martes, 2 de junio de 2020

EMBARCACIONES DE REMO Y PLOMBAGINA

 

Nuevamente, contamos con estas fotos que han puesto a nuestra disposición la familia MARTÍNEZ BILBAO, donde  se aprecia una labor que se realizaba a las embarcación del Club de Remo San Nicolás de la que muy pocos de los actuales remeros tendrán conocimiento dada la pintura y pulimentos aplicados hoy en día que favorecen el deslizamiento de las embarcaciones.

Antaño, los bateles, trainerillas y traineras estaban pintadas de negro y con el fin de ganar esos segundos que a veces dan los triunfos, alguien sugirió algún día, aplicar un producto que se usaba en Altos Hornos: LA PLOMBAGINA.

Hemos consultado en internet -Mr. Google es un fenómeno- y de un par de libros y boletines del siglo XIX extractamos lo siguiente:

“Este material es en realidad grafito en polvo. Se saca de la tierra en masas hojosas y parece que cuando el hierro permanece mucho tiempo en contacto con el carbono, pasa al estado de plombagina, asegurándose que muchas veces se halla en las cavidades de los hornos altos en que se descompone el óxido de hierro. Se usa para hacer lapiceros, serrándola en paralelepípedos (supongo que serán los carboncillos). También se usa para hacer crisoles que resisten mucho la mudanza repentina de temperatura, para lo cual se amasa con arcilla…. También, mezclado con grasa, se usa para disminuir la frotación de grandes máquinas”.

Al grafito se le ha conocido también como plombagina, lápiz plomo o mina plomo. Usado, como hemos dicho, “para fabricar crisoles muy refractarios conocidos como ‘de Holanda’ o de plombagina”. “La plombagina es insoluble, incombustible e inalterable”.

En Portugalete también se la conocía como ‘plomagina’ y alguien la traía de AHV -de extranjis o como regalo de la fábrica- para aplicarla a las embarcaciones. En un cazo o similar, y sin saber el “druida” creador y el porqué de la fórmula, se debía mezclar con vinagre hasta obtener un mejunje que se extendía a mano o brocha por la embarcación, tal y como muestra una de las fotos superiores, bajo la atenta mirada de Fonso Ortiz de Urbina y “el semi”, mientras el “presi” Alfre Sierra platicaba con algunos directivos o aficionados. Una vez aplicada, en este caso a mano, se dejaba asentar y secar un rato, retirando el exceso a continuación, antes de espolvorear el batel con plombagina seca que le imprimía un tono de gris metalizado.

La labor era un engorro por lo sucio que resultaba el polvo y además era peligroso para las frecuentes heridas de las manos (callos, ampollas, etc.) que a veces se infectaban. Antes de lavarse, se frotaban las manos contra la pared de las antiguas vías del tren para eliminar “lo gordo”, tal y como vemos en las huellas dejadas junto a la puerta del pabellón en la pose superior junto al batel.

Las imágenes muestran la tripulación juvenil en 1969, patroneada por Xabier Martínez Bilbao, bogando por babor los hermanos del patrón: Loiola y KepaItxazain, y por estribor: Luis Artetxe “Txo” y Jaime ¿Fernández? (de Las Arenas).

Aquel remo de bronce donde los medios eran tan escasos y en el que debías ir bogando a las regatas desde el Dique, como en este caso hasta Santurtzi, perdiendo por el camino parte de la plombagina que tanto había costado aplicar.

                                                             JOSE LUIS GARAIZABAL FLAÑO

 Con el agradecimiento Txomin Hermosilla y Martínez Anaiak

   

 

 

 


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