miércoles, 23 de octubre de 2019

AÑO 1907. NAUFRAGIO DE CUATRO PALANGREROS Y SOLIDARIDAD DEL PUEBLO


Hace poco José Luis Garaizabal nos hablaba del naufragio del bote JULIA en 1926, que recogemos en el próximo nº de Cuadernos Portugalujos que está en la imprenta, y hoy es Andrés Vitores el que nos recuerda el del bote JOVEN JOAQUIN que desapareció con sus cuatro tripulantes en 1907 y que llenó de desolación a la Villa.
Ocurrió el día 12 de abril. A las dos de la madrugada salieron como de costumbre a dedicarse a las faenas de la pesca en sus botes, los patrones Joaquin Llantada y Antonio Garrido con tres tripulantes más cada uno.
Cuando estaban fuera del puerto exterior a seis millas al oeste, pescando con la mar en calma, surgió un fuerte viento de Nordeste que puso en grave aprieto a las embarcaciones.
Mientras Antonio Garrido consiguió alcanzar el puerto, “un galernazo” como diría la prensa, hizo zozobrar el bote JOVEN JOAQUIN de Joaquin Llantada que aparecería después en la playa de Barrika sin sus tripulantes. Aunque al principio se pensó que podían haber sido recogidos por algún barco, pronto se descartó pues no era hora de marea en la que acostumbraran a salir los vapores.
Los desaparecidos eran, además del patrón Joaquin Llantada, que dejaba a la mujer embarazada y con dos hijos, el mayor de 8 años, Martín Videgain con mujer y cuatro hijos de corta edad, Felipe Jesús Izpizua, “el bermeano”, con mujer y seis hijos, el mayor de 17 años y finalmente Daniel Zabalo, hijo adoptivo del último.
La conmoción que causó el suceso fue enorme, pues eran muy conocidos y queridos, por lo que automáticamente surgió la solidaridad del pueblo con las familias que quedaban tan desprotegidas.
Como vemos en la foto bajo estas líneas, que es de 1933 por el Ojillo con motivo de otro naufragio bermeano y que nos ha facilitado Luis Casas, la gente se echó a la calle a recaudar fondos, acompañando a la Banda Municipal, a una rondalla, o a aportar su donativo al ayuntamiento donde se había abierto una suscripción para ayudar a las familias. Fueron casi 400 vecinos, incluyendo al alcalde Fernando Carranza y todos sus concejales, sin distinción de clases desde los grandes empresarios o con títulos nobiliarios hasta los más modestos aportando los pocos céntimos que podían para apoyar a las viudas e hijos.
Enrique Bel puso su Cinematógrafo a disposición, celebrando sesiones con películas de temas marinos, recaudando más de 400 ptas, y los jóvenes que practicaban el fútbol organizaron un encuentro en Lamiaco contra el “team” CLUB VIZCAYA para recaudar también fondos.
Como vemos si las desgracias han sido una constante en la historia de nuestra gente de mar, la solidaridad espontanea y mayoritaria del pueblo portugalujo ha estado también siempre presente.



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