jueves, 30 de marzo de 2017

TXOMIN BERECIARTUA Y SU PARROQUIA DE SANTA MARIA (1982-1991) (2)



Han pasado ya dos meses desde que empezamos a recoger las notas que Txomin Bereciartua nos cedió tras su paso por la parroquia de Santa María.
Por distintas razones se nos han retrasado y hoy seguimos con ellas no sin antes recoger su sugerencia, desde su retiro de Abando, de que no quisiera que sus recuerdos molesten a nadie. El tiempo nos hacer ver las cosas con distinta perspectiva y aunque mantiene sus opiniones, algunas las ha entendido mejor con posterioridad.
Como hablaba de sus antecesores, nosotros matizaremos que hubo dos épocas distintas, como fueron los años de Pablo Bengoechea de párroco, que al verse sobrepasado por la acción de su equipo de jóvenes curas, pidió el relevo, al que siguió la crisis de dos de ellos que finalizaron pidiendo la secularización, y unos años con la parroquia en total abandono pues Román Landera dedicado a las Gestoras Pro Amnistía acabó exiliado y el párroco Angel Garamendi se dedicó fundamentalmente a trabajos industriales.
Este es el panorama que se encontró tras su llegada, y que en la entrada de hoy explica la estrategia y estilo que adoptó y sus primeros pasos con un Consejo Parroquial afín al citado párroco:

Entramos de puntillas y cuidando de no hacer mártires y actuar en silencio y con sonrisa. Nuestra labor fue lenta, callada, constante, pero mereció la pena. No apagar el pábilo aún humeante, echar a buena parte las acciones de los otros sin caer en prejuicios ni exclusiones, evitar todo enfrentamiento y discusión inútil, valernos de lo que teníamos a mano, buscar e invitar a posibles nuevos voluntarios, crear un clima que atraiga, trabajar con visión a largo plazo, fue nuestro lema. Intentamos aglutinar y dar la mano a todos, muchos la cogieron, otros siguieron su camino.
El panorama con que nos encontramos era al tiempo preocupante y estimulante. Preocupante, porque tanto el Patrimonio parroquial como su administración y pastoral estaban bajo mínimos. Con el agravante de que quienes se fueron lo habían dejado todo atado y bien atado. Nuestro antecesor Don Ángel, que así se llamaba, consideraba que había sido injustamente despojado de su cargo sin el visto bueno de la Comunidad y que por consiguiente seguía siendo el “Párroco”. Como tal, retuvo dos habitaciones cerradas, una en la Casa Cural y otra en la Parroquial, y dejó la encomienda de la administración, los servicios de Cáritas, las Catequesis y el Consejo Parroquial en manos de su grupo de seguidores Y, para más negrura, estaba el alto monto de las deudas más o menos hinchadas con que nos encontramos. Pero al tiempo, eso resultaba hasta muy estimulante, porque, al partir de casi la nada, aún el subsistir con dignidad era ya todo un triunfo.
Empezando de cero o menos cero, iniciamos la puesta al día de toda la tramoya organizativa en la que se sustenta la vida de toda Parroquia. Vendimos patrimonio para equilibrar en algún modo las cuentas, buscamos catequistas, cuidamos las liturgias y nos metimos por el camino estrecho y bastante minado de la normalización de la vida de la Comunidad.
Fue una larga travesía por los caminos de la habilidad y la paciencia activa, ya que la “Comunidad”, entre comillas, de los fieles al Párroco anterior seguía activa y mantenía lo que consideraba eran sus derechos. Erigida en Consejo Parroquial, me citó en febrero a capítulo para pedirme cuentas de los meses que llevaba en la Parroquia. Acepté para no dar sensación de miedo o de impotencia. El orden del día de aquella reunión constaba de dieciocho puntos uno de los cuales hacía referencia a mis predicaciones. Se me achacaba que ni estaban preparadas ni estaban a la altura. Yo aduje mi pobreza de expresión incapaz de compararse ni de lejos con la oratoria de “su” cura. Lo dije con cara y tono humilde, pero en realidad yo estaba convencido de que debía seguir siendo yo mismo con mi estilo coloquial y cercano si quería acertar. Cuando ya terminaba la tensa sesión, me sentí asustado pues veía que no se movía nada. Les recordé entonces solemnemente que la línea de la pastoral se marcaba de acuerdo con el Obispo y los Párrocos del Sector Pastoral de Portugalete y allí se liquidó el Consejo Parroquial, aun cuando intentaron convocarme otra vez para pedirme cuentas, pero no hice caso a su llamada.
La “Comunidad de Don Ángel” siguió viva celebrando su Eucaristía semanal fuera de Portugalete hasta la muerte de su cura. Mantuvieron una presencia simbólica en la Casa parroquial reuniéndose algunos de ellos semana tras semana y año tras año con la excusa de que debían administrar un invernadero levantado en terrenos de Repélega en favor de unos parados. Hicimos como que no nos dábamos cuenta y miramos hacia otro lado sin entrar en batallitas y con los años lo dejaron.
Puedo añadir otra detalle tonto. Cuando llegó el primer 20 de noviembre tras nuestra entrada, alguien de ellos encargó una misa por Franco y puso carteles invitando a la misma. Fue curioso que la encargaran, por despiste quizás, para la misa en euskera. Naturalmente que rezamos por él, pues no faltaba más ya que lo hacemos por todos los difuntos, pero el efecto que se buscaba quedaba diluido cuando yo dije “Gogoan izan, Jauna, biztuteko itxaropenean hoan diran senideak, batez bere su seme Prantzisko,...” Pero la intención, era la intención.
Suavemente, año tras año y sin ruido fue llegando a la Parroquia el sosiego de la vida amable y de familia de una buena Comunidad Parroquial bien integrada en la vida de la Villa. Con mucho cuidado, paciencia y empeño reavivamos poco a poco la piedad popular y las celebraciones litúrgicas, incorporando colaboradores que rezaran diariamente el rosario y fueran engrosando un activo Equipo de Liturgia. Restauramos actos tradicionales ya perdidos como la tradicional Salve con que desde siempre se habían iniciado las fiestas patronales de Nuestra Señora. Luego, instauramos con gran aceptación por parte de los portugalujos una Misa solemne en la fiesta de San Roque también Patrono de la Villa, continuación tras muchos años de la que antaño se celebraba en la desaparecida Ermita del Santo que se levantaba donde ahora está el Campo de San Roque.


miércoles, 29 de marzo de 2017

FESTIVAL EN EL CAMPO SAN ROQUE EN 1953.



Entre el nutrido grupo de fotografías que nos ha hecho llegar la familia Garitaonaindia-Adán, nos habían llamado la atención estas que presentamos de un acto celebrado en el Campo de San Roque el 25 de Julio de 1953, en las que se ve una Banda de Cartón desconocida junto a la portugaluja de El Resbalón.
Resulta que se trata de la Banda de Cartón de Gordos y Delgados de Sestao que con su uniforme (suponemos verde) con las siglas G-D en las solapas y la bandera del Sestao debía acudir regularmente a los actos organizados en Sestao y pueblos de los alrededores.
Como entre las fotos que habíamos publicado y que figurarán en el próximo Cuaderno Portugalujo, aparecía la misma Banda de Cartón durante unos actos celebrados el 12 de Julio del mismo año, tras preguntar a “la cátedra” de la “fábrica de tubos” me confirman que efectivamente se trataba de esa banda a cuya cabeza desfilaba entre requiebros un sonriente director con su pajarita de lunares.
Como las fotos que aportó Mariví Gutiérrez generaron dudas sobre el motivo de la celebración en los que participó el grupo de la
Sección Femenina de Portugalete, he tenido la oportunidad de consultar varios periódicos de la época y ha habido suerte, ya que en el Correo Español – El Pueblo Vasco del 14 de Julio de 1953 se narran los actos del festival del día 12.
“FESTIVAL. Magnífico resultó el festival celebrado en el stadium hermanos Ybarra Villabaso con motivo de la clausura del curso de las escuelas públicas. El acto fue presidido por autoridades y jerarquías locales. Tuvieron una brillante actuación el grupo folklórico de la Sección Femenina, el Coro Artístico de las escuelas de niñas Antonio Trueba, el grupo escolar Maestro Zubeldia y el conjunto de las escuelas y colegios de los Padres Agustinos, dirigido por el delegado local del Frente de Juventudes en ejercicios gimnásticos acompañados por la Banda Municipal, por lo que la fiesta resultó altamente simpática, acudiendo numerosísimo público a presenciarla, que aplaudió entusiásticamente la labor meritísima de profesores y alumnos a quienes el alcalde, señor Bayo, felicitó públicamente. Al final del acto se procedió al reparto de premios a los alumnos que más se han distinguido durante el curso.”.
Desconozco si en esa edición se repartirían los diplomas de rigor como en los años siguientes en los que yo participé como alumno de las escuelas de Maestro Zubeldia (1955, 1956 y 1957).

JOSE LUIS GARAIZABAL



  

martes, 28 de marzo de 2017

ESCUDOS DE LAS ÓRDENES Y CONGREGACIONES RELIGIOSAS DE PORTUGALETE (Y 10): ORDEN DE SANTA CLARA



Aunque ya hablamos someramente de este escudo en una de las entradas sobre Heráldica Portugaluja (18), vamos a analizarlo como el resto de los escudos religiosos de las Órdenes y Congregaciones asentadas en la Villa. La que tratamos hoy, ya estaba con nosotros allá por 1550 y con su propio convento desde 1564.
La rama femenina de la Orden de los Hermanos Menores es la Orden de las Clarisas, nacida en la madrugada del Lunes Santo de 1211, cuando la joven de 18 años Clara de Asís, perteneciente a una de las familias más nobles de Asís, se fugó de casa y marchó en busca de Francisco y sus primeros compañeros. Pronto se la unieron varias compañeras que se asentaron en la iglesia de San Damián, que había sido restaurada tres años antes por Francisco. A este, no le gustó la denominación de “Hermanas Menores” y pasaron a llamarse “Señoras Pobres”. Por un canon del Concilio de Letrán, tuvieron que profesar la Regla benedictina, pero al final, días antes de morir en 1253, Clara consiguió del Papa la aprobación de su “Regla”, la primera compuesta por una mujer para mujeres. Hoy en día existen no menos de 800 monasterios, con unas 15.000 hijas de Santa Clara.
Ostentan tanto el escudo de la Orden de San Francisco como la Cruz de San Damián. El primero nos muestra dos brazos cruzados sobre la Cruz Tau o Tao, que es la última letra del alfabeto hebreo (en nuestro caso, una cruz). El primer brazo desnudo representa a Jesucristo y el segundo a San Francisco de Asís, fundador de la orden franciscana. Cada mano tiene una llaga que representa las marcas de los clavos de recibió Jesús en su pasión y muerte. San Francisco experimentó los estigmas: a él le aparecieron las mismas llagas que sufrió Cristo. A veces, se ponen nubes debajo de los brazos, significando que San Francisco ahora disfruta la Vida Eterna al lado de Jesús. En nuestro escudo, la mano de San Francisco no está perforada.
La talla que encabeza estas líneas estaba en el frente del nuevo altar que se colocó en 1939 tras la reconstrucción del convento que había sufrido grandes daños en 1937. Hoy en día nos recibe en el hall del moderno convento sito en los últimos pisos del edificio de viviendas desde el que se contempla el antiguo convento, hoy reconvertido en el Centro Cultural Santa Clara.
El crucifijo de San Damián es un icono de Cristo, pintado sobre tela después del 1100 y luego pegado sobre madera. Esta cruz de 2,10 m. x 1,30 m. fue realizada para la iglesia de San Damián, de Asís. Los siguientes datos han sido extraídos de www.franciscanos.org
Destaca en el centro la figura de Cristo. Su rostro muestra serenidad. En línea con la bella tradición de los iconos, tiene los ojos grandes, pequeña la boca, casi invisibles las orejas.
La parte superior del icono muestra una inscripción sobre una línea roja y otra negra, con las palabras: «IHS Nazare(nus) Rex Iudeoru(m)», «Jesús Nazareno, el Rey de los judíos».
Sobre el rótulo, un círculo. En el círculo, un personaje: el Cristo de la Ascensión, abandonando el sepulcro representado en la oscuridad del círculo. Lleva en la mano izquierda una cruz dorada, signo de su victoria sobre el pecado. Alarga la mano derecha en dirección al Padre. A izquierda y a derecha, unos ángeles. Miran a Cristo que entra en la gloria. Un círculo, del que se ve solo la parte inferior simboliza al Padre del que se ve una mano con dos dedos extendidos.
Bajo cada mano y antebrazo de Cristo hay dos ángeles. La sangre de las llagas los purifica, y se derrama por el brazo sobre los personajes situados más abajo. Todos son salvados por la Pasión. En los extremos de los brazos de la cruz, dos personajes señalan el sepulcro vacío y representan a las mujeres que fueron a embalsamar el cuerpo.
A los lados de Cristo, cinco personajes: A su derecha, María y Juan y un personaje pequeño que representa a Longinos, el soldado que atravesó con su lanza el costado de Jesús. A la izquierda, María Magdalena y María, madre de Santiago el Menor. Además, el centurión romano y a sus pies otro personajillo que pudiera representar al jefe de la sinagoga.
En la base de la cruz, los pies perforados por dos clavos. A la derecha, hay dos personajes: Pedro, con una llave, y Pablo. Debía haber otros. El tiempo los ha borrado. La sangre de las llagas se difunde sobre ellos y los purifica.
Sobre Pedro, a media altura frente a la pierna izquierda de Cristo, un gallo en actitud desafiante que evoca la negación de Pedro.
Francisco miró, interrogó con detención a este crucifijo. Y se le convirtió en camino que lo condujo a la contemplación de su Señor. Fue el punto de partida de su Misión: «Ve y repara mi Iglesia». Que tengáis todos PAZ Y BIEN.

JOSE LUIS GARAIZABAL FLAÑO

Fotografías: José Luis Garaizabal (2015)

Bibliografía e imágenes del icono:
http://www.franciscanos.org/enciclopedia/moriceau.html


lunes, 27 de marzo de 2017

PROCESIONES RELIGIOSAS EN LA POSGUERRA (1)



El archivo fotográfico de Mª Jesús Navarro, que puso a nuestra disposición, tenía además de la serie de fotos de las vaquillas que ya hemos mostrado y que recogemos también en el próximo número de Cuadernos Portugalujos que verá la luz en un mes, otra serie de ellas dedicada a la procesiones religiosas.
Las que mostramos hoy corresponden a la festividad del Corpus Christi de 1949, y muestran a un grupo de niñas y niños a su paso por la calle General Castaños, al bajar hacia la calle del Medio.

Como fondo un comercio emblemático durante muchos años como era el de Sebastián de la Fuente.


domingo, 26 de marzo de 2017

AYUDAS A DAMNIFICADOS DE GUERRA


Tasio Munarriz, que tras publicar su libro Posguerra en Portugalete, que ya está a punto de agotarse debido a su corta tirada editorial, está ya preparando el siguiente libro sobre El final de la dictadura, trata hoy en este blog sobre los mutilados o incapacitados de la guerra.

El Decreto de 5 de marzo de 1976 estableció el reconocimiento a cobrar una pensión vitalicia a todos los combatientes de ambos bandos de la guerra que sufrieron una incapacidad física o psíquica como consecuencia de las acciones bélicas (en combate, bombardeos, incendios, etc.). Quedaban excluidos los que pertenecían al Cuerpo de Mutilados. Se exigía una incapacidad actual superior al 25%. Esta pensión era compatible con otras pensiones o ayudas con fundamento en otras causas.
En el Archivo Municipal se conservan 104 solicitudes de esta ayuda por parte de otros tantos vecinos de Portugalete. Pero hay un problema para publicar todos los nombres en este blog. 90 no vivían en la Villa en la época de la guerra. Vinieron años después. Sus nombres aparecerán en el siguiente libro sobre “El Final de la Dictadura”. De momento, solo voy a citar los 14 pertenecientes al bando republicano que eran portugalujos. Los del bando llamado “nacional” no solicitaron la ayuda porque pertenecían al Cuerpo de Mutilados y ya cobraban su pensión.

Nombre
Domicilio en 1976
Lugar del accidente
Heridas
Asensio Aguilera Pedro
Consulado de España en París
No figura
No figura
Bilbao Larrinaga Cecilio
La Cruz 3
Oviedo
De bala en un dedo meñique
Canales Sainz de la Maza Francisca
Danok-Bat 8
Termas de Molinar (Karranza)
Metralla de bomba con pérdida
de oído izquierdo
Clares Asenjo Juan
Villa Nueva 10
Gernika
De bala. Extirpado el riñón izquierdo. 55%
Egaña Marculeta Federico
Avenida Kanpazar 3
Ametralladoras
A.N.V
Bala penetrante
en vientre
González Ugarte Eugenio
Ortuño de Alango 7
Frentes de Barcelona
(1938)
Descarga eléctrica, inútil el dedo índice
López Aristondo Luis
Atarazanas 4 (1936)
No figura
No figura
Madariaga González Nicolás Emiliano
10.156 Boulebard Saint Michel (Québec)
Matico (Bilbao) (1937)
Al cargar un camión en La Comunal 7 de Sabadell (1938)
Metralla de bomba, oído derecho sordo
y herido en espalda.
Perdió tres dedos y se rompió un hueso del pié
Novo Ortiz José
Correos 24
Frente de Vitoria
Metralla en piernas
Ortiz Baranda Francisca
Grupo La Florida 30
Karranza
Metralla de bomba, pérdida del ojo dcho.
Ortiz Miguel Constantino
Avenida Kanpazar 13
Frentes del Ebro en Tarragona
De bala, pérdida del ojo derecho y reducido el oído izdo
Palacio Gómez Heliodoro
V. Chávarri 23
Monte Biskargi
De metralla bajo cadera izquierda
Pinedo Bañales Doroteo
Miramar 3
Monte San Roque (Balmaceda)
De bala en el fémur derecho

Este cuadro es una muestra de las mutilaciones que sufrieron los portugalujos citados, una verdadera joya del Archivo Municipal. No hay constancia documental sobre si estas solicitudes de ayuda recibieron una respuesta afirmativa.
Tampoco constan en ninguno de los archivos que he investigado las mutilaciones que sufrieron los combatientes que murieron antes de 1967. Para saberlo habría que investigar en todos los hospitales del Estado o preguntar a los familiares del resto de los 732 milicianos y gudaris. En los comentarios a este artículo los interesados pueden añadir los nombres de sus familiares.

Según el Ministerio de Hacienda y Función Pública, en 2.017 la retribución básica para todos los excombatientes no profesionales de la zona republicana es de 1.123,65 € al mes y la pensión según la valoración de las lesiones va de 41,66 a 416,64 € mensuales.

jueves, 23 de marzo de 2017

DANZAS VASCAS EN 1953



Estamos dando los últimos retoques al número 22 de Cuadernos Portugalujos que se repartirá el próximo mes, y en él hemos querido rendir un homenaje de reconocimiento a algunas mujeres portugalujas que no recogimos en el número anterior dedicado al comercio local.
Como tenemos por costumbre las hemos ido presentando ya en este blog, Sofía la de Rovira, Mari la Churrera y Marivi la zapatera.
Gurene y Karmele, las hijas de esta última que nos han ayudado a confeccionar la historia de su madre, nos han facilitado además diversas fotografías  para ilustrarla, algunas de las cuales traemos hoy aquí.
Son las dedicadas a su afición de joven a las danzas vascas y que están fechadas el 12 de julio de 1953, en el campo San Roque, que son de verdadero interés. Se nos señala que corresponden a la inauguración del Campo, pero habrá que comprobarlo pues dicha inauguración se produjo en 1946.
La que acompaña a estas líneas saltando sobre el vaso es del día de la inauguración del depósito de aguas  en 1954, que nos resulta inédita de dicha celebración.
Por otra parte recordar también que estamos con la socia más antigua del Portugalete F.C. pues tiene carnet desde hace ya siete décadas.



miércoles, 22 de marzo de 2017

EXPOSICION MARI DAPENA Y PORTUGALETE, EN RIALIA



No es la primera vez que recordamos a Mari Dapena, en este blog, (Pinchar para ver), desde que el Museo de las Encartaciones inauguró hace un año su exposición retrospectiva.
Después organizó otras dos exposiciónes en Balmaseda, y en el edificio de Juntas Generales de Bilbao para ahora cerrar el ciclo en Portugalete, queriendo abarcar la zona donde la pintora desarrolló su actividad.
En RIALIA, Museo de la Industria, hasta el 9 de julio, se nos recuerda a esta artista relevante, impulsora junto a Agustín Ibarrola e Ismael Fidalgo de las primeras exposiciones itinerantes en Bizkaia (1956), fundadora, con el propio Ibarrola y Dionisio Blanco de Estampa Popular de Bizkaia (1961) y miembro del Grupo Emen (1966) y del grupo Indar (1970).
Igualmente trabajó sin descanso en pos de una sociedad más justa, lo que la llevó a defender posturas feministas y ecológicas en un tiempo en que estas ideas eran totalmente desconocidas para la población.
En esta exposición se presenta una parte de su obra, dibujos, a veces simples bocetos y otras obras finalizadas, completándose con óleos y tallas.
Y es que Mari Dapena cultivó el dibujo, la pintura y la escultura
durante toda su vida, a veces de manera obsesiva. Dibujó todo tipo de escenas y utilizó técnicas y materiales muy variados, desde simples papeles a cuadernos de dibujo, en ocasiones a lápiz, a veces a rotulador, en otras a bolígrafo o usando ceras. Y en muchas ocasiones estos mismos temas fueron pintados a óleo, tallados o grabados pues acostumbraba a representar un mismo trabajo en diferentes formatos.





martes, 21 de marzo de 2017

LOS MUNICIPALES COMO ESPÍAS AL FINAL DE LA DICTADURA (4): GRABACIÓN DE LAS HOMILÍAS



Durante varios domingos algunos feligreses y los sacerdotes habían observado cómo varios agentes de la Policía Municipal, vestidos de paisano, escondían un magnetofón (Philips-cassette) debajo del abrigo o gabardina sujeto al cinto del pantalón y asomaban un micrófono por la manga en dirección a un altavoz para grabar las homilías. El lugar era detrás de las últimas columnas. Después de las misas, se dirigían al Ayuntamiento, mirando para atrás a ver si alguien les seguía.
El domingo 11 de marzo de 1973 en la misa de 9 de la mañana, hacia la mitad de la homilía pronunciada por Angel Garamendi, José Goñi advirtió que un señor estaba grabando. Lo invitó a pasar a la sacristía, pero él no hizo caso. Resultó ser el agente municipal Juan Vidal Lamiña, domiciliado en Baracaldo. Invitado a marcharse, lo hizo. Poco después el mismo sacerdote observó que otro agente estaba grabando en el otro extremo de la basílica y lo invitó a pasar a la sacristía, a lo que accedió. Resultó ser Antonio Tabares Rodríguez, domiciliado en Santurtzi.
Terminada la misa, al Sr. Tabares se le pidió que borrase la cinta ya que su contenido pertenecía a la Iglesia y su uso fuera del templo podía ser ilegal y la responsabilidad no era de los sacerdotes. Contestó que había recibido órdenes de sus superiores y que no borraba la cinta hasta que ellos se lo mandaran. Reconoció que los mandaban a ellos todos los domingos porque no eran vecinos de Portugalete y pasaban más desapercibidos.
Mientras tanto, el sacristán Manolo Fernández y el médico D. Angel Alday bajaron al Ayuntamiento para hablar con el jefe de la Policía Municipal Sr. Armendáriz. Este les dijo que el Sr. Tabares estaba cumpliendo sus órdenes.
Los curas llamaron al obispo para consultarle sobre la posibilidad de hacer algo. El obispo contestó que no había impedimento canónico ni legal para grabar en magnetofón en el templo, que por las buenas le pidieran al agente municipal borrar la cinta, que, si no aceptaba, firmase un escrito en el que manifestase las condiciones en las que se llevaba la cinta grabada y, si no aceptaba, que unos testigos lo declarasen por escrito. El agente no accedió a nada.
Subió del Ayuntamiento el agente Juan Vidal Lamiña diciendo que el Sr. Tabares bajase inmediatamente. Los sacerdotes insistieron en que se podía ir, pero que no estaba claro si tenía que borrar la cinta o no. Vidal llamó al Ayuntamiento comunicando la situación. Le contestaron que esperase.
Angel Garamendi y Angel Alday fueron a casa de D. Casimiro Ramón, alcalde en funciones, para notificarle la situación y razonar el problema de la cinta. Como no estaba en casa, desde allí le llamaron al Ayuntamiento y les respondió que inmediatamente iba a dar órdenes a los agentes que estaban en la sacristía.
Después de media hora de espera, nadie llamó. Desde el Ayuntamiento llamaron muy nerviosos y sin identificarse: “Subo ahora mismo, que esperen”, “Como no suelten e los agentes, aténganse a las consecuencias”. Por el timbre de voz, debía ser el Sr. Lindosa, Se le contestó que los agentes no estaban retenidos y todos esperaban lo que dijese el alcalde, como había prometido.
A las 11, 30 llamó José Manuel Esparza, alcalde real, diciendo que saliesen los agentes con la cinta. Los curas le advirtieron la posibilidad de suprimir el resto de las misas del domingo notificando al pueblo la situación creada y quiénes eran los responsables. Respondió Esparza que los agentes estaban bajo sus órdenes y que en todos los sitios de España estaba permitido grabar con magnetofón.
Salieron los agentes y los sacerotes dudaron si celebrar las misas siguientes o no. De momento la celebraron y llamaron al obispo para consultarle. Al no encontrarlo, hablaron con el vicario de pastoral José Angel Ubieta, que les recomendó celebrarla exponiendo al pueblo fiel lo que había pasado.
Tabares y Vidal dejaron escrito para el jefe de la Policía Municipal que grabaron la homilía para oírla en su domicilio con su familia y que no habían recibido la orden de grabar.
El 12 de marzo, lunes, los curas estuvieron con el obispo y se comprometieron a hacer un informe para que él hiciese el uso oportuno.
Lindosa escribió al alcalde para informarle de que los agentes deseaban denunciar los hechos en el Juzgado de Instrucción de Guardia. También le decía  que esperaba sus órdenes para instruir diligencias contra los sacerdotes por el delito de secuestro y coacción, aconsejado por el secretario municipal.
Hasta 1975, cuando murió José Manuel Esparza y desaparecieron Lindosa y Villán Castañeda, los curas en todas las misas venían a decir que la comunidad la componían todos los presentes menos los policías municipales que iban como chivatos a grabar las homilías para denunciarles. En el Archivo Municipal hay 89 copias mecanografiadas de las grabaciones. El encargado de transcribirlas a mano era en muchos casos José María Miravalles Uriabarrena, secretario general del Consejo Local del Movimiento. La mayoría de las copias las firmó Manuel Fernández Castro como jefe accidental. El alcalde le enviaba semanalmente al gobernador la copia correspondiente. A pesar de tanto trabajo por parte del municipio, los curas no consiguieron convertir a ninguno.


Postdata: El diario Gara de 31 de mayo de 2008, 36 años después, decía con respecto a la parroquia Santa Maria de Portugalete: “En 1972, guardias municipales llegaron a acudir con intención de grabar la homilía pistola en mano, lo que generó un gran revuelo entre los feligreses”. No señalaba en qué fecha, quién les vio, quiénes eran esos guardias, dónde estaban para las grabaciones, qué pintaban con “pistola en mano” y en qué consistió el revuelo entre los feligreses. 


lunes, 20 de marzo de 2017

ESCUDOS DE LAS ÓRDENES Y CONGREGACIONES RELIGIOSAS DE PORTUGALETE (9):ESCUDOS DE SANTIAGO Y SAN IGNACIO (AULA MAGNA UNED)



Al visitar la antigua capilla de la Casa de Ejercicios, me he quedado sorprendido por la belleza de la puerta de entrada, en la que por su parte exterior aparecen tallados los escudos de SANTIAGO y el del linaje de IÑIGO DE LOYOLA, con unas leyendas bajo ellos que dicen SANTIAGO y S. IGNACIO.
No creo que se tratase de hacer un gesto de agradecimiento a Santiago Martínez de Lejarza o a su nieto Santiago Martínez de las Rivas, cuyo primo José Mª Olabarria Mtnez. de las Rivas, cedió la finca a la Compañía de Jesús, pues lo normal hubiese sido colocar el escudo de Lejarza junto al de la familia del santo o aún mejor al monograma IHS.
Más lógico sería encontrar el paralelismo entre el apóstol Santiago e Iñigo de Loyola y solo se me ocurre que quisieran expresar el espíritu militar que envuelve a ambas figuras. Santiago aparece espada en ristre en las imágenes que conmemoran su aparición durante la batalla de Clavijo en el 844, inspirando posteriormente el nacimiento de varias órdenes militares, como la de Santiago cuyo emblema es “una cruz latina de gules simulando una espada, con los brazos rematados en flor de lis y una panela en la empuñadura”. También se dice, que en tiempos de las cruzadas, los caballeros llevaban pequeñas cruces con la parte inferior afilada para clavarlas en el suelo y realizar sus oraciones diarias”.
A Iñigo, le apasionaba la vida caballeresca y al morir su madre le enviaron a Arévalo, a casa de Juan Velázquez de Cuéllar, donde fue familiarizándose en el dominio de las armas. Acabó sirviendo al Virrey de Navarra ejerciendo de militar del ejército castellano que había invadido Navarra en 1512. En 1521 cayó herido en Pamplona cuando las tropas navarras y francesas intentaron recuperar el reino desde la Baja Navarra. En el otro bando estaba la familia de Francisco de Xabier y paradojas de la vida, ambos formaron parte años después del primer embrión de la Compañía de Jesús.
El escudo de su linaje era doble: la parte derecha corresponde a OÑAZ y está formada por siete bandas rojas sobre campo de oro, que representaban la participación de Juan Pérez de Loyola y otros seis hermanos, en la batalla de Beotibar que libraron navarros y guipuzcoanos en 1321, concediéndoles este linaje el rey Alfonso XI.
El escudo de LOYOLA, con una olla colgada de las llares (cadenas) y flanqueada de dos lobos rampantes, son las armas que aparecen sobre la puerta de la Casa Torre de Loyola. Los lobos pueden significar agresividad y astucia guerreras, así como la olla identifica a quien es capaz de poner en pie de guerra y sustentar por su cuenta una mesnada. También puede identificar a alguien que ha conquistado una fortaleza y ha entrado hasta la cocina. El nombre de Loyola viene de los lobos y la olla que aparecen en el escudo familiar “lupus in olla”.
Ambos aparecen como azotes del enemigo de la Iglesia Católica, personificados en los musulmanes y en los protestantes.
Si interesante es la parte exterior, no menos lo es la interior, con un diseño idéntico en el que se muestran dos escudos enigmáticos. El de la derecha, muestra las letras griegas P “rho” y W “omega minúscula” (invertida), que están coronadas por siete estrellas. En astrología, Virgo se representa () y es el sexto signo del zodíaco y simboliza el servicio y el trabajo, representando en la antigua Grecia una Virgen. Ha sido identificada con varias diosas como Astrea e incluso con Afrodita y para los romanos representaba a Ceres, diosa de la agricultura, cosechas y fecundidad. Posteriormente, los Padres de la Iglesia cristianizaron esa mitología, convirtiendo a Virgilio en un profeta, asimilaron la Virgo (Astrea) con la Virgen María y a Jesús con el virgiliano "naciente niño, por quien la vieja raza de hierro termina y surge en todo la nueva Edad Dorada del mundo". No sería extraño que quisieran representar en la talla a la Virgen María, ya que en el otro escudo está clara la representación de Jesús.
Se llama Crismón y es el monograma de Cristo. Está formado por las letras griegas X (chi) y P (rho) que son las dos primeras letras del nombre de Cristo en lengua griega, KHRISTÓS que significa: “el ungido”. Del centro surgen siete rayos, número idéntico al de estrellas del otro escudo.

JOSE LUIS GARAIZABAL FLAÑO

Fotografías: Jose Luis Garaizabal (2016)
Bibliografía:

(Angel Almazán) y wikipedia


domingo, 19 de marzo de 2017

FACUNDO SOLDEVILLA, "EL CHURRERO"



En Portugalete siempre recordamos los puestos de churros, siendo sus propietarios generalmente personas populares y respetadas en la Villa. Remontándonos a los últimos años del siglo XIX nos encontramos a nuestro personaje, Facundo “el churrero”, que estableció una larga saga tras casarse tres veces.
Facundo Soldevilla había nacido en 1861 en el pueblo alavés de Oyón y con 20 años se vino a casa de una tía suya, Agapita Soldevilla casada con Matías Lasa, luego carpintero, que había llegado un año antes y vivía en el nº 1 del barrio de Azeta. En esta casa donde residían más de una treintena de personas, la mayoría jornaleros burgaleses que trabajaban en las fábricas cercanas, estuvo un año, hasta que con su tía se trasladó a la calle del Medio.
Persona inquieta y emprendedora empezó, como los demás emigrantes, de jornalero en las fábricas, pero pronto, tras observar en unas fiestas de Leioa, como hacían y vendía churros en un puesto ambulante, decidió dedicarse a este negocio, que alternaría con diversas tareas en la ría.
No habían pasado tres años cuando ya lo encontramos viviendo en la travesía Santa Clara, casado con Carmen Sañudo, natural de Zalla, con la que tuvo a sus primeros hijos Pedro, Francisco y Josefa.
Por si no eran pocos, un día yendo camino de Gallarta a la romería de San Antonio con el carro tirado por un burro en el que llevaba todos los bártulos de su profesión de churrero, se les unió un ciego acompañado de su lazarillo.
Pedro Heredia decía que “el ciego, de edad madura, algo debía ver pues hacía muy bien la esgrima del palo en las costillas del muchacho”.
En el camino éste se hizo simpático a la mujer de Facundo. “Ya en Gallarta se completaría su conquista. Dormía el niño junto al horno de la churrería y observando en él aquel semblante de inocencia, la mujer comenzó su ataque sentimental a su marido.
 -¡Recógele Facundo! ¡Pobre chico! ¡Tener que ir con esa mala bestia!
El churrero, un riojano brusco pero noble de corazón, calculando sus necesidades familiares, replicaba:
-¡Otra boca más! ¿Es que no tenemos pocas?
No hay nada que no consiga una mujer cuando se lo propone, y así, poco a poco, con insistencia machacona, acabó con la resistencia de Facundo, quien, cuando acabó la romería y recogieron los bártulos, antes de emprender el regreso a la Villa se encaró con el niño y con aquel acento de autoridad un tanto brusco de los riojanos, le dijo:
-¡Pinche! ¡Vamos caminando! ¡Tú ya eres de los nuestros!
Así quedó el muchacho, Gregorio del Campo, con lo de “El Pinche”. Había nacido en 1878 en Santa María del Invierno en la comarca burgalesa de los Montes de Oca, y tenía 11 años. En lo sucesivo formaría parte de la familia del churrero, que entonces vivía en Coscojales, y con quien aprendería los trabajos de la mar.
Facundo, se trasladó a vivir al Muelle Viejo, a la casa del ataúd, donde nació Guadalupe, la última hija de su primera mujer que murió dejándole viudo sin ver el siglo XX. Aquí dedicado a todo tipo de ocupaciones relacionadas con el movimiento del puerto, como apañar las “barreduras” del carbón en los barcos que atracaban en la dársena, o atender al bar donde servían comidas, gestionado por sus hijos, se convirtió en uno de los personajes populares de aquellos años al igual que los recordados Víctor Urrestarazu, Gorrión, los Colillas, etc.
El vate popular le incluyó en aquella canción que empezaba:
El Muelle Viejo, señores, ya no es de Portugalete,
que se quiere gobernar como pueblo independiente.
De alcalde, Víctor “El Buzo”, de secretario, Sotero,
serenos Canillo y Angel y de alguacil “El Churrero”.
Facundo se casó en segundas nupcias con Dionisia Prieto, también viuda con dos hijas, y pasó a vivir al número 2 de la calle Salcedo. En el padrón municipal encontramos que Gregorio, “el pinche” figuraba entre su familia como criado.
Sería a finales de 1901, cuando éste se casa con Natalia Criado, de la que ya hablamos en este blog y con la que tuvo 13 hijos, una de las proles más numerosas que se recuerdan en la Villa. Para Facundo esta rama de “los pinches” siempre fue parte de su familia, y Nisio el palangrero, hijo del pinche, solía recordar que su padrino había sido Paco, el hijo del churrero. Hoy en día un eslabón de esta saga familiar de los pinches, Txomin Hermosilla Gómez, se encuentra por Norteamérica trabajando para la NASA.
Facundo tuvo otras tres hijas de su segundo matrimonio y tras quedar nuevamente viudo se volvió a casar. Murió en 1950.
Estamos pues ante una saga portugaluja amplia, pudiendo recordar entre sus hijos a Francisco Soldevilla Sañudo, conocido en el muelle Viejo por su bar “El Churrero” y que salió elegido concejal en las listas del PSOE en la primera corporación republicana del año 1931. En las fotos inferiores aparece en el balcón del bar y frente a él con gente del muelle Viejo.
Casado con María Egusquiza, hizo consuegros a nuestro Facundo “el churrero” y a Gabriel Egusquiza, “Napoleón”, otra estirpe de portugalujos dedicados a los trabajos de la ría y el puerto, que había conseguido su apodo por su actuación en la guerra carlista. Viejo lobo de mar, habitual en los salvamentos de náufragos en la barra, por los que había sido reconocido en dos ocasiones con sendas medallas y diplomas, vivió los últimos años con una lesión grave al corazón que le atendía el Dr. José Luis Aldecoa. Sin embargo, tenía 73 años, cuando un muchacho se cayó al agua frente a la estación, no dudando en lanzarse salvandole la vida, aunque ello fuera la causa de que días después su corazón le fallara definitivamente. Su heroica actuación en 1928 causó gran impacto en la Villa.

Paco Soldevilla murió durante la guerra civil en el frente y de su matrimonio con María Egusquiza, recordaremos a su hijo Francisco, maquinista naval, que emigró a Nueva York donde estudió y se doctoró en literatura hispánica, casándose con una hija de españoles y a su hija Mª Carmen. Esta se casó con José Luis Ranero Tejedor, con lo que la saga del churrero se enlazó con la saga de “los de la Narria”, que constituyera igualmente a final del siglo XIX, el carranzano Emilio Ranero. Fue también Pedro Heredia quien nos habló de él: “Emilio había sido antes mayoral de la diligencia de Solares a Santander, y por su gran experiencia en el comercio del ganado, su opinión era muy estimada en el trato y justiprecio, al que era llamado con frecuencia.
Cuando se instaló el tranvía entre Bilbao y Portugalete, Emilio se hizo cargo del reparto de mercancías, poniendo en práctica una idea rural en la Villa de las calles empinadas: La narria.
Y cayó tan simpática la narria en nuestra Villa que a los miembros de dicha familia se les llamó en adelante, sin prescindir de sus nombres propios, “los de la narria”.
Por su parte su hija Guadalupe Soldevilla Sañudo, que había nacido en la casa del ataúd, se casó con Juan Contreras Soldevilla, con lo que la familia del churrero se enlaza con la conocida familia de carniceros de Juan Contreras. Ambos eran primos carnales por lo que tuvieron que obtener previamente dispensa papal. A su vez este pasaba a ser cuñado del popular Félix Parras, con fábrica de embutidos en Abatxolo.
De esta rama del árbol genealógico procede su nieto el industrial, actual propietario del Palacio Oriol junto a la muga con Santurtzi, José Luis Contreras Soldevilla.

Como no se trata de recoger todo su árbol genealógico acabaremos citando que de sus tres hijas del segundo matrimonio, Paula, Dionisia y Bienvenida Soldevilla Prieto, esta última es recordada por haber atendido toda su vida la taquilla del Puente Colgante, tras ocupar el puesto que ocupara durante muchos años su sobrina.






jueves, 16 de marzo de 2017

LOS MONUMENTOS A LOS “CAÍDOS POR DIOS Y POR ESPAÑA” (2)





Continuamos hoy con el trabajo de José Manuel López Díez sobre la segunda escultura que hubo en los jardines de la torre de Salazar, ambas homenajes a las víctimas franquistas de la guerra civil, obra de Jesús Torre Goiricelaya, y que el autor denomina:

El monumento de nunca acabar

Ya con José Manuel Esparza Mangirón sustituyendo a Bayo en la alcaldía, la Comisión Municipal Permanente acordó el 30 de diciembre de 1965 que, “con motivo de los nuevos arreglos que se están realizando en los jardines donde se halla situada la Casa-Torre Salazar, y deseando instalar un nuevo Monumento a los Caídos que reemplace al actual” se encargase a Torre que presentara un proyecto de construcción del citado monumento.
Más adelante se consignarán otras razones para esta decisión. Antes, Esparza informó a la comisión de que había concluido con el escultor que “el monumento a los Caídos va a ser de línea estilizada y un precio de 130.000 pesetas que se incrementará en 20.000 pts. más, haciendo un total de 150.000 pts. por las letras de bronce y otros motivos ornamentales independientes del compuesto escultórico. Y que Torre “se había pronunciado en el sentido de que se le anticipara a buena cuenta el 50% del importe, para pago de materiales”. Así se aprobó el 28 de enero de 1966.
Pese a todo, el 10 de mayo de 1968 la comisión acordó señalar al escultor la fecha del 18 de Julio “para que haga entrega a este Ayuntamiento del monolito a Los Caídos, ya que se está demorando mucho este asunto y una parte importante del presupuesto de esta obra” se había abonado a Torre. La impaciencia del organismo se traslució de nuevo el 11 de julio de 1969, cuando aprobó comunicar al escultor “para que manifieste terminantemente la fecha en que quedará definitivamente terminado el monumento a Los Caídos”.
Llegamos a 1970. El 9 de junio, Esparza “dio cuenta de las conversaciones que en los últimos días ha celebrado con el escultor Sr. Torre, sobre la situación del monumento a Los Caídos, visitando con él la zona del Parque, entre la Torre de Salazar y la Basílica de Santa María, donde está colocado, dándole cuenta de las dificultades de última hora en la terminación de las dos figuras laterales, y comprobando que la figura central se encuentra totalmente terminada y fundidos los dos grandes escudos de España y Portugalete, que colocará a derecha e izquierda de la base de piedra. Le mostró, también, pruebas y tamaños de las letras en bronce para las inscripciones, por lo que cree será una realidad en fecha próxima, la entrega de la obra”.
Acto seguido, se explayó ante la misma “Comisión de Embellecimiento” e “hizo hincapié de nuevo, en lo ya conocido por todos los miembros de la Comisión y Ayuntamiento, que era necesario recalcar; la realidad de una obra, distinta totalmente de las que figuran en otros pueblos e incluso Capitales; el contraste tremendo con la que se derribó, verdadera vergüenza hasta para los indiferentes; el precio a que contrató, que ha obligado a paciencias y concesiones, en evitación de que dejara la obra, aun perdiendo lo invertido, colocándonos en una postura dificilísima y sobre todo el aguantar el ‘eso’ de los artistas que trabajan, según ellos, solamente en momentos y en olor de inspiración”.
Igualmente, Esparza comunicó el 3 de julio a dicha entidad que “existe un compromiso formal con el Escultor”, de que el monumento “se inaugurará dentro del mes de Agosto próximo, para lo cual, mañana día 4, firmará el correspondiente escrito en el que hará figurar la aplicación de penalidades económicas si, pasado dicho mes, no lo hubiera entregado”. Además, “se dará cuenta de lo tratado con el Escultor, a la Jefatura Provincial del Movimiento, que está interesada en la cuestión”.
Según la comisión permanente del 13 de julio, Torre envió una carta “manifestando que para antes de que finalice el mes de Agosto, quedará terminado el Monumento a Los Caídos, y caso contrario, se hace responsable de una penalidad de QUINIENTAS pesetas diarias a partir del 1º de septiembre”. Y el 24 de julio, la comisión dio cuenta del oficio remitido por la alcaldía al escultor, “recordándole que dentro del mes de Agosto deberá terminar la escultura que se le encargó en su día, así como los vencimientos que se le han dado para el abono de la cantidad aún pendiente de pago”.
¿Se cumplió la sanción? Desde luego, Torre no acabó la escultura entonces. La comisión apuntó el 5 de febrero de 1971 que un teniente de alcalde había visitado el estudio de aquel, “con el fin de ver el estado en que se encontraba el monumento a los Caídos, habiendo comprobado que una de las figuras de los dos niños, se encontraba prácticamente terminada, y la otra, aproximadamente, en su mitad, habiéndole indicado el citado Escultor que estaría terminada para Semana Santa”. No obstante, el secretario municipal corrigió el acta días después: “por error se hizo constar que de las dos figuras que componen el monumento, una se encontraba terminada y la otra en su mitad, cuando en realidad una de ellas se hallaba sin comenzar y la segunda estaba realizada en su mitad”.
A todo esto, el vespertino bilbaíno Hierro anunciaba el 2 de noviembre de 1971: “Portugalete: el monumento a los Caídos se inaugurará próximamente”. Y proseguía:

“Muchas personas en Portugalete nos han preguntado, y nosotros mismos nos habíamos hecho la misma interrogante, sobre cuándo se inauguraría el monumento a los Caídos que se está erigiendo hace tiempo ya en los jardines del campo de la iglesia, junto a la torre de Salazar.
A tal fin preguntamos a un miembro de la Corporación Municipal, de la Comisión de Arte, Cultura y Música.
―Mira, esto no depende del Ayuntamiento, sino de cuándo nos entregue la obra terminada el artista.
Y el artista es el conocido escultor arenero y buen amigo nuestro, don Jesús Torre, autor, entre otras muchas, de la imagen que corona la torre del Colegio de Santa María.
Con ocasión de un reciente acto oficial nos lo tropezamos.
―Sí, por diversas circunstancias me he retrasado; la demora se debe solamente a mí, pero lo tengo prácticamente terminado y próximamente haré su entrega.
El Ayuntamiento, por su parte, celebrará la inauguración una vez que le sea entregado. Así, que esperamos que el amigo Torre haga desaparecer lo antes posible el feo cercado que rodea el monumento y tan bonito lugar”.

El 24 de marzo de 1972 aparece la última nota de la comisión permanente sobre este asunto. En ella, Esparza informa de que “por lo significativo de la frase en los momentos actuales, en el Monumento a los Caídos se pondrá la frase que diga: ‘Ojalá fuera la mía la última sangre española que se vertiera en discordias civiles’ (José Antonio Primo de Rivera)”. Pertenece al testamento del fundador de Falange Española.
Finalmente, el monumento fue inaugurado el 14 de julio de 1973, junto a otras obras y servicios municipales, cuatro días antes de la fiesta que conmemoraba la sublevación fascista de 1936. Hacía más de siete años que el ayuntamiento había encargado la escultura, cuyo costo definitivo ―375000 pesetas— duplicó con creces el original.