lunes, 18 de marzo de 2024

COMERCIOS ANTIGUOS: LA TIENDA DE BENITO (ABATXOLO)

  


Pocos comercios nos quedan que nos recuerden tanto a las entrañables tiendas de barrio de las de antes, como este de la calle Abátxolo. No es para menos: para empezar, no tiene cartel ni nombre “oficial” que lo anuncie. Siempre fue y aún es para todos los del barrio, “la tienda de Benito”. Y es que en Portugalete siempre se solía llamar a las tiendas por el nombre de la persona que la regentaba, pues hasta la época del desarrollismo nuestra villa era como un pueblo donde todo el mundo se conocía. Aún más, esta debe ser la única tienda portugaluja donde en el toldo consta la palabra “ultramarinos”, palabra añeja que ya no usamos desde hace muchos años. En el interior también hay algunas cosas no menos añejas: una vieja silla de madera donde se sentaba la madre de la actual dependienta y aún hoy las personas de cierta edad, los viejos azulejos blancos, o unas figurillas de San Cristóbal y la Virgen de Begoña, que tienen 50 años, y ahí siguen. Qué no habrán visto desde su pequeño pedestal.

Pero vayamos ya con los orígenes de este comercio, que están en Felicitas Becerra Castrillón (“Feli” para los del barrio), nacida en 1940 en Becerreá (Lugo), y en su marido, Benito García López, nacido en 1934 en Villademor de la Vega (León). Feli llegó a Portugalete en 1958, y como tantas jóvenes, con 18 años se puso a servir en una casa de Las Arenas como cocinera. Por su parte Benito, que hoy cuenta 90 abriles, con 10 años llegó al barrio gallartino de Las Calizas, donde ya vivían sus tíos. Al casarse con Feli se trasladó a nuestra villa.

En 1971 le propusieron a Feli, en principio como un simple favor, que regentara una diminuta tienda que ya existía en Abátxolo desde 1965 al menos, cosa que hizo, sin saber que ese favor le llevaría a permanecer en esa tiendita (de la que hoy hablamos) buena parte de su vida. Tiempo después Benito dejó su trabajo en Astilleros Zamacona (Santurce) y se unió a su mujer para llevar ambos la tienda. Por aquel entonces esta era muy pequeña, y hacia 1991 el matrimonio derribó el tabique que la separaba de la trastienda para aumentar el espacio del comercio, y así ha llegado hasta hoy.

Benito dejó la tienda en 1999, siguiendo en ella Feli hasta 2009, cuando se jubiló con 69 años. Entonces cogió el testigo su hija, Encarnación García Becerra (“Encarni”), nacida en 1965 a escasos metros, en la calle La Vid; si bien desde que era muy niña ya ayudaba en la tienda y aprendía el oficio, como hemos visto en otras muchas tiendas de barrio.

La amable Encarni me cuenta cómo en la década de los 70 y 80 todos se conocían en el barrio y los clientes no faltaban. Ha visto cómo va desapareciendo la generación anterior a la suya, y cómo muchos de los que un día conoció jóvenes, hoy viven sus últimos años en residencias. Todos estamos de paso... Ahora –dice- la gente compra más en los grandes centros comerciales y las pequeñas tiendas de comestibles sólo venden lo necesario para el día a día. Se gana lo justo, trabajando siete días a la semana. Encarni calcula que cerrará la tienda dentro de 10 años, y presumiblemente ya no volverá a abrir, pues no hay relevo generacional. Desaparecerá una entrañable tienda de barrio, el querido ultramarinos de Abátxolo, y se cerrará una página de la historia de Portugalete.

Aitor González Gato.

 

 

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