viernes, 14 de febrero de 2014

EL NACIMIENTO DE LA CALLE ZUBELDIA HACE UN SIGLO


No son los primeros que reivindican “su calle”. Ya hace muchos años que se creó la Asociación de Amigos del Ojillo, donde ahora Josetxu “Sirimiri” anda enredando con su pasado y recuerdos, o que la calle Santa María, contó con un libro recordando su historia, y ahora es José Luis Garaizabal, arropado por los de “Zubeldia y La Cruz” que le han aportado numerosas fotografías, quien tiene casi finalizada la historia de esta calle portugaluja, aunque su trabajo es más amplio y abarca “El ensanche de San Roque”.
Para el próximo número de Cuadernos portugalujos, queremos dedicar una parte, al igual que lo hicimos con Azeta, a recordar que esta calle hace ahora un siglo que se creó, para lo cual ha puesto a nuestra disposición su trabajo.
Encabezamos estas líneas con una vista panorámica parcial de la Villa en la primera década del siglo pasado, con el depósito de aguas cubierto de San Roque en el ángulo inferior izquierdo y los edificios más característicos como la casa de los tres portales, el palacio de Martínez, el palacio de Chavarri, hasta el de Oriol, en construcción …
Pero a nosotros lo que más nos interesa es la hilera de casas del Ojillo, en la parte inferior derecha, con su fachada posterior bien soleada pues no existían las casas de Zubeldia que le hicieran sombra. Esta panorámica la completamos con la inferior, que recoge la otra mitad de la Villa con el Puente Colgante y la Iglesia, y coloreada en verde la zona de la ladera del alto de San Roque donde crecería la nueva calle, o ensanche.
Estamos en torno a 1913, la ermita del Cristo, se había trasladado a la campa del lavadero, debajo del citado depósito de aguas, cuando una importante propietaria de gran parte de esos terrenos, comprendidos entre la calle del Ojillo y de la calle San Roque, Doña María Uriarte, impulsa el proyecto de abrir una calle que luego se denominaría Maestro Zubeldia. Era propietaria además de los dos primeros edificios número 2 y 4-6 de la calle que subía hacia el frontón.
Ella cedía gratuitamente al Ayuntamiento, 2.750 m², para la apertura de la citada calle, proponiendo que éste corriera con su urbanización y que las casas fueran económicas dada la crisis que se vivía en aquellos años. Se aceptó su propuesta con la condición de que derribara su casa nº 2 de San Roque (señalada con un círculo), para abrir la calle y alinearla adecuadamente. Ella aprovechó para edificar otra nueva más elegante y alta, en chaflán con la nueva calle, que es la que actualmente existe. 

Como se suele decir: Continuará…


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