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miércoles, 10 de septiembre de 2025

LOS PUESTOS AMBULANTES DE CARAMELOS (12)

 
En otra entrada antigua recogimos esta foto del puesto que alguien instalaba en General Castaños (foto de 1967), junto al escaparate de la tienda de muebles de Luis García y bajo los miradores, al lado del bar La Terraza y del que no teníamos ninguna noticia.

Hemos preguntado a varias vecinas, entre ellas a Edurne Urkijo, propietaria en su día del bar La Terraza, que fue quien nos facilitó la foto hace años. Sólo nos pudo decir, sin seguridad, que creía que la caramelera se llamaba Mariana o algo así y que el chaval era su hijo Mikel.

En una de las conversaciones con Nacho y sus hermanos, me señalaron a una tal Octavia que vivía por Repélega como otra de las asiduas del entorno del cine Ideal. Consultados los padrones municipales, he localizado a Octavia Barrio Ronda, nacida en Villahoz (Burgos) en 1897. En 1955 tenía 58 años, estaba viuda de Anastasio Tudela, residiendo en Villanueva nº 26, teniendo un hijo llamado Ignacio Tudela y otro, que vivía en Francia.

Tras realizar varias consultas a amigos y familiares de la zona, por fin, Maite Uribarri me confirma que Octavia ponía puesto delante del bar La Terraza y al enseñarle la fotografía, me confirma que era ella. También, y como hacían otras carameleras, “vendía caramelos a los críos del barrio por la ventana de su casa”.

Ya fuera del mundo de las carameleras, Maite Uribarri nos informa también que “las catequistas de Repélega ponían un puesto similar al de Octavia. Era una bandeja grandísima sobre dos caballetes donde se ponían las golosinas para ver la película que “echaban” en la casa del cura”.

Por su parte Mª Jesús Álvarez, recuerda a otras dos carameleras. La primera, conocida como “la cubana”, se ponía “en el descansillo de las escaleras de bajada a la Ranche desde General Castaños, frente a la terraza del Metro y otras veces en las de bajada al Cine Mar. Duró poco como vendedora, pero tenía mucha historia detrás”. También nos informan que, instalaba el puesto en la primera columna del ayuntamiento (lado de la Ría).

La segunda era GLORIA MORO CASAS “la del cantante” nacida en Portugalete en 1909 en una familia formada por dos zamoranos: el carpintero José (1875) y Agustina (1874). Tuvieron cinco hijas, entre las que estaba Gloria (1909) y un hijo: José (1910), que alcanzó como trompetista fama internacional en el mundo del jazz.

Según la Mª Jesús, a Gloria se la conocía en el mundillo caramelero como “la del cantante” ya que su cuñado interpretaba boleros. Vivieron en la calle Santa María nº 10-4º y Gloria siguió viviendo en la misma casa cuando se casó con el jornalero sestaotarra Luis Pérez Sangüesa. Se da la coincidencia que en el tercer piso vivió otra caramelera: Josefa Martín “la melgosa”. Luis y Gloria tuvieron dos hijas, las portugalujas Maria Gloria Pérez Moro (1936) y Esther (1940).

 José Luis Garaizabal

miércoles, 3 de septiembre de 2025

LOS PUESTOS AMBULANTES DE CARAMELOS (11). LA ANTIGUA CANTINA DEL APEADERO DE LA CANILLA

 


Del trabajo sobre los puestos ambulantes de caramelos de José Luis Garaizabal, nos detenemos hoy en el matrimonio Victoria García y Severiano Baza.

Victoria García González, nacida en 1916 en Calezuela (Toledo), llegó a la Villa sobre 1954. Había contraído matrimonio con el vallisoletano Severiano Baza Maroto (n. 1912), residiendo en la calle Coscojales nº 5 y luego, en La Florida núm. 21.

Tras tener un puesto de caramelos en la Plaza del Solar, pasaron luego a llevar los negocios del apeadero de La Canilla, donde el matrimonio regentó su cantina, así como otro de venta de caramelos y periódicos.

También, montaron en un local anexo, una pequeña librería que era atendida por su hija Andresa Baza, quien nos ha facilitado los datos y fotografías de ambos con el puesto de la estación al fondo y atendiendo el mostrador, a través nuestra infatigable colaboradora, Maite Álvarez.

Maite también nos informa que en las cercanías de la pastelería La Selecta, ponía su puesto de caramelos una señora llamada Isabel Uribe Puente, apodada “la patacha” (derivado de “tabla con patas”). Había nacido en Portugalete en 1891, con domicilio en una buhardilla del cuarto piso del número 1 de la Travesía de Santa Clara (encima del bar Arrieta). Como otras viudas, se ganaba la vida con su puesto de caramelos. Fue la amama materna de nuestro amigo Francisco Javier Llona “Kaza”, cuyos padres Patxi y María Luisa vivieron en Santa Clara nº 1 y luego en la calle Bailén nº 8. A pesar de nuestros intentos, no hemos podido conseguir ninguna foto de Isabel que pasó sus últimos años ingresada en el Hospital-Asilo de San Juan Bautista.

 

 

jueves, 28 de agosto de 2025

LOS PUESTOS AMBULANTES DE CARAMELOS (10)

 
Continuando con el trabajo de José Luis Garaizabal sobre los puestos de caramelos que se recuerdan en las calles de nuestra Villa, dedicamos esta entrada a CONCEPCIÓN ALONSO EGIGUREN, “Conce”, toda una institución en la zona de la parte alta.

Había nacido en Abanto y Ciérvana en 1923, estando casada con Manuel Llamosas. Vivían en la calle San Roque nº 24-bajo (esquina con Avda. Repélega), con una viuda llamada Concepción González González, nacida en Gallarta hacia 1887.

“Conce” Alonso vendía a diario los caramelos a la puerta de su casa y en frente de ella, en el hueco que formaba la puerta de una tapia que cerraba la campa de Marcos. Pero su territorio era la Plaza, entre el ayuntamiento y las aceituneras. El puesto estaba montado sobre la parte inferior de un coche de bebé, circunstancia que aliviaba la faena de la hija por tener que subirlo por la empinada cuesta de la calle San Roque, después de atender el negocio en la plaza.

En la fotografía (entre 1945 y 1955) facilitada por la familia, vemos a “Conce” con un puesto con patas, lejos del modelo sobre ruedas. Está acompañada de una niña llamada Ana Mari, desconociendo si era familiar o cliente. Tras ellas, la Campa de Marcos con su tapia de mampostería y al fondo, la Ría y las industrias de Lamiako.

sábado, 9 de agosto de 2025

RESTOS DE LA EXPLOTACION MINERA EN PORTUGALETE







En 1868 el gobierno de Isabel II otorgó a una compañía vizcaina la concesión para la explotación a perpetuidad de una amplia zona de la entonces ensenada, construyendo cargaderos de mineral y sus servicios. El mineral venía desde las minas de los montes de Triano para su exportación y supuso uno de los pilares de la riqueza de nuestra provincia.

Esta concesión pasó a una compañía inglesa produciéndose el primer embarque de mineral (tras el obligado paréntesis de la guerra carlista) el 9 de mayo de 1876. Previamente hubo que dragar una profundidad de 5,5 m. en una zona de 400 m. para que pudieran entrar los barcos.
Tras el dragado completo de la dársena en el siglo XX, (la arena se aprovechó para el relleno de Santurtzi) la afluencia de barcos a cargar mineral fue habitual y sus marineros dieron vida durante muchos años a los numerosos bares, fondas y restaurantes, sobre todo del Muelle Viejo.
Los cargaderos de mineral fueron adquiridos en 1938 por la Diputación quien posteriormente los vendió a la empresa Babcock & Wilcox. El cargadero situado cerca de La Canilla, conocido como El Espigón, fue el último en desaparecer en 1973.
Ya con la democracia hemos visto como estos terrenos sobre los que estaban situados los cargaderos, se convirtieron en un magnífico paseo, quedando solamente restos de algunos.
El ayuntamiento ha decidido recordar con una placa situada sobre uno de ellos lo que supusieron en nuestra historia y nosotros nos sumamos gustosos con estas vistas fotográficas que ayuden a hacerse la idea de cómo era el paisaje minero que hoy se va convirtiendo en un moderno parque lúdico.
En las fotos antiguas destacaríamos cómo la hilera de vagonetas pasaba por encima del ferrocarril de Bilbao-Portugalete, que todavía existe y por delante de la capilla protestante de los ingleses que habitaban entre nosotros. En la inferior sirve de referencia también el colegio del Carmen
En la foto superior con los restos que quedan, sobre los que circulaban los ferrocarriles mineros en el punto en que daban la curva para ponerse en paralelo a los barcos atracados para cargar, dos fotos que completan el paisaje de aquellas épocas pasadas.

Publicado el 27 noviembre 2011

martes, 13 de mayo de 2025

LOS ANTIGUOS PUESTOS AMBULANTES DE CARAMELOS DE PORTUGALETE (9)

 

En otra entrada, con una foto cedida por Xabier Martinez, se hablamos de esta mujer, Juanita Ayuda Uraga. Hoy dentro de esta serie de puestos ambulantes volvemos con la información que hemos completado.

Juanita “la gorda” heredaría el puesto de su madre, realizando sus ventas en la Plaza y luego en la Ranchería, instalándolo cerca de su domicilio.

El 15-3-67 EXPONE: que, viviendo con su hijo y su madre, viuda, dedicada desde hace 29 años (desde 1938) a la venta de caramelos en un puesto en la vía pública, primero en la Plaza del Generalísimo y en la actualidad en la plaza de la Ranchería y en la necesidad de continuar con este menester para nuestra subsistencia y para hacer frente a las inclemencias, solicita permiso para instalar un quiosco para la venta de caramelos en la Plaza de la Ranchería, junto al Cine Mar”. El 6-6-67: “Dado que la plaza de la Ranchería se hallaba en vías de reforma, este lugar no es definitivo por lo que, en su día, le será señalado el posible nuevo emplazamiento”. Valoración provisional de 60.000 pts.

El 17-7-1967, el Ayuntamiento la autoriza a instalar un kiosco en la Ranchería “en el que realice las mismas ventas de caramelos que ahora vende en un puesto en dicha plaza, en la situación que indica el plano y de los materiales y características. La autorización se otorga título de precario sin derecho a indemnización cuando el Ayuntamiento, por la razón que fuere obligue a retirar dicha instalación”. Presenta el proyecto de situación y como modelo presenta la foto de otro existente en el Parque de Santurtzi.

Antes de 1968, dejó la calle, al parecer por obligación municipal, para instalarse en un kiosco situado en la misma plaza.

 En el Archivo Municipal hemos localizado la siguiente denuncia, fechada el 30-7-1968, como concesionaria para la venta de caramelos, confituras, etc. en un kiosco de su propiedad, situado en la plaza de la Ranchería contra unos vendedores ambulantes. “EXPONE: que, desde hacía aproximadamente un mes, colocaba su puesto ambulante al lado del Cine Mar que es el lugar más estratégico, el mismo que anteriormente tuvimos que dejar libre para obtener yo la autorización para instalar el kiosco, y como es natural, se lleva casi toda la venta, anulándonos a los que desde hace muchos años teníamos precisamente ahí nuestro modesto medio de vida, que, para lograrla, nos vemos precisadas a tener que bajar a la Plaza del Generalísimo. El matrimonio que tal hace, tiene desde hace unos 14 años puesto en la Plaza del Generalísimo, y además se instala en la Ranchería, atendiendo a los dos diariamente con el perjuicio manifiesto de la que suscribe, quitándome una defensa natural de venta por el lugar donde se coloca. Por todo lo expuesto a V. suplico que se obligue a dicho matrimonio a retirar el puesto del lugar donde se coloca, haciéndolo a mayor distancia del Cine, distancia que nunca deberá ser más corta que la fijada a la que suscribe, para la instalación y venta, que como parece lógico, no debiera realizarla fuera del kiosco, procurando así evitar una competencia que a simple vista causa muy considerables perjuicios a terceras personas”.

Esta denuncia provocó el 8-8-68, que como era posible que los intrusos no tuviesen la correspondiente licencia y que tal vez hubiese otros vendedores ambulantes de chucherías en las mismas condiciones, se daba orden a la Policía Municipal para que exigiese a todos los vendedores la licencia, ordenando su retirada de la vía pública a los infractores, lo mismo que a los mendigos.

En su día, me contaron que Juanita había ocupado el kiosco sito en Atarazanas junto al almacén de fruta, que antes regentó su madre y antes, las hermanas Gabriela y Emilia Eguzkiza. En 1974 seguía en su kiosco, pero lo tuvo que abandonar en 1981 por obras en la Ranche y volver al puesto callejero, pasando luego a ocupar un local municipal en General Castaños nº 9, instalándose por fin, en un kiosco situado en la misma plaza, desconociendo si era el mismo que había construido en 1967.

JOSE LUIS GARAIZBAL FLAÑO

martes, 29 de abril de 2025

LOS ANTIGUOS PUESTOS AMBULANTES DE CARAMELOS DE PORTUGALETE (8)

 


Florencio Villar Bueno “El Negus”, nacido en Sestao en 1899, vino a la Villa a los seis años. Se casó con la riojana Isabel Hornilla Olarte, nacida en Zarratón en 1900, y vivieron en Víctor Chávarri 5-4º, teniendo cinco hijos, cuatro chicos todos ellos portugalujos entre 1929 y 1943 y una chica, Purificación, nacida en Mataró en 1939.

Según narró José Benito López Okariz, figuraba como panadero, pero trabajó como funcionario municipal en labores de limpieza pública, bombero o guarda. Portugalujo de pro, Pedro de Heredia le citó en su canción “Lamentos del hombre del barreno” en la que los dos personajes Silvano y Garro entre ellos se decían: “Ahora la chavalería, ya nos mira de reojo. Si en la mina perdí un ojo…, me temo su puntería. Y gran desgracia sería que, en su intención malsana, cerrasen mi otra ventana y “al Negus” más no vería”.

En la guerra civil luchó en el bando republicano, perdiendo una pierna viéndose obligado a usar una muleta. Tras su paso por el hospital y un campo de concentración, regresó a la Villa montando para subsistir un puesto de golosinas y caramelos.

Se ganó el apodo de “El Negus” al haber vivido en los restos del antiguo fuerte de San Roque, donde ejerció como “alcalde de barrio” en aquel mísero asentamiento que los portugalujos bautizaron como Abisinia, de la que fue rey Haile Selassie “Negusa Nogart” o sea “El Negus”.

En Octubre de 1954, seguía al frente del puesto ambulante ya que, en las crónicas de El Caso, se le entrevista tras su puesto colocado junto a una de las columnas del Ayuntamiento ya que una muchacha de 17 años, Inés Pérez López, apareció muerta en la playa tras haberle comprado caramelos minutos antes.

En 1957, ya había conseguido el arriendo del kiosco de la plaza, frente a la estatua de Chávarri y solicitaba ampliar su negocio de venta de caramelos y periódicos, vendiendo “bebidas espumosas y refrescantes en la zona anexa de 30 m2 donde quería instalar mesas y sillas para atender al público consumidor”. Se le concedió días después, “a condición de que las mesas y sillas no entorpeciesen el tránsito de la zona”.

Desconozco si su mujer, Isabel Hornilla Olarte, se dedicara a la venta ambulante en el antiguo puesto de Floren, pero las últimas noticias son que no. Lo que sí sabemos es que, por Todos los Santos, el matrimonio montaba un puesto de castañas asadas en el cementerio.

José Luis Garaizabal Flaño

martes, 22 de abril de 2025

LOS PUESTOS AMBULANTES DE CARAMELOS (7)

 


Esta entrada la dedicamos a JUSTA CIRILO Y MERCHE PEÑALVA, de las que me facilita noticias mi antigua vecina de la calle La Cruz, Maite Álvarez, perteneciente a una familia que se ganaba la vida, entre otros trabajos, con distintos puestos.

La tía de su madre Justa Cirilo Leiva había venido al mundo en Portugalete en 1905, casándose con el baracaldés Sebastián Peñalva Leiva (n. 1900) que llegó a la Villa en 1927. Tuvieron una hija llamada Mª de las Mercedes, “Merche”, (n. 1938).

Ponía su puesto junto a la Joyería Basurco, en la Plaza, y en época invernal ampliaba el negocio de los caramelos con el de castañas asadas. En los días de lluvia se resguardaba dentro de los arcos.

La tía de Maite Álvarez, llamada Mª Jesús Cirilo, vendía pasteles en el Muelle Viejo dentro del portal de la casa del bar Rovira. Maite y su abuelo Elías “el de los aguacíos” se dedicaron a la venta de karramarros cocidos, que pescaban en la Benedicta, en un puesto que colocaban en las escaleras de bajada a la Ranche desde el bar La Terraza. Elías también era pescador de jibias.

Junto a este mismo muro de las escaleras, en invierno, también vendía castañas asadas Merche Peñalva Cirilo. Justa le solía decir a su hija: “Ánimo, con lo que saques de las castañas asadas te dará para comprarte un abrigo”.

En la foto superior de 1958, Justa Cirilo en su puesto, entre su hija y Elías y en la segunda, a la derecha, Justa con Merche y su novio, y a la izquierda en 1950, madre e hija con otra amiga en el puesto.

                        Jose Luis Garaizabal Flaño

martes, 15 de abril de 2025

LOS PUESTOS AMBULANTES DE CARAMELOS (6)

 


Hacia el medio de la Plaza del Solar o junto a los arcos, ponía su puesto de caramelos y golosinas el vallisoletano Moisés Baza Maroto, nacido en Aguilar de Campo en 1905. Debido a su cojera, el resto de vendedoras le apodaban “el cojiito”. Él y su esposa, la leonesa Teodora Cubillas López (n. 1915), atendían el puesto que consistía en un cajón colocado sobre un armazón metálico con dos ruedas de bicicleta, carro con el que tenían que subir la calle San Roque hasta el número 24-3º buhardilla. El negocio debía ser su modo de vida, ya que, en el padrón de 1965, Moisés figuraba como “vendedor ambulante de caramelos” y Teodora con el clásico “sus labores”. En esta misma casa, en el bajo, vivió la ya citada, “Conce”.

Koldo Bastida, aún recuerda los candiles de carburo que encendían todos los puestos al anochecer, dando a la plaza una iluminación fantasmagórica. Este hombre sustituyó en la Ranche a Clementina López “Clemen” y es posible que fuese el matrimonio denunciado en 1968 por Juanita en la Ranche, por intrusismo a su kiosco.

Severiano, el hermano de Moisés, cogió en arriendo la cantina de la estación nueva de La Canilla, donde trabajaron los dos.

En la fotografía de la derecha, de jóvenes, los vemos posando junto al Ayuntamiento, acompañados por su hija Rosamari (n. 1951). En la segunda, de 1968, los vemos en el centro de la plaza junto al carro de los helados de Sierra. Ya habían aumentado su exposición colocando los artículos colgados de una cuerda sujeta entre dos listones y el carro ya no tenía el primitivo manillar metálico.

José Luis Garaizabal Flaño

lunes, 7 de abril de 2025

LOS PUESTOS AMBULANTES DE CARAMELOS (5)

 


Esta entrada está dedicada a Tomasa Martinez Simón y a Maria Jesús Alvarez.
La primera de la que ya hablamos en otra entrada dedicada a la tienda de golosinas de Nacho, en la calle Santa María, había nacido en el pueblo burgalés de Sesamón, en 1904 y vino a Bizkaia con 17 años, sirviendo primero como cocinera en Las Arenas. Llegó a la villa hacia 1929, casada en Begoña ese año con el bilbaíno Víctor Álvarez González, vivieron primeramente en Atarazanas y después en General Castaños 11, teniendo cinco hijos, tres chicas y dos chicos. Estos, Nacho y Víctor, así como su hermana Mª Jesús se han prestado gustosos a contarnos sus emotivos recuerdos, que he tratado de resumir en estas líneas.

Víctor trabajó en la B&W al igual que su hijo Víctor. Enfermó, como muchos, durante los tres años de mili y guerra de África, por las largas y húmedas noches durmiendo al raso o bebiendo aguas en malas condiciones. Nacho recuerda la canción que cantaban añorando la vuelta a casa: “Vengan guardias y más guardias, que yo de Melilla me río, si Bilbao vuelvo a pisar”.

Los dos Víctor, aprovechaban los fines de semana para recorrer los pueblos en fiestas con un puesto de tiro con chimberas. Sobre esta faceta escribiré otra historia pues queda fuera del objetivo de este trabajo sobre los puestos de carameleras.

Víctor, además de padecer un reuma crónico y de coger pulmonía todos los inviernos, con 38 ó 40 años contrajo Parkinson, siendo de los primeros portugalujos en sufrir esta enfermedad. Aquella enfermedad le confinó en su casa del cuarto piso, aunque, ocasionalmente, le solían bajar en brazos hasta la calle a dar un paseo apoyado sobre el hombro del acompañante. Volney, el hijo de Conde-Pelayo “el médico de los pobres”, les visitaba mucho en el puesto, regalándole Mª Jesús algunos cigarrillos.

Tomasa tuvo que recurrir a todo tipo de trabajos para salir adelante. Uno de ellos fue la venta de las clásicas golosinas, cigarrillos sueltos, etc. debajo de la marquesina del Cine Ideal, tal y como podemos ver en la fotografía publicada ya. Era un humilde puesto con su bandeja y sus patas fijas y ella, abrigada de la cabeza a los pies, se protegía de aquella nevada de Febrero de 1956 subiéndose al escalón donde se ponían las fotografías con escenas de las películas. Las largas colas para entrar a las sesiones le llevaban los clientes hasta el mismo puesto que colocaban entre el escaparate de Foto Guyma y la cartelera, compartiendo acera con otras vendedoras como fue “Anita, la hija de la rubia” y Octavia. Entre ellas existía una dura competencia y pugnaban por ponerse debajo de la marquesina del cine. En días de lluvia, la que se quedaba fuera tenía que cubrir el puesto con un plástico y claro, bajaba la recaudación al no exponer los artículos.

También atendía el puesto del cine su hija María Jesús (en la foto inferior derecha con unos 12 años, y a la izquierda con “Anita la hija de la rubia” delante del escaparate de Guyma), el día que Tomasa montaba otro puesto en el “teatrillo”, al que bajaba con el puesto apoyado sobre su cabeza, donde era muy querida por las “guardiesas” (mujeres de los carabineros).

Me cuentan la anécdota de uno de los viajes de viernes o sábado a Bilbao para comprar el género para la venta del fin de semana. Resulta que volvían Tomasa y Mª Jesús en el tranvía con el paquetón debajo del asiento y al llegar a Portugalete, se olvidaron de él. Cuando se dieron cuenta, el tranvía había seguido hacia Santurce, y al reclamarlo había desaparecido.

El pluriempleo familiar la llevó a vender castañas asadas en la puerta del cementerio en época de Todos los Santos, a poner el puesto en el Parque, después de estar en el Teatrillo, los días que había verbenas o festivales, en Repélega por fiestas de San Cristóbal o en Santurce por San Jorge, en Sestao por sanpedros, Santa Ana en Las Arenas, San Ignacio en Algorta, a lavar mantas en el lavadero de Zubeldia o a repartir carbón por las casas con un balde sobre la cabeza.

También fue colchonera y al varear la lana en una lonja cerrada de la calle Nueva, tragó mucho polvo, acabando con insuficiencia pulmonar. Toda la familia arrimaba el hombro para salir a flote, mientras, Víctor se apagaba sin apenas poder salir del cuarto piso de la casa familiar, junto al cine en el que Tomasa pasó tantas horas, falleciendo cuando tenía 60 años.

Aquella faena al aire libre, pasando un frío de aúpa, animó a Tomasa a dejar la calle y montar un negocio en Maestro Zubeldia que llevaba Mª Jesús y luego, a instalarse en un pequeño local de 30 metros cuadrados en la calle Santa María, hasta que Nacho lo cogió al volver de la mili el día de los “calentines” de 1962, manteniéndolo en activo hasta el año 2000.

Jose Luis Garaizabal Flaño

jueves, 3 de abril de 2025

LOS PUESTOS AMBULANTES DE CARAMELOS (4)

 



José Miguel Comonte nos habla de su madre, CLEMENTINA LÓPEZ PRESA, “CLEMEN”.
     Había nacido en Bilbao en 1913, llegando a la Villa en 1935. Casada con el zamorano Manuel Comonte, vivieron en Pando 15-bajo. Salvo su hijo Casto, que nació en Vals (Tarragona), los otros cuatro nacieron en Portugalete.
     Clementina tenía concedidos dos puestos: uno, en la Ranchería haciendo competencia a Juanita Ayuda frente al Cine Mar y otro en la esquina del cementerio de Pando y la calle Ramón y Cajal, frente a la carpintería Arrieta, que regentaban Casto “Castorín” (n. 1938) o su hermana Mª Asun (n. 1940).
     Me parecía un sitio raro para poner un puesto, pero José Miguel me aclara que “lo ponían casi a diario ya que además de la chavalería de la zona, era un punto de paso de toda la gente que iba y venía andando desde Sestao, Repélega, el Valle, Urioste y parte de Ortuella y que decir de las parejas que iban a ‘sus asuntos’”. A veces, trasladaban uno de sus puestos al jardín del relleno en Peñota.
     También me narra, como “su madre regentó el puesto del cine hasta 1956, coincidiendo con la gran nevada. Ese día, con el frío que hacía, no puso el puesto y al domingo siguiente, el recaudador le quería cobrar el día que faltó. Discutieron acaloradamente, recogió el puesto y no bajó más”. El puesto vacante en la Ranchería lo cogió Moisés Baza “el cojito” citado anteriormente.
     En las fotos podemos ver a la familia Comonte-López. Manolo (n. 1937), Mariasun (n. 1940), Castorín (n. 1938), abajo, Clementina (n. 1913), José Miguel (n. 1949), Mª Ángeles (n. 1943) y Manuel (1911). En el puesto del cementerio, arriba, las hermanas Mª Asun y Mª Ángeles, y abajo, José Miguel y sus primas Ione y Bego Gaminde.

 José Luis Garaizabal Flaño

 

martes, 23 de julio de 2024

NAVEGANDO POR LA RED: CAÑONES, NORAY O BOLARDOS



Hoy navegando por la red  nos detenemos en el blog
LA VIDA PASA que desde hace poco nuestro querido amigo Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales mantiene en suspenso, aunque espero que sea por poco tiempo, y recogemos este tema de los noray que durante unos años, como se aprecia en postales antiguas, se usaron viejos cañones abandonados de los utilizados en la defensa de la costa:

Su origen tuvo lugar como consecuencia del fuerte temporal de febrero de 1880 en el Cantábrico, con víctimas humanas y daños materiales a lo largo de toda su costa, y que supuso, entre otras, que se adoptaran medidas para evitar en lo posible el caos que se estaba viviendo con la flota de amarre. Una de estas medidas consistía en que fueran sustituidas las estacas de madera, usadas entonces para amarrar los buques, por otro tipo de amarre de mayor consistencia.

En este sentido el periódico Noticiero Bilbaíno 19 de febrero 1880 publicó. "Parece imposible, pero sin embargo es una verdad, en la ría de la importancia de la de Bilbao apenas hay boyas ni cañones en los muelles para amarrar los buques. Así sucede que en días huracanados como los de esta semana, hayan sido arrancados grandes trozos de pretil de los muelles en los cuales se hallaban amarrados los vapores, Urge, por tanto, que se coloquen cañones y boyas para evitar siniestros.”

Los cañones, abundantes y abandonados podrían servir temporalmente mientras se producían industrialmente los noray o bolardos.

 

martes, 1 de agosto de 2023

OFICIOS ANTIGUOS: LOS PASTORES DE PORTUGALETE (2)

 


Seguimos con los pastores de nuestra Villa, hablando hoy del portugalujo (si bien residente desde hace unos años en Santurtzi) Javier Dávila González, de 45 años, quien amablemente nos recibe en un terreno de Pando donde guarda sus poco más de 30 ovejas (aunque posee otras 22 en Vicíos).

Javier es hijo de Esperanza González, originaria de Los Barrios (Cádiz) y Antonio Dávila, quien nació en 1954 en Zalamea de La Serena (Badajoz). Este llegó a Portugalete hacia 1966, con tan sólo 12 años, donde tiempo después conocerá a Esperanza. Sería hacia 1977-78 cuando Antonio empezó como ganadero con unas cuantas vacas y caballos en una granja de La Florida. En 2015 Lino, un gallego propietario de un terreno en Pando, le vendió las ovejas que este tenía, y desde entonces las tienen y cuidan en dicho terreno. Antonio ofició de pastor hasta 2021, año de su fallecimiento. Fue entonces cuando Javier cogió el testigo de su padre, si bien ya desde los 30 años dedicaba buena parte de su tiempo a cuidar de las vacas que tenían en La Florida.

Javier me cuenta que el oficio de pastor no basta por sí sólo para vivir (lo compagina con otro trabajo), al menos no con la cantidad de ovejas que posee, pues haría falta un número mucho mayor para poder vivir de ellas. Un trabajo que además exige su atención todos los días del año, pues hay que asegurarse de que las ovejas están en buen estado, atenderlas cuando tienen alguna enfermedad, darlas de comer, trasquilarlas, etc. Hoy por hoy, sólo puede sacar un modesto beneficio empleándolas para la venta de carne, que como hemos dicho es insuficiente para vivir únicamente de ello. A pesar de la dureza y los sacrificios de este trabajo, me confiesa que le gusta mucho el oficio, pues desde que era niño ya ayudaba a su padre con las vacas (me cuenta anécdotas entrañables, como cuando desde el pupitre de la escuela veía cómo se escapaban las vacas y el profesor le daba permiso para salir un poco antes, y entonces el pequeño Javier corría a reunir a las escurridizas vacas).

El afable Javier rememora otras viejas historias, como la amistad que mantenía con Angelín “el Carranzano”, quien también tenía sus vacas en una granja y casa en Pando ya desaparecidas, o como cuando un día vino un pastor de Cobarón a enseñarle a trasquilar a las ovejas, o las mil lluvias y vientos, y alguna nevada, que él y su padre han tenido que soportar para atender al ganado. Y cómo antaño se ayudaban entre los pocos pastores y ganaderos que había en Portugalete.

Hoy a los problemas económicos de un oficio duro se le une la escasez de pastos: la hierva en Pando no es tan frondosa como lo era antes, ya que ahora llueve menos; las ovejas comen a casi todas horas, y, lo que faltaba, son cientos los conejos que habitan esta zona rural, que acaban con el poco pasto que hay. Por ello nuestro buen Javier tiene que llevarse las ovejas a Ciérvana, donde hallarán mejores pastos durante el verano, hasta que, pasado este, regresen a Portugalete.

En fin, un viejo oficio que hay que “tenerlo en la sangre” para llevarlo a cabo. Y a Javier Dávila le sobra voluntad y ganas.

Aitor González Gato.

 

martes, 5 de abril de 2022

LA DESAPARICION DE LOS ASTILLEROS ASTONDOA DE Mª DIAZ DE HARO: FOTOS EDUARDO BENITO

 


Tras la serie de fotografías de los astilleros de Astondoa en la calle Mª Diaz de Haro, que forman parte de la historia de la construcción naval jarrillera, y dado que a muchos que no lo conocieron les resulta difícil imaginar su localización, reproducimos hoy las que nos cedió Eduardo Benito del año 1967.

En la superior, el pabellón del astillero en la plazuela que se formaba con el Teatrillo enfrente, y en lo alto tras desaparecer el palacio de Chávarri, los nuevos edificios en construcción. A la derecha hemos puesto su vista actual.

Bajo estas líneas, un poco antes, con el edificio de maternidad del Dr. Alfageme, hoy de la policía municipal, tras una palmera, y abajo las obras de las nuevas edificaciones del constructor Cotera que tendrían entrada a las viviendas por la calle superior de Padre Cortazar.

También recogemos para completar esta serie sobre el astillero una embarcación en el exterior del pabellón, con una foto de la calle hoy.



lunes, 4 de abril de 2022

LOS ASTILLEROS ASTONDOA. FOTOS LOREDO

 


Para completar las fotos del interior del astillero de Astondoa, ofrecemos hoy las que nos cedió Juanjo Loredo tomadas desde su casa, en 1966, año en que se derribó el Teatrillo, cuyo hueco se puede observar en la parte superior de las fotos.

La embarcación es arrastrada hasta la calle Mª Díaz de Haro, donde un coche espera la maniobra de ser enganchado a un camión que la traslade al sitio de su botadura.

 

viernes, 1 de abril de 2022

LOS ASTILLEROS ASTONDOA EN LOS FONDOS DE A. ZORRAQUIN (2)

 


Seguimos ofreciendo otras fotos del trabajo en el interior del pabellón de los Astilleros Astondoa en la calle Mª Diaz de Haro, que nos muestran la diversidad de embarcaciones que construían.

Ampliamos la imagen de uno de los cuatro operarios que aparecen en la foto superior pues es posible que alguien reconozca a alguno de sus familiares.

 


jueves, 31 de marzo de 2022

LOS ASTILLEROS ASTONDOA EN LOS FONDOS DE A. ZORRAQUIN (1)

 


Seguimos ofreciendo fotografías de los fondos de A. Zorraquin y en esta ocasión las referentes a un reportaje fotográfico que realizó dentro del los astilleros deAstondoa situados en la calle Mª Diaz de Haro frente al Teatrillo.

Serían los años 30 del siglo pasado, con una gran actividad como apreciamos en el reportaje y en el que encontramos a Jesús Astondoa junto a una de las embarcaciones construidas por lo que añadimos su foto a la derecha.




lunes, 10 de mayo de 2021

EL ÚLTIMO BARCO PESQUERO DE PORTUGALETE: PORTUZARRA PRIMERO

  


Recordando viejas historias de pesca me ha venido a la mente el recuerdo de los últimos de los que, como profesión, se dedicaban a la pesca en Portugalete, y revisando en mis archivos encuentro la foto superior tomada el 20 de julio de 2006 del PORTUZARRA I, con su escudo de Portugalete, en su primitivo punto de atraque antes de hacerse lo actuales pantalanes.

Este barco de pesca, conocido como PORTUZARRA PRIMERO, anteriormente fue ANGELITO SEGUNDO y tenía las siguientes características: Tonelaje 9,1 - Eslora total 11,38 m – Casco poliéster – Potencia 44,13 Kw (60 CV).

Las fotos inferiores fechadas en 2017, quizás la última campaña del bonito, corresponden al 7 de julio, con sus dos últimos y recordados arrantzales portugalujos Pedro y Edu y al 6 de diciembre, ya desmontándolo.

Su baja definitiva lleva la fecha del 31 de agosto 2018.

José Luis Gutiérrez Landa



jueves, 4 de junio de 2020

LA FONDA DE LOS VAPORES EN EL MUELLE VIEJO INAUGURADA EN 1868

Ha pasado ya mas de siglo y medio desde que se inauguró en el Muelle Viejo esta citada Fonda de los Vapores, cuyo propietario José Urquía anunciaba su apertura en el periódico madrileño GIL BLAS, en su edición dominical del 21 de junio de 1868.

Estaba situado en el muelle, “al lado mismo de la rivera de la ría”, o sea el actual muelle Viejo, ya que todavía no existía el muelle Nuevo.

Su descripción no deja de asombrarnos: Vistas deliciosas, habitaciones con lujo, magníficos comedores, comidas abundantes, esmerado y económico trato para las familias, proximidad a la playa y casetas de baño preparadas con aseo y hasta con lujo, son el más agradable aliciente para pasar una distraída temporada, al viajero del interior que goza con la continua entrada y salida de toda clase de buques que pasan a pocas brazas de distancia del gran edificio-fonda.

Descartado el HOTEL de Manuel Calvo, nos queda por descubrir en cuál de los edificios que existían entonces en el muelle Viejo se encontraba, por lo que por lo que hemos encabezado la entrada con un detalle de la foto que Jean Laurent sacó cuatro años antes, aunque seguiremos nuestras indagaciones.

El dueño tenía también la fonda la UNIÓN en la calle Nueva de la invicta villa de Bilbao, donde los turistas podían descansar algunos días tanto al llegar como al regreso.

No ofrece ningún aliciente en Bilbao y sí en Portugalete donde el Ayuntamiento organiza en obsequio de los forasteros, la más divertida temporada de verano con regateos, cucañas y bailes.



lunes, 27 de enero de 2020

FOTOGRAFÍA DE LA DESAPARECIDA HERMANDAD DE SAN JOSE




Preparando el siguiente libro de la Colección El mareómetro, CRÓNICA DE LA HISTORIA DE PORTUGALETE, SIGLO XIX, al dar noticias de la Hermandad de San José, Jose Luis Garaizabal uno de los autores que interviene, nos dice que se fundó el 5 de Mayo de 1828, con el fin de agrupar inicialmente a los miembros de los gremios de carpintería y albañilería que así lo deseasen, “llevando la paz al necesitado, practicando el amor y caridad en los Hermanos, proporcionando mutua unión, y socorro mutuo desde el momento en que alguna enfermedad les impida dedicarse a su trabajo cotidiano ordinario, así como también en caso de fallecimiento de un hermano o de su esposa, llevarles algún consuelo ayudando y contribuyendo a este fin, según las necesidades y disponibilidades de la Hermandad”.
Ahora que está investigando la saga portugaluja de los Aroma y Maritxu Uría y Bego Aroma, han puesto a nuestra disposición sus álbumes familiares, nos adelanta una fotografía del interior del Hotel el día de la celebración del día del patrono de su Hermandad.
La foto de ese día de 1929 en las escaleras del Hotel ya aparece en el libro Portugalete en la fotografía. La sociedad portugaluja del siglo XX, en la página 170, y la recogemos bajo estas líneas, pero la que encabeza esta entrada es totalmente nueva.
José Luis tras analizar ambas fotos nos indica que ha identificados a varios en ambas y que algunos llevan en la solapa unas flores (grupo de tres) que supone que representaría la Hermandad, que tenía en su emblema una vara florida con tres azucenas que representaban a San José y una sierra de cuerda.
Igualmente y mientras se adentra en la saga familiar nos adjunta el carnet de Justo Aroma (cantero) en el que figuran los sellos de la Agrupación de Patronos de Albañiles, Canteros y Carpinteros, y que mostramos junto a la foto.
Esta agrupación en la que tras la guerra entraron también comerciantes y pueblo en general llegando a contar con 400 cofrades, se disolvió hace unos cuarenta años.



jueves, 23 de mayo de 2019

EL SERVICIO DEL PASAJE DE BOTES EN EL SIGLO XIX





La existencia de boteros del pasaje de la Ría, se remonta a finales del siglo XV, un servicio que se sacaba a remate y que fue objeto de números pleitos. Del trabajo de Roberto Hernández Gallejones, El pleito a causa de la barca de pasaje de la ría en el siglo XVIII y otros extremos a cuenta de los boteros, nos centramos en un botero llamado José Ignacio de Egusquiza.

En 1847 decía que era residente en Las Arenas y que era el rematante del bote de pasaje de las anteiglesias de Getxo, Berango y Lejona por la cantidad de 800 reales y se quejaba de que algunos vecinos de Portugalete se dedicaban a pasar gente en botes pequeños, opinando que se trataba de una competencia totalmente desleal.

Los portugalujos realizaban dicho cometido de forma no continuada, y sin contribuir económicamente, es decir, sin someterse a ningún tipo de remate. Egusquiza aseguraba que eran embarcaciones que no presentaban unas características adecuadas para desempeñar tal servicio.

El ofrecía abonar a la “caja común de la Villa 900 reales para los tres años que le restan, es decir, trescientos reales en cada uno, pasar la gente de la misma por 4 maravedíes cada persona y otros tantos por cada carga de colada, y dos reales por cada caballería en horas regulares, esto es desde que salga el sol hasta que se ponga, según costumbre anterior, con la circunstancia de que V.S. prive dedicar en tal ejercicio a sus vecinos y residentes”.

Por las condiciones del remate firmado por el alcalde de entonces Pedro de la Bodega, el 6 de abril de 1847, sabemos que cuando se celebraban romerías o festejos en los pueblos de la otra orilla, los boteros podrían, como tenían por costumbre, trasladar a la otra ribera a todas aquellas personas que lo deseasen, además de que también podrían acudir a servir el tránsito del Abra los tripulantes de las lanchas y embarcaciones menores del puerto de Portugalete, sin que se lo pudiese impedir dicho rematante.

Estaba establecido que el servicio no podría dejar transcurrir más de media hora de una “pasada a otra” y a los pasajeros se les debía tratar “con el mayor agrado, ayudando a embarcar y desembarcar a los mismos, igualmente que a los ganados y cargas que conduzcan”.

En las tarifas, además de los 4 maravedíes por persona, encontramos también 2 reales por caballería mayor, 1 real por cabeza de ganado vacuno, 8 maravedíes por ganado lanar o cabrío, 16 por los cerdos, ….

Si como hemos visto entre las condiciones del remate del servicio se recomendaba “tratar a los pasajeros con el mayor agrado” en 1848 se produjo la queja del cónsul británico de Vizcaya, que a la sazón residía en la Villa contra José Ignacio de Egusquiza, ya entonces vecino de la Villa y arrendatario de la barca de pasaje. El súbdito de su Graciosa Majestad manifestaba que había sido continuamente insultado por el referido paisano, y hasta el extremo de amenazarle con ademanes que indicaban quererle pegar, por lo que deseaba se le amonestase por su conducta....”. El demandante añadía además que el injuriante era de “carácter díscolo, pendenciero y provocativo...”. Según se desprende de la lectura de este texto el botero tenía muy mal comportamiento con todos sus clientes, tal como lo corroboró el Comandante de carabineros de Portugalete.



Para conocer la situación de este oficio centenario en la actualidad, recomendamos leer el trabajo http://www.euskomedia.org/PDFAnlt/zainak/33/33159179.pdf
que pretende dar a conocer el modo
 de vida y la visión que los actuales 
y últimos boteros de la Ría de Bilbao 
tienen de su trabajo.
Recoge la relación de todos ellos.