lunes, 6 de marzo de 2023

LAS PORTUGALUJAS EN LA HISTORIA JARRILLERA (3): VENDIMIADORAS



Ahora que tanto fardamos de Villa jarrillera, recordando a los hombres alegres bebiendo en jarrillas en los txakolis del casco viejo, se debería recuperar la memoria histórica, no solamente de las viñas como se ha hecho plantando unas pocas simbólicamente, sino sobre todo de las mujeres que con su duro trabajo fueron los pilares de la importante industria local.

Algunos pueblos con tradición vinícola ya lo han hecho intentando contrarrestar la bucólica estampa que a veces se ha trasmitido en los años de la dictadura, con mujeres bien vestidas con trajes regionales y mostrando hermosos racimos de uvas.

Del trabajo de la vendimia en Portugalete sabemos muy poco, corría a cargo de mujeres labradoras o jornaleras que realizaban estas labores en jornadas agotadoras encargándose no solo en la recolección de la uva sino también de su mantenimiento, podándolas, cuidando el terreno… o participando en la elaboración, aunque ya en la bodega fueran los hombres los que se hicieran cargo.

Recordemos que el terreno jurisdiccional que no era casco urbano, desde Azeta y Abatxolo hasta Peñota y Los Hoyos, estaba cubierto de viñedos y hasta existía un guarda municipal encargado exclusivamente de su vigilancia.

Al comienzo del siglo XIX, según el censo de 1824, vemos que del centenar de mujeres trabajadoras que no lo hacían en casas particulares o establecimientos comerciales, la mayoría, 80, se declaraban labradoras, y no precisamente porque trabajaban en alguno de los escasos caseríos que había, sino que se encargaban de la recolección y cuidado de las viñas que producían el txakoli que se consumía en la Villa.

Txakolis que generalmente se recuerdan con el nombre de su dueño, cuyo número a final de esa centuria ascendía a 35 productores de los cuales 12 eran mujeres. (Hacendadas o propietarias)

Si tenemos que citar el nombre de algunas de aquellas vendimiadoras recurriríamos a las dos primeras que aparecen en el citado censo declarando ser labradoras, y que vivían en la calle Santa María, y son María de Lejarza, nacida en 1764 en Somorrostro, viuda, (tenía ya 60 años) y que llevaba en la Villa 20 años y Francisca de Allende, viuda de 66 años, nacida en Santurce y llevaba 30 años aquí.

La mayoría de estas mujeres jornaleras que encontramos, eran viudas y una parte muy importante había nacido en pueblos de las Encartaciones. Algunas trabajaban junto con sus maridos y otras acompañadas también de sus hijas jóvenes.

A aquellas mujeres portugalujas totalmente olvidadas en nuestra historia, como si ni siquiera hubieran existido, quiero ahora mostrar mi reconocimiento y homenaje.








 

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