Finalizamos esta serie de entradas
dedicadas al juego de pelota a mano en los muros de la iglesia de Santa María,
refiriéndonos a las pelotas, que normalmente las hacíamos nosotros.
Si alguno traía una “pelota de pelotari”,
ese día era capitán general, pero no le duraba mucho pues las ásperas piedras
del “frontón del campo de la iglesia” se encargaban de pelarle el cuero y
dejarla inservible en una mañana.
Como decía, las hacíamos nosotros y
constaban de un núcleo, gomas, lana, hilo y esparadrapo o cinta aislante de
tela.
El núcleo era diverso, con corcho, con
piedra, con madera, bola de acero de rodamiento, según se te ocurría y tenías
material. Más o menos entre dos y dos con cinco centímetros de diámetro.
A continuación, le ibas poniendo tiras de
goma que las sacabas normalmente de un neumático viejo que encontrabas por ahí
o bajabas a la Plaza y se lo pedías a Santos, el de las bicis, o rebuscabas
entre basuras, en fin, te buscabas la vida. También se solían usar goma de
guantes de fregar, pero no había demasiados.
Una vez puesta la goma en capa generosa,
venía la lana que después de dar intensamente la vara a tu madre te daba unos
cachos que ibas uniendo, sujetando con hilo de vez en cuando hasta dar el
tamaño oportuno a la pelota. Otras amatxus guardaban las lanas que le sobraban
de tejer jerseys, para “por si acaso”, y en estos casos era mal fácil la
“cosecha”.
Una pasada por el botiquín de casa para
pillar esparadrapo y si no esperar al domingo y reservar algo de la paga para
el lunes comprar en la farmacia de Quiroga el correspondiente rollo de
esparadrapo de tela para hacerle una capa protectora a tu flamante pelota. Otro
forro se podía hacer con cinta aislante de tela (la de plástico no se usaban
aún).
Si querías darle el toque de “master class”
ibas a la carnicería donde gastaba tu madre y le pedías sebo. Ya sólo tenías
que buscar un tanque en la basura, limpiarlo y (en mi caso) cuando tu madre
había ido a recados, poner el sebo en el tanque y en la cocina de butano
calentarlo y derretirlo hasta conseguir separar el sólido y el líquido. El
sólido iba a la basura y el líquido al enfriarse, formaba una pasta que luego y
con mucho mimo le dabas a la pelota. (Por cierto, mi madre siempre me cazaba si
había hecho sebo pues el tufo que quedaba en casa no se iba en varias horas).
Como ya hemos indicado al principio de esta serie, en el frontón Itxas Ondo del Colegio Santa María se celebraron a partir de 1965 varias ediciones del Torneo Puente Vizcaya que organizaba la sección pelotazale de la Sociedad ELAI ALAI. En la edición de 1968, participaron en categoría juvenil varios dantzaris y pelotaris formados en las canchas del Campo de la Iglesia, como fueron Felitxu Basterretxea, Andrés Pérez Vitores “Parrotxa”, Loiola Martínez, Txetxu Fernández, Xabier Martínez y Txetxu Ortiz, que incluimos en esta entrada.
Txerra Cobos y Jose Luis Garaizabal
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