lunes, 1 de octubre de 2018

EL PORTUGALUJO MANUEL DE OTADUY PRESIDIÓ EL PRIMER JAI ALAI DEL NUEVO MUNDO.




De este personaje hemos tenido ocasión de hablar este verano, por un lado a cuenta de la visita a la Villa de unos descendientes de un Otaduy portugalujo provenientes del otro lado del océano y por los recuerdos que nos ha desgranado en Bakio, Mari Carmen Mendizábal, dado que ella fue sobrina de este Manuel Otaduy y de su hermano Heliodoro, alcalde y verdadero cacique en las primeras décadas del siglo pasado.

El frontón Jai Alai de La Habana fue una idea de Luis Mazzantini, el famoso torero aficionado a la pelota y su hermano que no pudieron llevar a cabo el proyecto hasta que un grupo de empresarios del comercio y de la banca presididos por Manuel Otaduy apoyaron la idea constituyendo la Sociedad Anónima Jai Alai de La Habana, con un capital de 100.000 pesos oro español.

El proceso de construcción del frontón fue dificultoso. En 1900 el ayuntamiento ya había dado su consentimiento, pero Cuba estaba ocupada militarmente por los yanquis y las decisiones eran tomadas por los interventores que consideraban la obra ilegal. Otaduy tuvo que recurrir a su relación con el gobernador militar, aficionado al juego, para seguir adelante. La inauguración el 3 de marzo de 1901 se hizo por todo lo alto, con la asistencia de periodistas, representantes de la colonia vasca, el cónsul de España, el obispo, el alcalde y el gobernador militar americano.

Para evitar suspicacias Otaduy recorrió las instalaciones con todos los invitados, luego el obispo realizó la bendición y además del himno nacional se escuchó, por vez primera en la isla, las notas del himno inmortal de José María Iparraguirre “Gernikako arbola”.

En los discursos Oyaduy explicó las reglas del juego antes de presenciar una exhibición de pelotaris invitados.

El éxito del Jai Alai fue inmediato entre los habitantes de La Habana y el juego de pelota llegó a competir con el béisbol, deporte favorito de los cubanos. El fervor de los espectadores provocó que el frontón Jai Alai fuera conocido como “El Palacio de los Gritos”. Uno de los pelotaris de cesta punta que jugó allí al año siguiente fue el portugalujo Miguel Zabarte.

Entre 1930 y 1950, el Jai Alai de La Habana fue quizá el frontón más importante del mundo que, según leemos en internet, “por su propia naturaleza profesional y su entorno marcado por las apuestas, fue barrido de la isla con la llegada al poder de Fidel Castro en 1959. Desapareció entonces la tradición y nunca más se volvieron a escuchar los gritos de los emocionados fanáticos en el Frontón Jai Alai, trasladándose sus jugadores y corredores de apuestas a Miami.

Ahora el palacio está en ruinas y su entorno colonizado por la industria precaria de la lucha por la vida. Se han adosado viviendas a una de sus fachadas. En el barrio, las habitaciones con baño privado que ocuparon los cestistas soportan un zafarrancho de colchones apilados y televisores encendidos. Los cables y los tendederos ocultan el cartel del Toki Ona, el bar que regentó el pelotari Odriozola”.










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