lunes, 23 de mayo de 2022

EL ADIOS A LOS PEQUEÑOS KIOSCOS

 


Desde hace algún tiempo vengo realizando entrevistas a los pocos tenderos veteranos que nos quedan, testigos de un Portugalete que se nos va. Tiendas añejas que van cerrando sus persianas, y que dejan un poso de tristeza en los que amamos nuestro Portugalete chiquito de siempre. Hoy voy a hablar de un pequeño quiosco de prensa y golosinas que existe al principio de la calle Axular, esquina con la calle San Roque, que forma parte del paisaje y del paisanaje portugalujo desde 1969.

Los datos que siguen me los proporcionó Manuel Pis Gómez (Manolo para los amigos), el hombre que lleva regentando este encantador rincón de Portugalete desde 2003, en una amable conversación que mantuve con él el 19 de mayo de 2022.

De casta le viene al galgo, porque tanto la abuela como la madre de Manuel, nacieron justo al lado del quiosco, en el número 16 de la calle San Roque: la abuela en 1900 y la madre, Julia Gómez, en 1925. Tanto la madre como el padre (este originario de Asturias) emigraron a Argentina en 1950, donde se asentaron en la ciudad de La Plata, entonces llamada Evita Perón, y donde nació Manuel. El 12 de octubre de 1967 volvieron a España, desembarcando en el puerto de Barcelona, desde donde al día siguiente cogieron un tren a Bilbao, y desde allí otro a Portugalete, donde volvieron a habitar la casa natal.

Poco después la madre de mi entrevistado, Julia Gómez, abrió el pequeño quiosco del que antes hablaba, el 30 de abril de 1969. 53 años lleva este establecimiento dando vida al barrio.

Manuel ha formado parte de la saga de marineros portugalujos, pues trabajó como maquinista naval desde 1981 hasta 1991. Muchas han sido las singladuras que ha vivido este hombre, que serían largas de contar. Cuando abandonó este duro trabajo, comenzó a regentar el pequeño quiosco en 2003, año en que su madre se jubiló (precisamente una hermana de Manuel, fue mi profesora de inglés en EGB, allá por 1987).

Este año de 2022 y con 65 años, Manuel se jubila, y con él cerrará para siempre el encantador y ya veterano quiosquito de la calle Axular. Otro rincón de nuestra villa que se nos va. 

AITOR GONZÁLEZ GATO

 

16 comentarios:

  1. Manolo, y cuando te jubiles y yo vaya a Abatxolo, ¿quien me va a preguntar por la tata?. Manolo aprovecho para decirte que has sido y eres una buena persona.

    ResponderEliminar
  2. Increíble...el tiempo pasa para todos... pensaba qué ése momento nunca llegaría y qué siempre qué fuese al barrio estaría Manolo en el Quiosco.... La verdad que se cierra algo muy significativo de mi infancia.

    ResponderEliminar
  3. Manolo,es sobrino de Txuli, el de Landaberri

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y un poko más abajo se ponía Ángeles la madre de Txuli a vender pescao

      Eliminar
  4. Hace años que ya no paso por ahí pero cuánta vidilla que los años 80 y 90 con Juli la madre de Manolo una gente maravillosa un abrazo para todos es una pena la verdad

    ResponderEliminar
  5. Te echaremos de menos. Un fuerte abrazo primo!

    ResponderEliminar
  6. Te echaremos de menos manolo

    ResponderEliminar
  7. Nací en la calle San Nicolás, cerca del deposito de piedra desde 1970.
    Con el tiempo,he podido ver como desaparecían tiendas de referencia emocional
    Como la suya,una verdadera pena,como la de Sebe,la de Conchi...,en cualquier caso, merecida jubilación se te echara de menos.

    ResponderEliminar
  8. Que recuerdos de mi infancia y juventud. Te deseo lo mejor en esta nueva etapa. Te echaremos de menos.

    ResponderEliminar
  9. Manolo desde tenerife nunca me olvido de mis amigo y de mi barrio la calle 22 de junio un abrazo coleguita 👍😘👨‍🌾

    ResponderEliminar
  10. Siempre recordare ese kiosko con gran cariño. Desde peke comprando las chuches a su madre Juli e ir a mirar corriendo si habia salido el ultimo numero de la revista de baloncesto. Muchos años comprando alli y siempre nos atendieron con una sonrisa. Buena gente. Que os vaya genial en todo.

    ResponderEliminar
  11. Recientemente he podido hablar con la hermana de Manuel, quien fuera profesora de inglés y euskera durante muchos años, y me contó que, efectivamente, su abuela tenía un puesto de pescado casi en frente de la ferretería de Moli.
    Respecto al kiosco, lo previsible es que una vez que cierre, el ayuntamiento lo derribe, como ha hecho con otros edificios aún más artísticos (palacete Zugasti, cine Ideal, cine Mar, hotel de Manuel Calvo, escuelas de Rivas...). Si estos edificios eran de indudable valor histórico, qué puede importarles un simple kiosco

    ResponderEliminar
  12. Curioso, vivi mucho tiempo por esa zona y no recuerdo haber comprado nada nunca en ese kiosko.

    ResponderEliminar