miércoles, 22 de junio de 2016

ANTE LA NOCHE DE SAN JUAN: UN CALENTÍN QUE LES SALIÓ CARO


A finales de Mayo, todas las cuadrillas de chavales se ponían en acción como todos los años y comenzaba la organización del nuevo calentín. Cada tarde al salir de clase, se cogían “de extranjis” las hachas que había en todas las casas con las que se picaban leñas en la calle y las chicas aportaban sus cuerdas de saltar para amarrar los jaros, y con la merienda en la mano, salíamos en busca de lo que al final de la tarde formaba la “jarada” con la que orgullosos bajábamos en tropel por la calle Maestro Zubeldia hasta el patio de la Calle La Cruz.
La “jarada” se componía de buenas “kimas” de los plátanos de la campa del lavadero, alguna de los castaños de indias del campo San Roque, espinos, endrinos y en ocasiones muy esporádicas, ramas de palmera. Lo que más costaba recoger, era la “karraskilla”, que no era otra cosa que las zarzas que separaban terrenos en la zona de Repelega o en la Cuesta del Pelotón.
Pues bien, sucedió que en 1928, los chavales del Muelle Viejo decidieron no ir tan lejos como otras veces, ya que un ojeador les habría informado de “buen material” en la “Campa de los apuros”, que estaba sobre la nueva estación de la Canilla y junto a las nuevas escaleras que habían construido para subir hasta la carretera (calle Mier) desde la estación, que resulta para mi sorpresa, que oficialmente y según la Junta de Obras del Puerto, se llamaba de San Rafael.
No sabemos si los árboles habían sido plantados por la J.O.P. o eran los restos del antiguo jardín y huerta de Adolfo de Ibarreta, pero el “arboricidio” se produjo, provocando que la J.O.P. exigiera por escrito (26-5-1928) al Ayuntamiento la localización de los mozalbetes y la imposición de unas multas que cubriesen el importe del daño causado (26 ptas.), destinando el importe al Hospital de San Juan Bautista.
La Guardia Municipal se aplicó a fondo y para el día 1 de Junio ya tenía identificados a los 15 autores de la corta de las ramas de los árboles, sus padres y dirección, que mostramos en la imagen superior. Una decena eran vecinos del Muelle Viejo y el resto de calles adyacentes.
El Ayuntamiento impuso, una multa de UNA peseta más el
impuesto del 10% para Hacienda y DOS en metálico a cada uno, dándose el caso de Ángel Alcalde, que se negó a pagar en un principio la multa de sus dos hijos, pero tuvo que soltar “la mosca” como todos, pues le apercibieron de un embargo de sus bienes. El 21 de Junio quedó cerrado el incidente y el importe de 26 ptas. fue entregado al Hospital-Asilo. Suponemos que dos quedarían amnistiados. Entre los padres encontramos a dos patrones de las traineras portugalujas de aquellos años, Aurelio Gutiérrez “Navarrillo” y el laureado Aurelio Llanos.
Es de suponer que tras el pago, algún culo y cara echaría más humo que el calentín.

Fotografía superior de Guyma la víspera de San Juan de 1952, frente al Siglo XX, donde seguramente estarían los hijos de aquellos multados en 1928, aunque no aparezcan nombrados en el pie de la fotografía del libro “La sociedad portugaluja del siglo XX” de la Colección El Mareómetro, editado en 2007.
Entre otros, José Manuel Miranda, Manuel Fernández, José Ramón Aroma, Mª Fe López del Campo, Mª Jesús Aurrekoetxea, Escobal Charola, Víctor Aroma, Ricardo Fernández de Lasheras, Monasterio, Armendáriz, Josetxu Astondoa, José Andrés Burgos


JOSE LUIS GARAIZABAL FLAÑO



1 comentario:

  1. Eran como nosotros, todo servía para la Sanjuanada. Mi tio Jandro, con lo serio que era, Aitite eras único.

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