viernes, 26 de abril de 2013

POSGUERRA: RECUERDO A LOS CAIDOS EN LAPIDAS Y MONUMENTOS




El Ayuntamiento decidió construir un panteón dedicado a los “caídos”, en el cementerio, para enterrar sólo a los 42 nacionales muertos en el frente o asesinados en los barcos-prisión y en las cárceles. Todavía se conserva, aunque sus nombres son difíciles de leer en la lápida. Su construcción costó 10.427 pesetas y lo realizó el constructor Manuel Leza Ibáñez, que ganó la subasta, con el proyecto de Santos Zunzunegui. Se inauguró en 1939.
En la puerta lateral de la Basílica se puso una lápida (en el angulo superior izquierdo de la foto correspondiente al Congreso Eucarístico de 1943) con la lista de los 42 nacionales citados cumpliendo el Decreto del Gobierno de Franco que decía: “En los muros de cada parroquia figurará una inscripción que contenga los nombres de los caídos, ya en la presente Cruzada, ya víctimas de la revolución marxista”
La inscripción tenía que ir encabezada por el nombre de José Antonio Primo de Rivera, el yugo y las flechas, símbolo de FET-JONS, y el eslogan “¡Presente!”.
Después se añadió otra placa con los nombres de los fallecidos en el frente ruso con la División azul.
En la noche del 26 al 27 de febrero de 1962 alguien rompió la lápida de los “caídos” y el Ayuntamiento prometió volver a colocarla. Pero no encuentro ningún documento que acredite que se volviese a reponer. En 1966, cuando llegué a Portugalete, no había ninguna lápida.
Otra lápida estaba inscrita en una de las cuatro caras del monolito dedicado a los citados “caídos” en los jardines de Salazar. En los años 60 fue sustituido por la escultura de una madre con dos hijos y una frase de José Antonio Primo de Rivera que decía: “Que ésta sea la última sangre que se derrame en España”.

Tasio Munarriz



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