Finalizamos hoy con las puntualizaciones
que Tasio Munarriz hace a los
recuerdos de Txomin Bereciartua, dado que como investigador tiene mayor
conocimiento de la documentación correspondiente a la Fundación Manuel Calvo, y
fundamentalmente en lo referente a dos de sus afirmaciones como son que “de las
rentas del Hotel había que dar de comer la sopa boba a los pobres de la Villa y
se debía atender a las necesidades de la Parroquia” y que "rescaté la Fundación
consiguiendo que volviera a ser Privada”.
En el
testamento que conseguimos recibir de la notaría de Cádiz, donde se registró,
se dice que “Los productos de esta casa
(Hotel) como los de la casa de La Habana serán precisamente dedicados al pago
de las raciones de holla (sic) y pan que hay en el pueblo la caritativa
costumbre de repartir a diario entre los menesterosos”. En ninguna parte
del documento se hace a la Parroquia beneficiaria de esas rentas. Manuel Calvo
había ayudado con su dinero, no con el de la Fundación, a reconstruir la torre
de la Parroquia destruida por los carlistas en su asedio. El testamento es muy
posterior, del 21 de marzo de 1904.
Históricamente
sabemos que las raciones de olla las repartían en la plaza de la Ranchería las
mujeres miembros de las conferencias de San Vicente de Paul y que la cocinera
era Amalia Mena “la lechera”, madre de José Velar. Un miembro de cada familia
volvía a su domicilio con el puchero humeante, lo cual era humillante. En
nuestra época se daba a las familias necesitadas un vale para comprar en las
tiendas de ultramarinos.
La Fundación
Manuel Calvo siempre fue y será privada. En el testamento se dice que “La administración de las dos casas y de sus
productos la llevará una Comisión compuesta del que sea alcalde de la Villa,
del que sea su párroco y un concejal que designará el Ayuntamiento, a cuyo
Ayuntamiento dará la Comisión cuenta anual de sus gestiones que será dada al
pueblo como a los pobres”.
En la época
republicana las cuentas se hacían públicas en los periódicos. El párroco Pablo
Bengoechea en 1971 escribió al alcalde José Manuel Esparza una carta pidiéndole
una reunión para revisar y cerrar las cuentas de 1969 y 1970, publicarlas y
analizar los problemas que planteaba la reconstrucción del Hotel. No hubo
respuesta. Los curas de la Parroquia leímos y repartimos a los feligreses una
hoja en la que afirmábamos el carácter privado de la Fundación con un extracto
del testamento.
Como no
queríamos ser protagonistas, en 1975 se formó una comisión de varias sociedades
(Asociación de Familias, Sociedad Cultural, los Barbis, el Hospital-Asilo y la
Deportiva Náutica) contra la intención del alcalde Pedro Michelena y el
gobierno civil de derribar el Hotel para construir un edificio de once alturas
(dibujo superior de Echarte) dedicado a viviendas y un pequeño hotel, porque
“ya no había pobres a quien socorrer”. La reunión con los tres miembros del
Patronato se celebró en el Hotel, no en el Ayuntamiento, para demostrar que su
propiedad no era municipal. El representante de la Parroquia aportó datos de
todas las parroquias de la Villa para demostrar que había necesidades a las que
atender. La representación municipal vio con pocas simpatías las sugerencias de
la comisión de mantener el edificio con algunos arreglos.
Por último, el
secretario del Patronato no fue durante muchos años el sucesor de Mariano
Ciriquiain Gaiztarro, secretario municipal, sino el concejal nombrado por el
Ayuntamiento. De todas formas, es de agradecer a Txomin su insistencia en
volver a exigir la privacidad de la Fundación y a mí personalmente me resulta
desagradable la placa que está a la entrada del bar del Hotel que viene a decir
que éste se reconstruyó siendo alcalde Mikel Cabieces.
Hoy en día. ¿donde va el dinero de la fundación?
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