El nombre de Juana Ayuda Uraga, a la mayoría poco o nada os dirá, pero si os fijáis en la fotografía en la que aparece regentando su puesto de caramelos junto a Xabier Martínez Bilbao, que es quien nos ha cedido la foto, seguro que recordáis con cariño a Juanita “la caramelera de la Ranche”.
Esta sestaotarra nacida en 1922, que nos
hizo pasar con más dulzura la matinales e infantiles del Cine Mar, regentaba
contra viento y marea su puesto de caramelos frente al Cine Mar, con sus
piernas siempre hinchadas y con su hijo José Luis a la vista jugando por la
Ranche. Cuando se hacía de noche, la luz del carburo iluminaba el género, para
los mayores de paso o que acudían a la sesión de noche.
Todavía sigue en mi memoria y paladar aquellas
chufas a remojo en un balde que extraía a un kukurutxu de papel mediante un
cazo con agujeros. Eran mucho mejores que las secas que vendían en el cercano almacén
de fruta de los Martínez. Estas chufas, las rodajas de coco, los chicles
bazooka, las primeras pipas, los pirulís de la Habana, regalices de palo y de
barra, caramelos varios, aquellos sobres de refresco que colocabas en la lengua
y que provocaban una espuma refrescante, los sobres de cromos, los sobres
sorpresa y los cigarrillos Chester sueltos, trompas, pelotas con goma, etc.
Fue en 1967 cuando el Ayuntamiento le
concedió la explotación de un moderno kiosco en alquiler en un rincón de la
plaza de la Ranchería. Aquello le parecería un palacio, se acabó el frío y el
traslado del puesto a casa cada día. Siguió vendiendo el mismo género,
simultaneándolo con el alquiler de tebeos y novelas.
Al año de ocupar su nueva “casa”, se le
puso delante un puesto ambulante, como el que ella había tenido años antes, y
sin dudarlo le denunció al Ayuntamiento por competencia desleal ya que dudaba
que tuviese licencia.
La renta sería anual, ya que el 1974
solicitó el fraccionamiento del alquiler pasando a mensual.
El nuevo urbanismo desmontó su kiosco en
1981, obligándola a trasladarse a una lonja propiedad del Ayuntamiento en
General Castaños nº 9.
Parece ser que simultaneaba este negocio
con el antiguo puesto ambulante, tal y como vemos en esta foto junto a los
soportales del ayuntamiento, el cual da la sensación que le facilitó la
iluminación mediante una bombilla que colgaba de una palomilla fijada a la
columna esquinera de la Casa Consistorial. Fijaros en los dos “plomos” de la
pared y como aquellos caramelos y artículos varios habían pasado a ser “chuches”
(qué nombre más cursi) en botes de plástico entre los que destacaba la enorme bolsa
de pipas Facundo y un racimo de chupa-chups. Xabier, en
su época de concejal (1979-1983) fue el único que la ayudó en los duros
momentos en los que tuvo que abandonar la plaza de la Ranchería, de ahí la pose
juntos para la historia.
Desconocemos el año de su fallecimiento
y queremos homenajear con estas líneas a todas las personas que con sus
modestos puestos de caramelos nos han endulzado la vida y dado de comer a los
dentistas. Un recuerdo para Floren Villar “El Negus”, mi vecino Evaristo
Méndez, Tomasa “la caramelera del Revi”, Natxo “el rey del jariguay”, Mertxe
Ortega, Manuel, Palmira, Fe, Jaco y tantos otros.
JOSE LUIS GARAIZABAL FLAÑO
Qué recuerdos. las horas que habré metido allí .
ResponderEliminarLa enorme bolsa de pipas es de Facundo
ResponderEliminarNosotros la llamábamos "la gorda"...con perdón.
ResponderEliminarCierto
EliminarGracias por recordar a esas gentes a las que nunca les falto una sonrisa y que nos ayudaron a ser mejores personas y con su empuje sacaron a sus familias adelante poco a poco regaliz a regaliz y caramelo a caramelo.
ResponderEliminarHoy en dia con cariño recuerdo estos temas.