Aunque muchos hemos oído hablar
de esta famosa huelga, no sabemos lo que pasó y qué repercusión tuvo. En 1943
se formó clandestinamente en el interior del país el “Consejo Delegado”
compuesto por los partidos miembros del Gobierno Vasco en el exilio. En 1945 se
integraron en él los sindicatos UGT, ELA-STV y CNT de Euskadi.
Este Consejo Delegado–Junta de
Resistencia convocó una huelga general en Vizcaya para el 1 de mayo de 1947.
Después de nueve años de sometimiento forzoso, la respuesta a la convocatoria
intentaba ser una prueba de la fuerza que mantenían las organizaciones
convocantes y un reto al régimen dictatorial que prohibía todo tipo de
protesta. El 31 de abril aparecieron octavillas de los tres sindicatos
invitando al paro en las empresas de Bilbao y las dos márgenes de la Ría.
1 de mayo.- Según distintas fuentes, el número de huelguistas
osciló entre 20.000 y 40.000 trabajadores. Las empresas en las que la huelga
tuvo mayor o menor éxito fueron 130, según las notificaciones posteriores del
gobernador civil Genaro Riestra. Aunque en Portugalete no había empresas
importantes, unos 2.500 portugalujos trabajaban en las más grandes y cercanas. Como
la mayoría de los huelguistas eran obreros especializados, capataces y jefes de
taller, la producción descendió sensiblemente. En Guipúzcoa la convocatoria
tuvo poca repercusión. En el resto del Estado ninguna.
2 de mayo.- La prensa
bilbaína no se hizo eco de la huelga y solo publicó una nota genérica y
críptica del gobernador. Según algunas fuentes, fueron despedidos unos 14.000
trabajadores. Bastantes que no habían participado en la huelga del día anterior
se sumaron a la que se produjo este día como protesta contra esas represalias.
Las fábricas más importantes fueron tomadas por la Policía y la Guardia Civil.
Los tres sindicatos llamaron a seguir con la huelga general.
3 de mayo.- Como las solicitudes de reingreso al trabajo fueron muy
pocas, la junta provincial de Libertad vigilada de Vizcaya publicó una nota que
ordenaba “a todos los liberados
condicionales (presos en libertad condicional) que efectúen su presentación inmediatamente ante las autoridades de que
dependan a fin de manifestar su actual situación laboral y los motivos de no
trabajar en su caso. Quedando apercibidos de que el incumplimiento de esta
orden motivará su ingreso en Prisión a disposición del Exmo. Sr. Director
General de Prisiones”.
4 de mayo.- El gobernador publicó los nombres de dos empresarios
que no habían cumplido la exigencia anterior. Ingresaron en prisión y fueron
multados con 10.000 pesetas Además, hizo pública una lista de 26 empresas cuyos
productores habían solicitado la readmisión, que fue aceptada. Era un ejemplo a
seguir por el resto de los huelguistas. En este día y los siguientes el
ejército ocupó Bilbao y llegaron fuerzas de la Guardia Civil, de la Policía y
de la Legión.
5 de mayo.- Fue el día más conflictivo. En varias empresas el paro
parcial se hizo total. Los falangistas delataban a los huelguistas. Algunos
empresarios empezaron a criticar la intransigencia del gobernador porque sus
fábricas estaban paradas y sin producción ya que los huelguistas no solicitaban
el reingreso. Como los trabajadores panaderos se sumaron al paro, la Policía
los encarcelaba de día y les llevaba a sus tahonas por la noche. Eran ya 57 las
empresas que presentaron al gobernador las solicitudes de readmisión.
8 y 9 de mayo.- La conflictividad fue remitiendo y los trabajadores
solicitaron el reingreso aceptando las sanciones. Otras 58 empresas presentaron
al gobernador estas solicitudes. Genaro Riestra afirmaba que el 95% de los
productores huelguistas había reingresado. Aunque en esta época las fronteras
estaban cerradas y no había pasaportes sino permisos especiales para salir al
extranjero, la Guardia Civil aumentó su custodia para que no escapasen los
líderes obreros que habían organizado la protesta.
No tengo datos de los
portugalujos que fueron sancionados o que huyeron al extranjero para escapar de
la represión.
Tasio Munarriz
Publicado el 29 de octubre 2013
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