jueves, 8 de noviembre de 2012

LAS GÁRGOLAS DE LA BASILICA DE SANTA MARIA


 
Según nos cuenta la historia, allá por 1322 Dª Mª Díaz de Haro nos otorgó el título de Villa y en la carta de fundación exigió que se erigiese a la Virgen un nuevo templo. Parece ser que la parte más antigua del templo original es la que forma el ábside con sus contrafuertes y la torre-escalera que adosada por el exterior da acceso a la parte alta del templo. Rematan los laterales, cuatro contrafuertes con sus respectivos arbotantes que transmiten el empuje de los arcos interiores hacia los contrafuertes. Pues bien, adosadas a los mismos asomaban cuatro gárgolas con la misión de evacuar por sus bocas las aguas de lluvia del tejado principal, que llegarían a través del arbotante. Los otros ocho contrafuertes están huérfanos de gárgolas, es de suponer que desde su erección, ya que es difícil suponer que todos fueran reparados, eliminando las gárgolas. De todas formas, la parte superior de los seis arbotantes es diferente a los cuatro mencionados.
Una fotografía de 1897, nos muestra que ya habían desaparecido casi las dos que había sobre la sacristía original, quedando a la vista en los contrafuertes los huecos para las aguas, tal y como se ven en la actualidad.
Aunque pueda parecer extraño, las dos más azotadas por la lluvia y el salitre orientadas a la ría, son las que han llegado hasta nuestros días, aunque a una de ellas, el llamado “mal de la piedra” le haya provocado este año un achaque fatal, destruyéndola parcialmente como si el cuchillo del tiempo se hubiera querido cobrar una gran tajada. Sus trozos cayeron sobre la cancha que de chavales llamábamos “izquierdilla”, quedando hecha añicos sobre el horrible pavimento que ha sepultado o sustituido a las antiguas losas de arenisca. Según me ha contado Javier Martín, los técnicos de Patrimonio de la Diputación nada han podido hacer por ella. Así “luce” ahora sin medio cuerpo, sin alas y sin patas.
La otra, aguanta su rabia, intentando gritar hacia la ría. No sé si el collar que aprieta su cuello se lo impide o es el peso de los años. Ya solo le queda una pata y sus pétreas alas y cuerpo emplumado no la permiten salir volando para denunciar su soledad y achaques.

Aunque estemos en tiempos de crisis, alguien se debería acordar de la gárgola solitaria de Santa María y de su compañera, antes de que el grito que se oiga, sea el de algún portugalujo que pasee bajo ellas. Esto no es una llamada a su eliminación, como suele ser muy típico en nuestro pueblo (p.e. la veleta de Bustamante), sino a que se acometa una tarea de consolidación y si fuese necesario, a la colocación de una red como hay en otras iglesias.
 
José Luis Garaizabal

5 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo con tu comentario sobre la veleta. Un saludo

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  2. Seguro que surposa y los concejales de urbanismo toman nota, como toman nota de todo

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  3. La Gargola se desplomo el 1 de Febrero del 2012 a las 09,30 horas de la mañana.
    Un día de agua y fuerte viento.

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  4. "quedando hecha añicos sobre el horrible pavimento que ha sepultado o sustituido a las antiguas losas de arenisca". Pues si, menuda atentado el del pavimento de asfalto.
    Pero para atentado, y principal causa del del deterioro de los elementos estructurales de la fachada, fue la "rehabilitación" que hizo en su tiempo la Escuela Taller del Ayuntamiento, que eliminó la pátina (especie de costra que e impermeabiliza) de la superficie de la piedra, dejando abierto el poro de la arenisca, acelerandose en estos últimos años el deterioro de nuestro principal monumento.

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  5. No hace falta ser técnico de patrimonio para saber que las losas de piedra del suelo deterioradas -sobre todo las de los bordes- pueden ser sustituidas por otras idénticas, no hace falta cubrir el pavimento histórico con una capa de hormigón impreso. Otra cosa es la necesidad que tienen nuestros políticos de acometer obra pública, ya sabes para qué

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