miércoles, 12 de marzo de 2025

RECUERDOS DE INFANCIA. LOS NIÑOS Y LAS ALDEANAS EN LOS AÑOS 50

  


Nuestro buen amigo Luis Bastida Rovira es quien nos ofrece sus recuerdos de niñez, que nos reflejan una imagen encantadora del día de mercado en nuestro pueblo. Recuerda a su grupo de amigos y a él, cuando eran niños, allá por 1952, que todos los veranos hasta 1960 los jueves y sábados a eso de las nueve de la mañana corrían a buscar a las aldeanas que por el Muelle Nuevo venían de la margen derecha con sus burros y los cestos para vender sus productos en la Plaza del Solar.

Entonces las aldeanas dejaban en manos de la chavalería los burros y burras, y los niños muy solícitos y alegres los llevaban hasta muy cerca del apeadero de La Canilla, más exactamente junto a las escaleras que aún hoy suben a la calle Sotera de la Mier, donde se había dispuesto un cable de acero extendido entre argollas.

Entonces pasaban los animales a un guardián que se encargaba de atarlos a dicho cable, separándolos por sexos (a un lado los burros y al otro las burras) y vigilarlos. Poco tiempo después pasaron a atar los burros un tramo antes, cerca del pequeño edificio de la Comandancia de Marina, y junto a la garita de guardia que recoge la fotografía superior, donde hoy hay un parque infantil junto a las vías del tren, mediante el mismo sistema del cable de acero entre argollas, estas incrustadas en la tapia que separaba las vías del tren del paseo.

Cuando a eso de las doce y media del mediodía las aldeanas ya habían vendido sus productos, la misma cuadrilla de niños iban donde ellas y las buenas mujeres les daban 2 o 3 reales, y de vez en cuando alguna fruta. Aparte de ese dinero los niños le daban al que vigilaba los burros, (dinero también entregado por las aldeanas), una peseta o una peseta con cincuenta céntimos por su servicio de vigilancia; con lo que la chavalería se quedaba con una pequeña cantidad de dinero, y se iban tan contentos a casa.

 

Aitor González Gato

 

 

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