viernes, 11 de septiembre de 2015

TRAS LA HUELLA PORTUGALUJA EN ARGENTINA



Seguimos investigando la presencia de los portugalujos en la construcción de las naciones americanas y hoy nos detenemos en la república argentina.
A comienzos del siglo XVIII, en 1704, encontramos a Antonio de Larrazábal, en Buenos Aires, donde tuvo el cargo de maestre de campo general, teniente de gobernador, justicia mayor y juez de apelaciones.
A finales de dicho siglo, (1780) otro portugalujo, Tomás Arrigunaga y Archondo, aparece participando en la campaña contra el inca Tupac Amaru, sublevado contra el gobierno español, llegando a ser uno de los personajes realistas mas importantes de los que actuó en la guerra de la independencia de aquel país.
Ocupó diversos cargos en el ejército, y fue alcalde de Salta en varias ocasiones. Tuvo una actuación destacada en 1.807 cuando se produjo la invasión inglesa en Buenos Aires, ya que desde su puesto de gobernador intendente de Salta, movió todos los resortes de armas y dinero para auxiliarla
Cuando se produjo la revolución contra la dominación española, se distinguió participando en varias batallas, sufriendo todo tipo de padecimientos, prisiones, multas, secuestros, confiscación de bienes y delación de sus propios hijos situados en el bando contrario al suyo.
En el siglo XIX otros portugalujos emigran a Argentina pero con dedicación fundamental a los negocios, como fueron los hermanos Juan, José y Braulio Chavarri y Alisal, Gregorio Uzquiano o Bernardo Castet Lejárcegui.
El que más huella dejó en aquel país fue José Chavarri y Alisal (1819-1880) quien impulsó un importante proyecto colonizador a unos 100 kms de Rosario donde adquirió terrenos de pastoreo de campos desiertos en la que construyó precarios edificios y sementeras, fundando en 1873 la Colonia Caridad, que hoy tiene el nombre de Colonia San Genaro.
Fue socio de un primo suyo Carlos Casado del Alisal, actualmente considerado como uno de los personajes más representativos del desarrollo económico agroexportador del Cono Sur latinoamericano y cuya empresa Carlos Casado S.A. ha llegado a nuestros días.
Murió en 1880, soltero y sin descendencia, en la casa de Carlos Casado, y en el lecho de muerte realizó su testamento, nombrándole administrador y único albacea testamentario, excluyendo expresamente a su hermano Juan y nombrando a Braulio, que entonces estaba en Portugalete, heredero universal. Este hecho produjo un largo conflicto judicial, que enfrentó a Casado con la familia Chávarri, de la que formaba parte Víctor Chávarri y Salazar y que constituyó un Consejo familiar, en Portugalete, representado por su hermano Juan, que acabó pisando la cárcel.

La foto de esta entrada corresponde al municipio argentino de Portugalete fundado en 1890 por iniciativa del santurzano Murrieta y del que hablaremos en la siguiente entrada.



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