Aitor González Gato nos envía una descripción de la Villa en 1660, realizada por el canónigo Pellegrino Zuller, en un Memorial “sobre la erección de nuevo obispado en la villa de Santander”, tras su viaje desde Burgos entre octubre y diciembre de dicho año. Lo ha encontrado en el libro de José Luis Casado Soto, "Cantabria vista por viajeros de los siglos XVI y XVII", (2000) (Pág. 309-311).
PORTUGALETE
Llaman villa a este
puerto de mar, porque está completamente
amurallado; es de 200 fuegos y en el pasado debió haber tenido muchos más.
Hay algunos caballeros de hábito y cinco mayorazgos; en lo restante el lugar
está conceptuado de pobre y mezquino, no encontrándose apenas para comer.
La iglesia parroquial
está situada sobre una colina y es casi nueva y muy bella, de tres naves, con
la sacristía muy capaz y luminosa, con ricos ornamentos y el Santísimo
custodiado con mucho decoro; muchos altares bien adornados y algunas pinturas
que dicen ser de San Lucas y en particular he visto una sobre tabla, que está
situada sobre el altar colateral, con la efigie de la Santísima Trinidad, con
las tres personas tan iguales y parecidas una a otra, que no se distinguen en
absoluto.
Tiene la iglesia una pila de bautismo muy grande y hermosa,
toda de una pieza, y con la invención de poder derramarse (el agua) hasta
la mar desde la pila.
El campanario es muy
alto y con escalera de caracol, cada
escalón de una sola pieza de bellísima factura.
La iglesia tiene buena
cantidad de platería, en particular una custodia de bellísima factura, hecha en
Sevilla, que pesa dos mil ducados de plata.
En dicha parroquial
asisten siete beneficiados, entre los que está el vicario que ejerce la
jurisdicción en todo aquel valle, que pasa de cinco leguas de aquí.
Los beneficios son muy
cómodos y ascienden a 250 ducados cada uno. También la fábrica tiene su entrada
separada, que alcanza anualmente sobre 120 ducados, por lo que mantienen la
iglesia con mucho esplender.
Se suele hacer la
visita general cada cinco años por el vicario general y con comisión
particular, por el vicario local cada año.
Los dichos
beneficiados no están en muy buen concepto, especialmente los que son más
jóvenes, habiendo oído contar algunos sucesos de poca continencia, aunque no
parece que hayan sido tales como para dar escándalo manifiesto a los
habitantes.
La doctrina cristiana
no se enseña en la iglesia, pero si en la escuela.
Hay también dos
conventos de San Francisco cercanos, a dos leguas de la villa, que suelen predicar
la Cuaresma y fiestas principales; y un convento de monjas de la misma religión
en el mismo lugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario