sábado, 19 de diciembre de 2020

EL RELATO DEL FIN DE SEMANA: EL AFILADOR

 


El jueves, 17 de diciembre de 2020, conocí en la calle de En Medio de nuestra Villa a Pedro (no quiso facilitarme su apellido), el cual es un exponente más de todos aquellos inmigrantes que vinieron a nuestra Villa a ganarse la vida, y acabaron por convertirse en personajes "populares" del pueblo.

Su trabajo, afilador, nos retrotrae a esos viejos oficios que los que ya tenemos cierta edad hemos llegado a conocer, y se puede decir que están en peligro de extinción, cuando no definitivamente desaparecidos.

Los orígenes de esta persona, de unos 40 años, son, como en la mayoría de las veces, humilde. Su abuelo nació en Orense, donde durante toda su vida trabajó como afilador. Este hombre falleció en Tarrasa a los 98 años de un infarto, y tumbado en la calle, "le robaron hasta los zapatos".

Sus hijos (padres de Pedro) fueron oriundos de Extremadura, y después de trasladarse a Ciudad Real se dedicaron a la tapicería, y en esa ciudad nació nuestro protagonista. Buscando trabajo, a finales de 2019, Pedro se trasladó a nuestra Villa, donde continuó el oficio de su abuelo, afilando cuantos cuchillos les presentaban los portugalujos. Y en contra de lo que yo suponía, Pedro afirma que en Portugalete tiene bastante trabajo, "aunque decae mucho por las tardes".

Vino el coronavirus, y el confinamiento comunitario le ha impedido hasta ahora trasladarse a Ciudad Real y ver a sus familiares, por lo que se ve obligado a vivir y dormir en su coche. Mientras tanto, sigue afanosamente afilando cuchillos y otros utensilios.

Y esta es la pequeña-gran historia de estos personajes populares, casi anónimos pero encantadores, que nos recuerdan a tantos y tantos inmigrantes que han encontrado en nuestra Villa un hueco para llevar adelante sus vidas. En mi humilde opinión, estos hombres y mujeres merecen un hueco en nuestro reconocimiento.

 AITOR GONZÁLEZ GATO.

 

 

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