La foto superior nos muestra el muelle Nuevo cuando disponía
de pretil protector para evitar las caídas a la ría. Este murete desapareció a
finales del siglo XX para dar paso a las actuales barandillas metálicas.
Antiguamente nuestros muelles no disponían de esta
protección por lo que puede ser curioso recordar su historia.
El primer muelle existente en la Villa situado bajo el campo
de la iglesia como lugar de refugio de las embarcaciones no disponía de este
murete y a lo largo de la historia no faltarían accidentes por caídas al agua.
Jaime Villaluenga por recuerda que a mediados de febrero de
1846 se produjo la muerte del secretario municipal Clemente Urioste al caerse
al agua en una noche de marea baja. Otro tanto le ocurrió al médico Zabaleta,
pero en este caso sólo quedó afectado por una cojera permanente.
Aunque se le pidió al Ayuntamiento la construcción de un
murete que evitara mas desgracias tuvieron que contabilizarse un total de doce
accidentes de personas que se cayeron por el mismo sitio para que el
ayuntamiento decidiera tomar cartas en el asunto. El maestro de obras Garmendia
tasó los trabajos en 2.500 reales, los cuales fueron sacados por el Ayuntamiento
del apartado de imprevistos porque no se podían recargar los consumos ni poner
otros impuestos.
Cuando la Villa se empezó a extender hacia la barra cosntruyendo
el muelle a este ya se le dotó del citado murete para evitar el peligro. Por
cierto que a este muelle, se le dio el nombre de Muelle Nuevo, luego bautizado
oficialmente como Muelle de Churruca, para diferenciarlo del otro que empezó a
ser llamado Muelle Viejo. A este se le puso el nombre marinero del almirante
Vallecilla, hasta que se le cambió por Manuel Calvo en reconocimiento a la
labor benefactora del indiano.
La foto inferior de 1874 nos lo muestra cuando todavía no se
había producido el relleno para construir la estación. Sobre la situación del
pretil la estación del ferrocarril colocó su valla metálica de cerramiento.
El artículo no cita una de las peculiaridades más representativas de este murete de protección. Y se trata del hecho, nada desdeñable, de que en el pueblo pocos le llamaran pretil, sino "petril",retorcido palabro incrustado en la idiosincrasia portugaluja y que junto a algún otro más,la "rampla" por ejemplo, nos identifica.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Está claro que el Lexicón Portugalujo es mucho más amplio que el que recogió nuestro académico J.A. Zunzunegui.
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