés.
Finalmente, el triste balance era de 17 tripulantes desaparecidos o fallecidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario