En los pasados ENCUENTROS PORTUGALUJOS DEL HOTEL, en los que se homenajeó a las dos primeras txistularis portugalujas, hoy todavía en activo, sobrevoló en todo momento la figura del que fue su instructor y maestro, Celestino López de Vergara, una figura fundamental en la historia de la música jarrillera del siglo XX.
Ahora su hijo Mikel, nos recuerda que tal día como hoy hace 31 años murió su
padre. Un referente en su vida y según sus palabras, un hombre bueno,
trabajador, constante y humilde, dedicado totalmente a la música y a la familia.
En el citado acto del Hotel, nos recordó también como al nacer tras sus cinco
hermanas, lo primero que hizo su padre, antes de que su madre le diera la teta,
fue ponerle el txistu en la boca, aunque luego fuera el que más tardó en
tocarlo.
Un instrumento, el txistu, que hace ya 120 años empezó a sonar en la Villa,
con un López de Vergara. Joaquín, Serafín, Alfredo, Luis, así como él y su
descendencia y discípulos, como es el caso de las dos mujeres que homenajeamos,
Laura y Maika. Y al igual que tantos otros como fue Osmundo Bilbao, que se llevó el
txistu como misionero en Africa, para que le acompañara siempre, hasta el día
de su muerte asesinado.
Igualmente el día de la despedida de nuestro recordado Celes, su familia le
puso en el féretro bajo el brazo como único equipaje, el txistu que le había
acompañado a todas partes. Misión cumplida aita, susurró su hija Laura.
Las fotos que ilustran esta entrada nos recuerdan que fue un hombre
enormemente popular, muy querido por todos, como se demostró con los homenajes
el día de su jubilación y como pregonero de las fiestas. Arriba entre los músicos
Joseba Sáez de Ortuondo, director de la Banda de Música Municipal y Jon Fernández
Urcelay, tantos años subdirector. En la inferior junto a su inseparable José
Luis Bengoa, y a Manolo “el sacristan”.
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