Esta regata fue muy recordada durante mucho tiempo en la Villa y quedó inmortalizada por las fotografías que recogemos del gran fotógrafo Zorraquin. La prensa llegó a calcular una asistencia de 100.000 personas.
El remo se empezaba a adaptar a las nuevas condiciones de la posguerra y en aquella temporada tras establecerse un primer campeonato del Cantábrico de traineras y haberse celebrado regatas en Santander y San Sebastián el espectáculo llegaba el 25 y 26 de setiembre a aguas de la Ría de la mano de las tripulaciones de Fuenterrabía, Pedreña, Orio, Loyolatarra y Santurce.
Del programa que se publicó entresacamos algunas noticias de la misma.
Serían dos pruebas de 4.630 m. con tres ciabogas, con la salida frente a la escala saliente del Muelle Nuevo frente a la capilla de Santo Tomás donde se situaba la tribuna del jurado.
En la línea de salida existía un cable colgado entre dos postes atravesando la ría con 5 estachas con banderas correspondientes a los colores de las camisetas de las tripulaciones y las balizas en la Dársena y en la Punta del Muelle de Hierro. Las estachas servían para agarrarse los patrones en la salida y como balizas de llegada.
Una vez corrida la primera prueba, no se permitía dar plombagina a las traineras para la segunda prueba, ni hacer modificación alguna en las mismas. Estas tenían fijadas unas determinadas dimensiones en cuanto a eslora máxima (12 m.), manga y dimensiones del puntal y las tripulaciones las componían 13 remeros y el patrón y tres suplentes, que podían tener cualquier profesión u oficio, aunque debían residir en cada localidad o alrededores, Club Deportico, u organización sindical.
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