miércoles, 29 de noviembre de 2023

RECORDANDO A UN MARINO PORTUGALUJO: (1) SU PRIMER VIAJE COMO AGREGADO EN 1868

 


Se trata de Julián de Salazar y lo recogimos en MISCELANEA PORTUGALUJA de la colección El Mareómetro y en su completo DIARIO DE NAVEGACION:

Tenía 17 años, cuando un 8 de junio de 1868, salió corriendo de la escuela de Náutica que Cristóbal de Murrieta fundara para los jóvenes de Santurce, Portugalete y Sopuerta con los estudios acabados, para notificar a su madre la noticia, y teniendo en la cabeza el recuerdo de su padre que había muerto con 31 años como capitán de la goleta JOVEN MARIA, que encabeza estas líneas, yendo después al Muelle Viejo, antes de que le cambiaran el nombre por el de Vallecilla, para entre los amigos con algazara y animación brindar con espumoso champagne sentados frente al Café Suizo.

Aceptó la oferta que hacía el fundador de la escuela de realizar los viajes de agregados a pilotos, con lo que solo le quedaban dos meses antes de embarcar para disfrutar de las fiestas del verano que venían una tras otras con las romerías de Santa Lucía, el Carmen, Santa Ana y San Salvador.

El 14 de agosto pertrechado de un humilde pero bien arreglado petate embarcó como pasajero en el vapor Matilde cargado de mineral con destino a Newport, donde el capitán de la barca Conquistador de matrícula de Bilbao, cuyos armadores eran los Murrieta y Cia de Londres, le admitía como agregado.

Como la barra estaba mala y no se podía salir se volvió a casa a disfrutar de los festejos del día de la Patrona, saliendo al día siguiente, San Roque.

Con los amigos al paso por el muelle lanzando media docena de cohetes, en la barra aunque la mar no rompía, alteaba mucho, pero como el vapor no era de gran calado, la pasaron sin tocar, entrando de lleno en el mar.

El 25 de agosto de 1868 pisó el Conquistador como tripulante donde el capitán le puso las cosas claras: Vd. viene como agregado y yo he de hacer que salga hecho un piloto, pero para eso hay que zurrase bien y rumiar mucha galleta.

En su primera escala en La Habana le sorprendieron las noticia de una revolución, calificada de gloriosa, que había derrocado de su trono a Isabel II, por otro lado en aquella isla se encendía la tea de la separatista que costó muchas vidas, y así mismo la muerte de Cristóbal Murrieta que era el armador.

Navegó durante dos años antes de recalar en el Ferrol para examinarse de oficial y con el ansiado título en la mano se embarcó en un vapor que salía para Santander en donde cogió el coche correo hacia Bilbao. Se apeó en el crucero de Nocedal a las 5 de la tarde del 3 de mayo de 1870 y a pie con su maleta en la mano llegó en poco más de media hora a dar vista aquella hermosa torre de nuestro templo, y que según dicen mereció de un obispo de Vitoria el calificativo de Catedral de las Vascongadas y cuyo retablo contempló por largo rato sentado y extasiado el gran Castelar, pero cuya torre incólume ante diversas ataques de electricidad atmosférica sucumbió a las balas de los defensores de la religión.

Entró en el pueblo por la plazuela del Cristo precisamente cuando empezaba la romería de la Cruz de Mayo, por existir allí, al pie del monte San Roque una antigua ermita sin otro merito material, que el de ser obra que isieron los besinos de la Billa, según reza el letrero sobre su portada

Tenía de notable el estar dedicada al Santo Cristo, venerándose una imagen invocada muchas veces bajo la advocación del Cristo del Amparo

Pronto le comunicaron que tenía que volver a navegar esta vez de tercer piloto en su antiguo buque Conquistador que se hallaba en Denia para cargar con destino a Filipinas.


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