martes, 23 de abril de 2024

Mª FRANCISCA URRAZA LARROCEA, (1867-1902) PRIMERA MUJER EN CASARSE SOLO POR LO CIVIL, EN EL Nº 200 DE ENPORTUGALETE.COM

 


El periódico ENPORTUGALETE.COM con el que colaboramos mensualmente, ha alcanzado este mes de abril su número 200 por lo que nos unimos a su celebración felicitándoles y recogiendo el mosaico que nos presenta en sus páginas centrales con las fichas de los personajes publicados en sus ejemplares de este segundo centenario y que finaliza con la ficha nº 167, dedicada a Mª FRANCISCA URRAZA LARROCEA .


Era hija del zapatero Gervasio Urraza y Josefa Larrocea procedentes de Munguía y Ajanguiz, con domicilio en el Muelle Viejo, y cuando tenía 19 años decidió casarse con el doctor Conde-Pelayo, 20 años mayor, que la consideraba una de las más bellas costureras de Portugalete, sin hacerlo por la Iglesia.

Las presiones que sufrió ella y sus padres fueron enormes, incluso se recurrió a influir en el juez quien se posicionaría cumpliendo la voluntad de los novios y casándolos civilmente.

En 1889 en un mitin en Bilbao apoyando las ideas de su marido explicó: “Me enamoré de un librepensador, y desde aquel instante se entabló dentro de mi alma una lucha terrible; si hablaba con amigas de la infancia me auguraban males sin cuento; si iba al sermón, oía decir al predicador que el matrimonio civil era nulo, porque con él se podían casar los hombres con muchas mujeres; si me iba á confesar, me aseguraba el confesor que no hiciera caso del librepensador, porque éste no querría más que engañarme. A pesar de tan tristes vaticinios, no hice traición á mi corazón y me casé”.

El enlace que se preveía para principios de enero de 1887, no consta en el Registro Civil y sería quizás el primero realizado por lo civil. Tuvieron que transcurrir dieciséis años hasta que otra pareja de Bizkaia se atrevió a imitarles. Ninguno de sus seis hijos, Zoraida (muerta de bronquitis con un año), Volney, Ángel, Leticia, Zaida y finalmente, en 1897, Delfina, fueron bautizados y la inscripción de su nacimiento y su entierro fueron los primeros actos de ese tipo que no se realizaron por la iglesia en Bizkaia.

Cinco años después moriría ella de tuberculosis pulmonar, cuando tenía 35 años. Su entierro fue una ceremonia civil pública multitudinaria, cuando estos entierros fuera de la jurisdicción religiosa eran casi clandestinos.


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