Ahora que el kiosko de la parte alta de la calle del Medio, está
siendo restaurado por el Ayuntamiento puede ser oportuno recordar cómo surgió
su nacimiento.
Hace aproximadamente un siglo, a finales de la primera década del
siglo XX, tenía su puesto de frutas en el mismo lugar María López Peláez, y fue
en agosto de 1922 cuando su marido, Primitivo Soto, solicitó autorización para
instalar una caseta de madera que constituía una mejora importante en cuanto a
condiciones higiénicas.
En el Archivo Histórico Municipal, se conserva, según nos muestra su responsable Roberto Hernández Gallejones, dentro del expediente de
concesión, un plano del mismo con sus medidas, que lo sitúa “en el ángulo
comprendido entre las casas nº 32 de la calle Víctor Chávarri y 10 de la
Plazuela del Cristo, adosada a las paredes de ambas fincas”.
La autorización era de carácter provisional para que los herederos no
pudieran hacer reclamaciones al Ayuntamiento, y pagaría la cantidad de “50
céntimos de peseta al día”.
En la foto superior dos fotos facilitadas por Alfredo Palacio, donde se ve a su abuela Mari (nacida en la Villa
en 1891) en el citado puesto y bajo estas líneas el kiosko según el plano del
proyecto y actualmente en proceso de restauración.
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