martes, 8 de junio de 2021

RECUERDOS DEL OJILLO DE ANTAÑO. (1) LAS INDUSTRIAS

  


Recogemos en sucesivas entradas los recuerdos de sus años de niñez, en torno a la guerra civil, de Félix Hernández, que dejara escritas en la revista el Abra de hace 50 años.

La calle del Ojillo era en aquellos años una calle muy singular, que comenzaba en la vía del tranvía e iba hasta la campa de San Roque junto a la huerta de Petra.

A la entrada del Ojillo lo primero que se veía era la panadería de Menés, muy popular, al igual que la de Salvadora y Florentino, que con sus viejos carros cubiertos recorrían y repartían su rico pan elaborado en aquellos hornos calentados con leña de borto; aquellos carros sirvieron en muchas ocasiones de solaz diversión a la chiquillería del barrio.

De aquellas panaderías pasamos a las fábricas de gaseosas de Sirimiri y del Nervión (antes y después Berriatua). Estas industrias un poco más mecanizadas, alternaban en el reparto diario de su refrescante producto. Unas veces con sus clásicos carros abiertos y otras con sus camionetas de arranque manual, un tanto descacharrados, que más de una vez hicieron sudar a sus conductores. Fueron fábricas pioneras en sus fabricados de limonadas y naranjas de las que nos queda el recuerdo de sus magnates, Tachuela y el Señorito.

No podemos olvidar a los talleres metalúrgicos de Pradas emplazados antaño frente a las gaseosas del “Nervión” y junto a la agradable sombra de aquella gran morera que vegetó al lado de la huerta de los Aroma.

Los Aroma, que vivieron también en el Ojillo, junto a la finca que dedicaban para obrador, depósito de materiales de construcción y huertas de labor, fueron pioneros de albañilería en la Villa.

          



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