La
entrada de hoy recoge un caso de blasfemia, según la idiosincrasia religiosa de
dicho período histórico, no estando
exento de cierto matiz jocoso.
Como los demás casos nos lo cuenta Roberto Hernández Gallejones, y aparece
en un expediente de 1858 que contiene un juicio de conciliación y de paz figurando
Telesforo de Balparda presbítero y cura beneficiado de la iglesia
parroquial de Santa María, en calidad
de demandante, y como parte demandada Pedro de Carranza, a causa de las
injurias vertidas por este último
Habían tenido lugar en la tienda de Martina de Larrazábal, cuando la
criada de esta señora y María Jesús de Suárez, le preguntaron “a ver qué hacía
allí” ya que estaban diciendo misa en la ermita del Santo Cristo del Portal “a
cuenta de las votaciones”, a lo que respondió que “a ver si no podía estar
allí”, “que fuese a la misa quien la desea, repitiendo que se cagaba (sic) en
la misa y quien la decía”. Al ser reprendido por las palabras tan gruesas que
había proferido, para que tuviese más consideración con las personas que había
citado, “que eran los sacerdotes”, replicó que “se cagaba (sic) en todos y en
las coronas”.
El declarante que era
precisamente quien celebraba el sacramento de la misa en la ermita en tal
fecha, consideraba que lo sucedido era un “hecho criminal, sacrílego y
escandaloso, que ultrajaba y vituperaba en sumo grado, primero el misterio más
tremendo de nuestra sacrosanta religión, como es el incruento sacrificio de la
misa, y segundo, a sus dignos ministros...”.
Se llegó al acuerdo, además de apercibirlo para lo
sucesivo, de que
Pedro de Carranza debía estar 15 días recluido en la Casa Consistorial y al
cabo de los cuales tendría que acudir a presencia los dos únicos párrocos de la
localidad, y a la tienda de Martina de Larrazábal y en presencia de la criada
de la señora Larrazábal y de María Jesús de Suárez, pedir perdón por su actitud
y por las expresiones injuriosas vertidas.
Otra tradición muy jarrillera, que afortunadamente no se ha perdido.
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