miércoles, 14 de febrero de 2024

EL OJILLO DEL SIGLO XX: LA ALPARGATERÍA

 


Sería en 1906 cuando llegaron a Portugalete Raimundo Pérez Fernández, de 35 años y su esposa Juliana Rojo Nieto, ambos naturales de Ventosa (Logroño) que se establecerían en la última de las casas de la hilera de números impares del Ojillo construida en torno al año 1900.

No sabemos si empezaron fabricando sus propias alpargatas, un calzado muy popular en aquella época, pues uno de sus anuncios decía FABRICA DE ALPARGATAS, y en la fachada de su casa (actualmente el bar-restaurante Las Tablas) en una foto de los años 20, también se adivina dicha inscripción. De todas formas además de alpargatas de todas clases, tamaños y dibujos, anunciaban cordelería, cañamos y telas para alpargatas y trenzas.

En un anuncio de 1928 especificaba que tenían “Depósito para Vizcaya de la Alpargata Argentina”.

Entre los fondos fotográficos que en su día puso a nuestra disposición Marinita Pérez, su nieta, no encontramos foto de su abuelo y si de Juliana Rojo, popularmente “la alpargatera” en su época, que hemos recogido arriba.

El único hijo que tuvieron, Raimundo Pérez Rojo, que se casaría con la gallartina Concha Diez Aldama, fue el continuador del negocio, añadiendo ya el segundo apellido para diferenciarse de su padre. Aficionado al tiro al plato y a los coches, según recogen las fotografías inferiores, junto con su mujer de gran espíritu emprendedor, abrió comercio en la calle del Medio de tejidos y calzados. A su muerte en 1948, Concha “la alpargatera” continuaría con sus hijas Emilia y Marina, a la que a pesar de la edad la seguimos llamando “Marinita”.

 

1 comentario:

  1. Kaixo egun on Rubén. Juanfer naiz. Oso ondo, lan ona. Mi familia paterna es de origen humilde riojana castellana. Mis abuelos en una etapa de su vida, hasta que un carro haciendo de atijarero le cortó la pierna, fueron alpargateros en un barrio pueblo llamado Isla Llana, el de las tres mentiras pues ni es pueblo, ni es isla ni es llana,agreste, montaraz y de abrupta orografía. En esa cuenca del río Iregua carretera de Logroño a Soria había cierta tradición de trabajar el esparto y fabricar esparteñas o alpargatas. Lo menciono por el riojano Raimundo el alpargatero de El Ojillo.

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