jueves, 20 de agosto de 2015

REFLEXIONES VERANIEGAS: LOS GRILLOS DE NUESTRAS CAMPAS


 Leído hace unos días en un escaparate de un comercio de mascotas en Portugalete:
Se venden grillos nacionales.
Interesante anuncio y muy intrigante.
¿Hay que entenderlo de un modo "especial", sin pensar demasiado en el significado del adjetivo que el tendero quiere darle?
Y si no hay nada bajo las ocho letras, ¿porqué dar semejante calificativo a esos queratinosos insectos?
¿Es que también hay contrabando de esa clase de insectos y tenemos “grillos indocumentados”? Sería el colmo.
Está bien que una costumbre ancestral y transversal entre varias civilizaciones, egipcios, chinos,… la de considerar al grillo un animal de compañía, se haya podido afianzar en la sociedad urbanita del siglo XXI hasta participar en el mercado de mascotas.
Mi generación, la de la década del cincuenta y tantos, tuvo la oportunidad de cazarlos en los prados y campas de los alrededores de la villa y, aun siendo así, pudimos amar y cuidar de esos animales.
Los cazábamos con pajita o con hormigas, lo que primero les hiciera abandonar su madriguera, y les poníamos en jaulitas de alambre para llevarles a casa, donde les alimentábamos con lechuga, pan mojado en vino, flores de txibirita,… esperando que se sintieran cómodos y cantaran, que era el momento del gran descubrimiento: cantaban con las alas, no con el pico.
Un descubrimiento más tardío fue saber que sólo cantan los machos.
Y, mira por donde, no he escrito nada respecto al adjetivo calificativo empleado en el anuncio. Debe ser que, entre grillos, la palabra omitida no importa.
O será que no son independentistas . De hecho su "cri, cri, cri..." no evidencia su adscripción política.
Si son más listos... si los cuentos ya lo dicen.
Son tan listos, que son difíciles de localizar por el sonido de su canto y tan listos, que cantan al ritmo de la temperatura ambiente: a más calor, mas “cri, cri…”

Un gran abrazo:

Martín Uriarte

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