viernes, 10 de enero de 2025

EL HOMENAJE AL MAESTRO ZUBELDIA EN EL HOTEL EN 1908

  

Ahora que hemos entrado en el año del centenario del Colegio Maestro Zubeldia, que no dudamos que estará lleno de actos conmemorativos, aprovecho para recordar, gracias a Karla Llanos que me envía el periódico EL NERVION del 22 de noviembre de 1908, el homenaje que le dispensaron los antiguos alumnos del citado profesor, cuando todavía estaba en activo, todo un ejemplo para las generaciones futuras, del respeto, admiración y cariño al que les había dado sus primeras enseñanzas en la vida.

Se había formado una comisión organizadora del acto en los salones del HOTEL, con comida, en el que asistieron 72 antiguos discípulos suyos, que aquel domingo a la una y media ovacionó largamente la entrada en el salón de su querido maestro y que contaría con la Banda Municipal dirigida por el maestro Amenábar, que se había adherido al acto ofreciendo un concierto muy aplaudido.

En los postres el Sr. Zubeldia, emocionado, agradeció el homenaje de cariño hacia él, que según dijo, tenía para él mas valiosa significación por ser aquel día el en que se celebraba el cumpleaños de su querida madre cuando esta vivía.

Evocó los tiempos en que eran niños los que, hombres ya, le rodeaban, dándole pruebas de un afecto que jamás podrá olvidar. Aconsejó a todos que inculcaran en sus hijos el amor al maestro, amor que con tanta fuerza sentían y tan gratamente para el expresaban.

Habló a continuación Adolfo Larrañaga y en su discurso, de notas sentidas y elocuentes, trató de la lucha que sostienen la inteligencia y la bondad del profesor contra la gran variedad de caracteres, torpezas y travesuras de sus alumnos. Dijo que el progreso de un pueblo se mide por el numero de escuelas que tiene, y por su parte Emiliano Hormaza, Pedro Campos, el ingeniero Riviere, Escartin y Alberto Larrañaga hicieron entusiastas manifestaciones inspiradas, lo mismo que las anteriores, en la hermosa significación del acto en que tomaban parte. El ultimo de ellos en nombre de la comisión organizadora dijo que esta se sentía orgullosa ante el concurso de tantos y tan queridos condiscípulos le habían prestado. Realzó la figura del maestro, a quien todos debían los principios de la cultura que tienen y después de dar un voto de gracias a los señores José Lecue y Marcelino Amenabar por el concurso que artísticamente habían prestado al acto, proclamó lo honroso que este era para Portugalete. 

Qué gratificante sería encontrar ahora, más de un siglo después, este tipo de reconocimientos a la figura de tantas maestras y maestros que vocacionalmente han dedicado sus años a la enseñanza de las nuevas generaciones.

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