viernes, 16 de noviembre de 2018

HISTORIA DEL COLEGIO-ACADEMIA SAN ANTONIO (2)




Dado el éxito y a que Portugalete había pasado de los 12.211 habitantes en 1950 a 22.514 en 1960, en Mayo de 1960, se lanzan a la primera ampliación de la Academia, instalándose en el piso primero-izquierda de la misma casa con el fin de descongestionar la lonja o de captar nuevos alumnos. Contratan entre otros profesores a Pili Ruiz para impartir cursos de Bachillerato Elemental y tengo que decir que son los años de los que guardo mejores recuerdos.

Los recreos se disfrutaban en las calles ya que apenas pasaban coches o llegaba el “cacharro de Sirimiri”, el camión de Berriatua o el autobús de Gallarta. Jugábamos grandes partidos de futbol en el solar existente entonces, entre las actuales calles Correos y Gipuzkoa, con la gran morera junto al taller de Pradas, como muda espectadora. Un campo en cuesta cuyas porterías se marcaban con cuatro morrillos a los que se unían el montón de carteras cuando salíamos de clase. En las épocas de lluvias, se formaba un gran charco en la trasera de las casas de Correos, en la portería “de abajo”, y cuando caía el balón en él, el que lo había tirado se las tenía que ingeniar para sacarlo a pedradas o a pie descalzo.

Al estar matriculados por libre, aquellos viajes en tren al Instituto de Bilbao para realizar los exámenes nos parecían “el no va más”. Viajar en tren, el colosal edificio del Instituto, los pupitres individuales o para dos como mucho, los bocadillos en el Parque de Dª Casilda entre la sesión de exámenes matutinos y vespertinos, la vuelta a Portu comentando que tal nos había ido la cosa. Aún recuerdo el examen de dibujo lineal que tuve que realizar de pie con el brazo izquierdo “inyesao”.

Pili destacó por su espíritu emprendedor a favor de los alumnos y de la participación de los padres en la educación de los hijos. Un domingo al mes acudían casi todos los padres y alguna madre de los alumnos a una reunión  de la “Escuela de Padres”, analizando los métodos y marcha de los estudios. También organizó el “Club de los muchachos” para desarrollar actividades educativas en los días que no había clase, encuadrándose en las ramas de Periodismo, Montaña, Fútbol y Danzas Vascas.

Los de Periodismo acompañaban a las salidas al monte o al partido que se jugaba contra otros colegios, redactando un reportaje que luego era expuesto en cartulinas en los pasillos de la Academia. El hermano mayor de éstos, Juantxu, prestó su apoyo a Pili en la puesta en marcha del nuevo proyecto. Por su parte, el grupo de danzas comenzó a ensayar en la Casa Parroquial de la mano de Jose Ignacio Beitia, que era hermano de Javi, alumno de la Academia. Aquel embrión en el que participamos Mendizabal, Fernández, Castillo, Duque, Goikolea, Mugarra, Garaizabal, etc. pronto se convirtió en el ELAI ALAI incorporando miembros del Colegio Santa María, El Carmen, cuadrillas de calle y amigos,  etc.

El piso tenía dos aulas, una delantera en forma de “ele”, formada previo derribo de tabiques, por tres habitaciones que daban al Ojillo y otra trasera que daba al jardín de las monjas donde daba clases Leo García y se utilizaba fuera del horario escolar para trabajos y charlas de orientación que impartían entre otros, Pili Ruiz y el párroco D. Pablo Bengoetxea.

 Las fotos de grupo que existen de aquella época, que se pueden consultar en https://www.flickr.com/photos/portugalete-academia-sanantonio/albums/ muestran la forma de vestir con sus trincheras, pantalones cortos y las medias de rombos que estaban de moda, y sobre todo, que están sacadas en medio del crecimiento galopante que estaba sufriendo la villa.

JOSE LUIS GARAIZABAL FLAÑO


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