martes, 18 de julio de 2017

PORTUGALUJAS AL FRENTE DEL HOSPITAL MILITAR DURANTE LA GUERRA CARLISTA



Durante la guerra carlista, iniciado el sitio, el 9 de agosto de 1873, la Cruz Roja hizo acto de presencia en Portugalete organizando un hospital provisional en la farmacia de Lejarreta, para atender a los heridos que se fueran produciendo durante el conflicto.

Posteriormente la autoridad militar liberal consideró que el edificio de Benigno Salazar reunía las mejores condiciones para ser convertidos en hospital.

 El primero de noviembre se efectuó el traslado de enfermos y enseres a la citada casa torre de Salazar y se responsabilizó su gestión a Juana Zavalla, viuda,  por un sueldo de diez reales diarios. Se le confiaron bajo inventario ropas, enseres y muebles. La premura con que se eligió a la responsable y la falta de especificación de sus obligaciones hizo que Juana pusiera una serie de condiciones a la corporación municipal para seguir ejerciendo su cargo. Ante la ausencia del alcalde Manuel Otaduy, le correspondió a su segundo, Bernardino Icaza, decidir sobre la conveniencia o no de la exigencias de Juana Zavalla. Icaza las consideró improcedentes y ante la perentoriedad que exigía el caso nombró para el cargo a Isidra Bernaola e informó al ayuntamiento sobre esta decisión. La corporación aprobó por unanimidad la decisión del teniente alcalde.

Tras la entrada de los carlistas la corporación decidió volver a utilizar para hospital militar la casa de Benigno de Salazar, así como el antiguo civil. El 14 de marzo de 1874 se albergaban doscientos heridos en los dos hospitales y debido a la insuficiencia de plazas se estableció la asociación de La Caridad que habilitó nuevas camas en la casa de la viuda de Epalza, en las últimas cinco casas del Muelle Nuevo y en la casa de Moratini, equipándolas con enseres procedentes de la fonda de Aguirre.

Una vez recuperada la villa por los republicanos se siguieron utilizando los dos hospitales existentes y dado que la villa se encontraba en tal estado de pauperismo se recurrió a las dos vecinas citadas anteriormente. Juana Zavalla realizaba la atención hospitalaria a enfermos y heridos en su domicilio particular, pagándoles por su servicio, que en determinado caso incluyó el servicio de enterrar a la persona a la que atendía.

Por su parte Isidra Bernaola, asistía a los enfermos tanto en sus propias casas como en el hospital. Les proporcionaba alimentos a cargo del ayuntamiento. El 26 de julio de 1874, Isidra cobra 40 reales por realizar labores de amortajamiento y quema de ropas y enseres de fallecidos por la viruela.

La foto superior de finales del siglo XIX, además de mostrarnos la iglesia con su pórtico y torre totalmente restaurados, a la derecha la casa de Salazar utilizada de hospital militar durante la guerra carlista.

Recordamos que Jaime Villaluenga, trató este tema en su trabajo La sanidad y la beneficencia de Portugalete a mediados del siglo XIX. (Ver BDP)


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