miércoles, 2 de marzo de 2022

LAS MUJERES PORTUGALUJAS EN LOS 700 AÑOS: FRANCISCA DE ZABALLA (4)

 


Uno de los oficios ejercidos tradicionalmente en los siglos pasados por mujeres fue el de horneras o panaderas, que ya desde las primeras Ordenanzas de la Villa vemos que gozaban de escaso reconocimiento.

Cuando en 1823 Francisca llegó a la Villa procedente de Baracaldo, viuda, con una hija de 14 años y un hijo pequeño, para ejercer como panadera ya había en sus calles otras seis panaderías. Se instaló en el cantón de Santa Clara, que iba desde la botica hasta las Taranzanas y la Barrera, donde al final del mismo tenía su horno Francisca Galíndez con su hija. Las demás panaderías estaban en el Muelle Viejo, en el Cantón de Carnicerías, en la calle Santa María, en las Taranzanas y bajo los Arcos, pudiéndose constatar que de las siete cuatro estaban regidas por viudas.

Ella fue víctima de una costumbre que sufrían las viudas que volvían a casarse, algo que estaba mal visto en las mujeres, como eran las “cencerradas”. El domingo 9 de junio de 1833 se habían leído en la misa mayor las proclamas para contraer matrimonio ella con Pedro de Carranza, y al anochecer sufrió en la puerta de su casa la “cencerrada” con gentes que portando sartenes, panderos, cencerros y metiendo ruido con cuernos, les insultaban. Como en la puerta de la panadería tenía leña para su horno le dieron fuego y arrojándoles piedras, produciéndose una verdadera algarada con enfrentamientos y agresiones. Cuando llegó el alguacil, hacia las once de la noche todos habían desaparecido.

Francisca llevó a juicio a cuatro de los principales protagonistas, que fueron condenados por el alcalde a 4 ducados cada uno, o pasar 4 días de reclusión en la cárcel pública. Quizás la repercusión de este pleito y las amenazas del alcalde ayudaron a que desapareciera definitivamente esta costumbre.

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