Desde hace algún tiempo vengo realizando entrevistas a los pocos tenderos
veteranos que nos quedan, testigos de un Portugalete que se nos va. Tiendas
añejas que van cerrando sus persianas, y que dejan un poso de tristeza en los
que amamos nuestro Portugalete chiquito de siempre. Hoy voy a hablar de un
pequeño quiosco de prensa y golosinas que existe al principio de la calle
Axular, esquina con la calle San Roque, que forma parte del paisaje y del
paisanaje portugalujo desde 1969.
Los datos que siguen me los proporcionó Manuel Pis Gómez (Manolo
para los amigos), el hombre que lleva regentando este encantador rincón de
Portugalete desde 2003, en una amable conversación que mantuve con él el 19 de
mayo de 2022.
De casta le viene al galgo, porque tanto la abuela como la madre de
Manuel, nacieron justo al lado del quiosco, en el número 16 de la calle San
Roque: la abuela en 1900 y la madre, Julia Gómez, en 1925. Tanto la madre como
el padre (este originario de Asturias) emigraron a Argentina en 1950, donde se
asentaron en la ciudad de La Plata, entonces llamada Evita Perón, y donde nació
Manuel. El 12 de octubre de 1967 volvieron a España, desembarcando en el puerto
de Barcelona, desde donde al día siguiente cogieron un tren a Bilbao, y desde
allí otro a Portugalete, donde volvieron a habitar la casa natal.
Poco después la madre de mi entrevistado, Julia Gómez, abrió el pequeño
quiosco del que antes hablaba, el 30 de abril de 1969. 53 años lleva este
establecimiento dando vida al barrio.
Manuel ha formado parte de la saga de marineros portugalujos, pues
trabajó como maquinista naval desde 1981 hasta 1991. Muchas han sido las
singladuras que ha vivido este hombre, que serían largas de contar. Cuando
abandonó este duro trabajo, comenzó a regentar el pequeño quiosco en 2003, año
en que su madre se jubiló (precisamente una hermana de Manuel, fue mi profesora
de inglés en EGB, allá por 1987).
Este año de 2022 y con 65 años, Manuel se jubila, y con él cerrará para siempre el encantador y ya veterano quiosquito de la calle Axular. Otro rincón de nuestra villa que se nos va.
AITOR GONZÁLEZ GATO
Manolo, y cuando te jubiles y yo vaya a Abatxolo, ¿quien me va a preguntar por la tata?. Manolo aprovecho para decirte que has sido y eres una buena persona.
ResponderEliminarIncreíble...el tiempo pasa para todos... pensaba qué ése momento nunca llegaría y qué siempre qué fuese al barrio estaría Manolo en el Quiosco.... La verdad que se cierra algo muy significativo de mi infancia.
ResponderEliminarManuel Elias
ResponderEliminarManolo,es sobrino de Txuli, el de Landaberri
ResponderEliminarSi señor
EliminarY un poko más abajo se ponía Ángeles la madre de Txuli a vender pescao
EliminarHace años que ya no paso por ahí pero cuánta vidilla que los años 80 y 90 con Juli la madre de Manolo una gente maravillosa un abrazo para todos es una pena la verdad
ResponderEliminarTe echaremos de menos. Un fuerte abrazo primo!
ResponderEliminarTe echaremos de menos manolo
ResponderEliminarNací en la calle San Nicolás, cerca del deposito de piedra desde 1970.
ResponderEliminarCon el tiempo,he podido ver como desaparecían tiendas de referencia emocional
Como la suya,una verdadera pena,como la de Sebe,la de Conchi...,en cualquier caso, merecida jubilación se te echara de menos.
Que recuerdos de mi infancia y juventud. Te deseo lo mejor en esta nueva etapa. Te echaremos de menos.
ResponderEliminarManolo desde tenerife nunca me olvido de mis amigo y de mi barrio la calle 22 de junio un abrazo coleguita 👍😘👨🌾
ResponderEliminarUn abrazo Manolo
ResponderEliminarSiempre recordare ese kiosko con gran cariño. Desde peke comprando las chuches a su madre Juli e ir a mirar corriendo si habia salido el ultimo numero de la revista de baloncesto. Muchos años comprando alli y siempre nos atendieron con una sonrisa. Buena gente. Que os vaya genial en todo.
ResponderEliminarRecientemente he podido hablar con la hermana de Manuel, quien fuera profesora de inglés y euskera durante muchos años, y me contó que, efectivamente, su abuela tenía un puesto de pescado casi en frente de la ferretería de Moli.
ResponderEliminarRespecto al kiosco, lo previsible es que una vez que cierre, el ayuntamiento lo derribe, como ha hecho con otros edificios aún más artísticos (palacete Zugasti, cine Ideal, cine Mar, hotel de Manuel Calvo, escuelas de Rivas...). Si estos edificios eran de indudable valor histórico, qué puede importarles un simple kiosco
Curioso, vivi mucho tiempo por esa zona y no recuerdo haber comprado nada nunca en ese kiosko.
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