martes, 30 de abril de 2019

PROTAGONISTAS DE LA HISTORIA DEL FUTBOL PORTUGALUJO: FRANCISCO ESTEBAN AHEDO, "PEGASO", (1938-2015)






Este portugalujo de la calle San Roque, era hijo de Manuela “la lechera” que bajaba todas las mañanas a la estación de La Canilla para recoger la leche que llegaba desde Carranza, su pueblo natal, y que luego iba repartiéndola de casa en casa de su clientela.

Empezó sus primeros pasos futbolísticos en el equipo juvenil de Portu cuando se había hecho cargo de él Martín Aroma, que había militado una campaña en el Athletic. Paco lo llegó a considerar el mejor entrenador de su carrera y contaba la siguiente anécdota:

En un partido al dar la alineación yo no me enteré si me había nombrado y me quedé sin vestir. Al cabo de un rato, al verme así me dijo: “Qué coño hace así el hijo de la lechera. Ponte rápidamente el número 6. Desde entonces en el equipo todos me llamaban “el hijo de la lechera”.

También fue Aroma quien le puso su sobrenombre. Tras percatarse de su juego contundente, de su fuerza, de su poderío y como por entonces estaban de moda los camiones Pegaso con el caballo de logotipo, un día le llamó ¡PEGASO!, y él se dio la vuelta diciendo ¿Qué pasa, mister?.¿Pasar?... el balón o el delantero, pero no los dos juntos.

Con este equipo dirigido por Aroma quedaron campeones de Vizcaya la temporada 1954-55 ganando la final en San Mamés, como mostramos en la foto superior. Su puesto era defensa y volante zurdo.

Del Portu pasó al Sestao Sport que jugaba en Segunda división y tras tres temporadas, en 1961 fichó por el Deportivo de la Coruña, también de segunda división y con el cual ascendió a Primera, para la tercera temporada volver a bajar a segunda. Fue muy querido en Riazor donde jugó 70 partidos. De esa etapa quedó para el recuerdo el tremendo marcaje que le hizo al famoso Di Stéfano del Real Madrid.

Tras un año en el Ferrol, pasó al Badalona y luego al Logroñés, todos ellos en Segunda División, para acabar colgando las botas en el Portu, llegando luego a entrenar a los juveniles.

No tenía vocación de técnico, pero siempre estuvo dispuesto para suplir la baja o ausencia de un entrenador de las categorías inferiores siendo un fiel servidor del club de sus amores. Estuvo muchos años de directivo, junto a su amigo Rastrilla, aquel hombre que, para facilitarle la faena a sus compañeros, iba de casa en casa con los carnés de los socios, ya mensuales, ya trimestrales, semestrales o anuales. Tuvo una tienda de deportes y después puso el bar Pegaso de la calle Guipuzkoa.


Si las fotos superiores corresponden a sus años en el juvenil del Portu, en la Florida, junto con uno de aquellos cromos coleccionables de futbolistas de su etapa en Primera, en la inferior nos lo muestra con 16 años formando parte de los aficionados que seguían al equipo. Junto al texto dos fotos de su paso por el Sestao y el Depor.










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