lunes, 29 de mayo de 2017

LA FUNDACION MANUEL CALVO Y EL HOTEL






Finalizamos hoy con las puntualizaciones que Tasio Munarriz hace a los recuerdos de Txomin Bereciartua, dado que como investigador tiene mayor conocimiento de la documentación correspondiente a la Fundación Manuel Calvo, y fundamentalmente en lo referente a dos de sus afirmaciones como son que “de las rentas del Hotel había que dar de comer la sopa boba a los pobres de la Villa y se debía atender a las necesidades de la Parroquia” y que "rescaté la Fundación consiguiendo que volviera a ser Privada”.



En el testamento que conseguimos recibir de la notaría de Cádiz, donde se registró, se dice que “Los productos de esta casa (Hotel) como los de la casa de La Habana serán precisamente dedicados al pago de las raciones de holla (sic) y pan que hay en el pueblo la caritativa costumbre de repartir a diario entre los menesterosos”. En ninguna parte del documento se hace a la Parroquia beneficiaria de esas rentas. Manuel Calvo había ayudado con su dinero, no con el de la Fundación, a reconstruir la torre de la Parroquia destruida por los carlistas en su asedio. El testamento es muy posterior, del 21 de marzo de 1904.

Históricamente sabemos que las raciones de olla las repartían en la plaza de la Ranchería las mujeres miembros de las conferencias de San Vicente de Paul y que la cocinera era Amalia Mena “la lechera”, madre de José Velar. Un miembro de cada familia volvía a su domicilio con el puchero humeante, lo cual era humillante. En nuestra época se daba a las familias necesitadas un vale para comprar en las tiendas de ultramarinos.

La Fundación Manuel Calvo siempre fue y será privada. En el testamento se dice que “La administración de las dos casas y de sus productos la llevará una Comisión compuesta del que sea alcalde de la Villa, del que sea su párroco y un concejal que designará el Ayuntamiento, a cuyo Ayuntamiento dará la Comisión cuenta anual de sus gestiones que será dada al pueblo como a los pobres”.

En la época republicana las cuentas se hacían públicas en los periódicos. El párroco Pablo Bengoechea en 1971 escribió al alcalde José Manuel Esparza una carta pidiéndole una reunión para revisar y cerrar las cuentas de 1969 y 1970, publicarlas y analizar los problemas que planteaba la reconstrucción del Hotel. No hubo respuesta. Los curas de la Parroquia leímos y repartimos a los feligreses una hoja en la que afirmábamos el carácter privado de la Fundación con un extracto del testamento.

Como no queríamos ser protagonistas, en 1975 se formó una comisión de varias sociedades (Asociación de Familias, Sociedad Cultural, los Barbis, el Hospital-Asilo y la Deportiva Náutica) contra la intención del alcalde Pedro Michelena y el gobierno civil de derribar el Hotel para construir un edificio de once alturas (dibujo superior de Echarte) dedicado a viviendas y un pequeño hotel, porque “ya no había pobres a quien socorrer”. La reunión con los tres miembros del Patronato se celebró en el Hotel, no en el Ayuntamiento, para demostrar que su propiedad no era municipal. El representante de la Parroquia aportó datos de todas las parroquias de la Villa para demostrar que había necesidades a las que atender. La representación municipal vio con pocas simpatías las sugerencias de la comisión de mantener el edificio con algunos arreglos.

Por último, el secretario del Patronato no fue durante muchos años el sucesor de Mariano Ciriquiain Gaiztarro, secretario municipal, sino el concejal nombrado por el Ayuntamiento. De todas formas, es de agradecer a Txomin su insistencia en volver a exigir la privacidad de la Fundación y a mí personalmente me resulta desagradable la placa que está a la entrada del bar del Hotel que viene a decir que éste se reconstruyó siendo alcalde Mikel Cabieces.


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