martes, 10 de marzo de 2020

RECUERDOS DEL BARRIO DE LA FLORIDA (8): LOS MATACABRAS EN EL Nº 29



Aprovechando que hemos leído el libro LOS MATACABRAS. MEMORIA DE LA FAMILIA VITORES,  dentro del formato Biografías noveladas, que nos ha proporcionado Andrés Vitores Ugarte recogemos el pasaje que recuerda su paso por el barrio:
En 1958 la familia Vitores Ugarte se trasladó al grupo Genaro Riestra de Portugalete  y ocuparon el cuarto y último piso mano derecha del portal nº 29. En ese mismo año, el 8 de marzo, como si fuera una celebración por la nueva vivienda nació su hermana Itziar.
La casa se distribuía en tres habitaciones, un salón, cocina y cuarto de baño. El dinero ahorrado por el matrimonio les permitió dar una entrada y comprar algunos muebles para empezar una nueva vida. En un principio la casa no disponía de electricidad, así que se iluminaban con lámparas de carburo y se calentaban con la chapa económica, y aunque contaban con agua corriente, la presión no era suficiente para alcanzar la última planta, por lo que debían caminar hasta una fuente cercana para coger agua en baldes. Aún así las comodidades y la intimidad que ofrecía aquella vivienda eran muy superiores a las que habían dejado en la otra margen de la ría.
A partir de aquel momento, la vida infantil de José Andrés se entremezcló con la de otros muchos niños, hijos de jóvenes que llegaban de distintas zonas y barrios, como Rufino Andikoetxea; el palangrero Pepe del Campo; los Fernández, los Cantalapiedra, los Isuzkiza o los Alba, vendedores de aceitunas en el mercado. Todos convivieron en el mismo portal haciendo de él una comunidad joven y soñadora en cuyas manos se encontraba el futuro. La existencia de los habitantes de "Genaro Riestra" era muy similar, las familias funcionaban con la misma suerte de vida, haciendo frente a las necesidades diarias y disfrutando de los logros que iban llegando. Los diferentes bloques estaban ocupados por gente obrera, gente de bien, con sus trabajos honrados y más o menos el mismo o parecido poder adquisitivo.
En casa de Andrés y Pilar todo iba bien, pero dentro de los límites que la economía podía permitirles. Sin necesidades a la vista, los caprichos estaban fuera de lugar.
El pequeño José Andrés y otros muchos chavales crecieron corriendo por aquellas campas de La Florida a medio asfaltar y consiguieron hacer de su infancia una etapa llena de risas, de retos, de diferencias y de solidaridad. La calle era de los niños. Jugaban al fútbol, se escondían en los alrededores y robaban fruta en el huerto de la familia Bilbao. 
Posteriormente fue matriculado en la Academia San Antonio del Ojillo, (la foto del grupo de chavales corresponde a esos años) que fundara unos años antes el leonés Antonio Puente Pablos que impartía clases junto con su esposa Olga Peñalva Raiva, oriunda de Lamiako y con la que residía en el portal nº 31 a pocos metros de la de los Vitores Ugarte.

Sobre los recuerdos del barrio, y ya no en el libro, Andrés nos señala a uno de los curas que tuvo el barrio, como fue Joseba Atxa Ugarte, que creó la primera ikastola nocturna en los locales de la parroquia.
Lo considera como un ejemplo de vida social que facilitó los locales parroquiales para que los obreros se reunieran y celebraran charlas, les apoyó en la dura huelga de Bandas (Etxebarri) y con su apoyo pudo formarse la coordinadora de las empresas de la zona industrial de Portugalete, integrada por las entidades más importantes de la época, como Talleres Urbasa, Centrimetal, Hierros Arbulu, Fundiciones Portugalete, Bakelan, Persianas Santiago, Empronor, Antec y otras, que en total englobaban cerca de 1.500 trabajadores.
Ofreció su vivienda para uso social, así como su biblioteca personal y participó activamente ocultando y salvando a personas de la represión franquista, razón por lo cual el también la sufrió.

4 comentarios:

  1. No hay palabras para agradecer esta inestimable aportación a la historiografía local, sin la que nunca hubiéramos sabido que en Portugalete hubo una época en la que el agua no llegaba a los pisos y los niños jugaban en calles sin asfaltar. Cuánta diferencia con estos tiempos de prosperidad universal, en los que todos los portugalujos y portugalujas atamos a los perros y perras con longaniza.

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  2. A José Andrés Vítores,los amigos del barrio le llamabamos"CARMELO".Hoy en día lo seguimos haciendo y el motivo es porque cuando jugamos al fútbol en la "campa del gordo"el era el portero y por aquellos años Carmeño era el portero del Atlhetic.

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